Fue un partido para mí sorprendente. Tanto por el resultado como por el juego que mostraron España y Georgia. No me esperaba ese juego por momentos tan brillante de la selección, ni que fuera capaz de hacer tantos goles. Tampoco que el rival acabase siendo tan flojo, tan poco competitivo. A España le salió todo de cara. Es el día que todo te sale perfecto. Hasta el chaval que debuta lo hace con gol.
En la primera parte, el planteamiento de De la Fuente salió rodado. España apretó en campo contrario, fue agresivo con el balón y encontró el peligro por las bandas con mucho centro, algo de lo que la selección estaba adoleciendo en los últimos compromisos. Ha movido bien el balón, por dentro y por fuera, con una gran eficacia, frente a un rival que apenas ha llegado a portería. El control ha sido absoluto.
La segunda parte requería un poco más de control, sin asfixiar tanto al rival. Georgia mostró mucha fragilidad, impropia quizá de una selección que ya va colocando jugadores en ligas importantes. Mostró una evidente falta de recursos, como una selección que continuamente estaba a merced del rival. Nico Williams hizo mucho daño por banda. Ya había regate. España, tras el descanso y los cambios, no llegaba tanto con centros como en carrera.
Yo sería prudente con esta victoria de España. Ha salido todo redondo, pero hay que verla en otro tipo de partidos, contra rivales de más empaque. España ha perdido mucha calidad y apenas Rodri compite habitualmente en un equipo de máximo nivel. Por eso lo que aconseja la situación es la cautela. España hoy ha callado algunas bocas. Esa cautela también hay que tenerla con Yamal, que está en la mejor situación posible para crecer.