Estamos ante el adiós de Leo Messi. Este será su último Balón de Oro. Y se lo tiene bien ganado. El ser campeón del mundo fue clave para conseguirlo. Sobre todo teniendo en cuenta que, ahora, no está en una de las ligas más importantes. Está en un retiro dócil donde disfrutar del fútbol. En la MLS no creo que vaya a hacer grandes cosas. Pero, eso sí, sigue siendo un jugador que marca las diferencias. Además, se mantiene en forma por la selección. Tiene ganas de seguir con la Albiceleste, y eso es lo que le motiva.
El argentino es ese jugador al que incluimos en el eterno debate del fútbol: ¿Quién es mejor, Maradona, Pelé o Messi? Leo entró en ese debate, y no puede acceder nadie más. Merece estar en ese olimpo de los mejores. A pesar de que ha militado en un gran equipo, la repercusión que ha tenido en su juego a nivel mediático y mundial es muy grande. Para mí, eso es lo más importante de él. Independientemente de los goles y de los títulos. ¿Qué quiero decir con esto? Solo su figura en el campo ha condicionado el planteamiento de los entrenadores rivales. Uno puede hacer un buen partido, pero tener esa repercusión dentro de un campo de fútbol es muy difícil. Ha condicionado muchísimo el juego de los contrincantes.
Creo que en el París Saint-Germain no fue feliz. Para rendir, uno tiene que estar cómodo. Se equivocó tomando la decisión de marcharse a Francia. Al final, no tuvo éxito en cuanto a títulos, por ejemplo. Creo que si él pudiese volver atrás, se quedaría en el Barcelona. Se precipitó. Es cierto que hizo una mala temporada en el cuadro parisino, pero para este galardón se ha valorado la buena Copa del Mundo que hizo y, ante todo, que lograse el título. Este fue el colofón a su carrera. Muchos no lo veían a la altura de Diego Maradona, que había conseguido un Mundial, y en la selección siempre se le achacó que necesitaba jugadores acompañantes como en el equipo azulgrana, donde triunfó. El trofeo que logró en Catar era lo que le faltaba. Lo consiguió. Y ese es el triunfo final de Leo Messi.