
El mítico exjugador de baloncesto estará en el partido benéfico entre leyendas del Real Madrid y la selección gallega de veteranos que se disputará en Riazor con el objetivo de recaudar fondos para la Fundación Diego González Rivas
13 dic 2023 . Actualizado a las 20:43 h.Juan Antonio Corbalán (Madrid, 1954) es uno de los grandes del baloncesto español. El base fue uno de los artífices del apogeo del deporte hace 40 años. Elegido mejor jugador en el Eurobasket de 1983 y capitán de la selección española en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984, Corbalán estará presente en A Coruña el viernes, para formar parte de la reunión de leyendas del Real Madrid en el partido benéfico ante la selección gallega de veteranos (18.00 horas). El base, que ganó 12 ligas con el Real Madrid, y 5 títulos europeos, no se vestirá de corto, pero quiere estar presente en un momento solidario, ya que el objetivo es recaudar fondos para la Fundación Diego González Rivas, cuya misión es llevar atención médica a todo el mundo.
Juan Antonio Corbalán se licenció en Medicina en 1980 y aún ejerce como cardiólogo y especialista en medicina deportiva. Días antes del partido, atendió al programa Voces de A Coruña de Radio Voz.
—¿Se parecen en algo el baloncesto de ahora y el de los 80?
—Sí, bastante. Sin embargo, todo el que hace una cosa, siempre reivindica que cuando él la hace, es cuando, de verdad, es buena. La modernidad, uno de los grandes defectos que tiene, es que se basa en decir que lo anterior es peor, lo cual no siempre es verdad. Es cierto que, ahora mismo, vivimos un baloncesto magnífico, con los mejores niveles profesionales, y ahí están los éxitos de España. Las plantillas son profesionales. Pero, hay muchos clubes que no tienen ningún español, cosa que antes nadie podía entender. Nosotros, en el Madrid, siempre peleábamos por tener alguno de casa. De alguna manera, cuando ibas a jugar a cualquier sitio, sabías que tu representabas a una ciudad y que te enfrentabas a otro en el mismo caso. Ahora ya no lo tengo tan claro y eso debe ser un cierto descoloque emocional para los jugadores.
—¿Está para jugar?
—Me gustaría estarlo, pero me lo tenía que haber preguntado hace 15 o 20 años. El baloncesto lo abandoné a partir de los 55, es un deporte muy exigente y peligroso si no estás en buena forma física. Hay que asumir que la vida te va dando cosas y te va quitando otras.
—El viernes estará en Riazor en favor de la Fundación Diego González Rivas, el cual se confesó admirador suyo.
—Antes había una gran conexión social entre la gente y los jugadores. Coincidí con él en un congreso en Valencia. Nos hablaba desde Afganistán, donde estaba operando a personas sin capacidad económica. Esa tarea no todos tenemos el talento para hacerla, y los que lo tienen, a veces no disponen de su valentía. Él es capaz de tener las dos cosas. Está haciendo una tarea que le va a colocar entre los médicos más insignes de nuestro país.
—¿Qué recuerdo tiene de A Coruña?
—Siendo jugador del equipo júnior del Real Madrid, y jugando la final de la Copa en A Coruña contra el Joventut, me dijeron por primera vez que iba a ir convocado con la selección nacional absoluta. Tenía 17 años recién cumplidos. Así que sí, A Coruña tiene algo especial para mí.