Hacía mucho tiempo que no se medía, de forma tan explícita e igual, la distancia y concepto del juego que existe entre el baloncesto de Europa y el de Norteamérica. Por un lado, Serbia y Alemania. Y en el polo opuesto, Estados Unidos y Canadá. Dos maneras bastantes diferentes de entender el juego de la canasta.
Está claro que los americanos, los dos combinados, son una explosión de capacidad atlética y sobredosis de cualidades físicas. No hay lugar a la duda. Estados Unidos y Canadá atesoran los mejores atletas del torneo. Apoyados en el físico, esa defensa con el uso de cuerpo y manos tan de ellos son parte de sus principales características. Unidas, evidentemente, a las toneladas de talento para lograr anotar a campo abierto, en ritmo frenético del juego, en el tuya y mía, y en un toma y daca sin parada. Son mejores en eso. No podemos comparar.
Por Europa, dos escuelas diferentes. Los alemanes, con una mezcla de cuerpos y tallajes de primer nivel físico, con la combinación de la mejora en el juego colectivo y el talento como sello a su escuela. Muchos jugadores se han formado en universidades americanas en su proceso previo al profesionalismo. Tienen un perfil parecido a los rivales del otro lado del Atlántico.
Y queda Serbia. Eso sí, una selección sin dos jugadores de máximo nivel como el campeón NBA con los Denver Nuggets, Nikola Jokic, o un viejo conocido del continente como Micic. Pero bien liderados por un enorme tirador como es Bodganovic, en el cual Svetislav Pesic ha encontrado el punto sobre el cual demostrar la escuela de los Balcanes. Están jugando bien, de forma sobria, con lecturas del juego casi perfectas. Lo cual no sorprende nada, ya que es el estilo más marcado de la ex Yugoslavia.
No hay duda que el partido de mañana frente a Canadá paralizará por completo ese país. Serbia significa baloncesto. Vive por el básquet. Se creen los maestros de este deporte. Y basan en ello sobre parte de la historia.
Un pronóstico es difícil. Si los partidos van a toda mecha, los equipos norteamericanos tendrán ventaja. Si se lleva a un juego mucho más de lectura, de analizar defectos y problemas del rival, por ahí los europeos tendrán más virtudes. Interesante que, por fin, un Mundial llegue con este tipo de equipos a su penúltima cita. Baloncesto de muchos quilates.
Alberto Blanco es gallego y director general y deportivo del Cáceres Baloncesto.