El OWGR, para el que puntúan 24 calendarios diferentes, no dará puntos al LIV porque otorga gran parte de sus plazas a dedo
11 oct 2023 . Actualizado a las 18:31 h.El ránking mundial de golf (OWGR, por sus siglas en inglés) no quiere al LIV Golf, la organización que regó de millones el sistema para atraer a algunos de los mejores jugadores. La entidad que rige la clasificación de referencia dio el martes un nuevo portazo oficial al calendario impulsado por el Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudí, y que provocó en el 2022 un cisma entre circuitos que está tan solo en vías de solución. Los argumentos para seguir sin admitir como méritos para el ránking los resultados en LIV los firma el presidente de OWGR, Peter Dawson, y los recibieron por escrito su director ejecutivo, Greg Norman, y su jefe de operaciones, Gary Davidson.
¿No acabó todavía la guerra del golf?
Los principales circuitos (PGA Tour, DP World —antiguo Europeo— y LIV) alcanzaron hace unos meses un principio de acuerdo de convivencia todavía por desarrollar. Mientras, el calendario saudí había solicitado de manera formal ya en julio del 2022 que sus torneos puntuasen para el ránking. Y ese es un conflicto que, a corto plazo, no se resolverá. Firma el argumento de motivos del OWGR Peter Dawson, después de que en la deliberación participasen los responsables designados por Augusta National, la PGA de América, la USGA y Royal & Ancient, los organizadores del Masters, el Campeonato de la PGA, el US Open y el Open Británico, los cuatro grand slams del golf. Paradójicamente, estos habían mantenido durante el último año y medio una especie de neutralidad frente a LIV Golf.
No cerraron sus torneos a los jugadores del calendario saudí, aunque tampoco les concedieron plazas específicas. Se limitaron a aplicar las normas ya vigentes en años anteriores. De esta manera, el acceso se complicaba para las estrellas del circuito rebelde. Una de las vías para clasificarse para los majors era, precisamente, el ránking mundial. Y en esa lista irán cayendo los miembros de LIV poco a poco, en una especie de círculo vicioso, salvo que rindan de forma espectacular en los grandes y otros torneos que sí puntúan y que puedan disputar.
¿Votaron todos los actores implicados?
En las deliberaciones del OWGR sobre LIV se inhibieron Jay Monahan, como comisionado del PGA Tour, Keith Pelley, como director ejecutivo del DP World Tour, y Keith Waters, jefe de operaciones del PGA European Tour. Los tres renchazaron posicionarse dada la negociación en marcha con LIV para hacer compatibles sus calendarios. «No estamos en guerra con ellos. Esta decisión no es política, sino completamente técnica. Es evidente que los jugadores de LIV son lo suficientemente buenos como para estar en el ránking. Simplemente, no compiten en un formato en el que puedan ser clasificados de forma equitativa respecto a miles de jugadores de los otros 24 circuitos, porque el suyo es un circuito principalmente cerrado», razona Dawson.
¿Cuáles son las razones del rechazo?
LIV Golf concede gran parte de las 48 plazas de cada uno de sus torneos a dedo, por invitación, a grandes estrellas, viejas glorias y figuras emergentes. Es decir, el acceso es en gran medida discrecional. Esa falta de meritocracia es el principal escollo para que en el futuro el calendario saudí puntúe para el ránking.
El otro gran escollo es que los torneos de LIV mezclan el formato individual y por equipos, lo que puede propiciar distorsiones y mezcla de intereses en determinados momentos. Ya se insinuó un amaño entre dos jugadores de distintos equipos, Brooks Koepka y Sebastián Muñoz, en una especie de pacto para repartirse en abril los dos títulos.
Y por último está el formato de LIV Golf, quizá lo más subsanable. A diferencia de la mayoría de torneos, con más de cien jugadores y cuatro jornadas —después de la segunda se establece un corte y solo siguen los mejor clasificados—, el calendario saudí se disputa en tres días, reducido a 54 hoyos y con tan solo 48 participantes.
¿Qué consecuencias tendrá la decisión?
Los jugadores del LIV Golf con más ambiciones no podrán limitar su temporada a ese calendario y los grandes, porque tendrán muy difícil acceder a estos. En la práctica, se verán obligados a jugar torneo de otros circuitos que sí puntúen para el ránking mundial y así poder acceder a los majors. Cuando nació LIV Golf, los jugadores se alinearon en dos bandos al principio irreconciliables.
De un lado, los que criticaban la operación del nuevo calendario como una obscena operación de lavado de imagen del régimen saudí y, al mismo tiempo, defendían los circuitos clásicos; de otro, los profesionales que apelaban al formato innovador del nuevo circuito y a su derecho a jugar donde más les pagasen. En los últimos meses el tono de los implicados se rebajó, pero las heridas tardarán años en cicatrizar.