Las claves de la caída de Xavi: la convocatoria de Laporta y la pérdida de control del vestuario
DEPORTES
El todavía técnico del Barcelona, en el foco desde el aterrizaje de Deco a la dirección deportiva, perdió la credibilidad ante la falta de resultados y de alternativas
28 ene 2024 . Actualizado a las 04:14 h.La era Xavi ha comenzado su cuenta atrás. El técnico de Tarrasa anunció el sábado por la noche, tras la debacle por 3-5 frente al Villarreal en el Estadio Lluis Companys que dejará el Barcelona el 30 de junio e hizo palpable la crisis que afronta el equipo desde que comenzó la temporada. La caída de este símbolo azulgrana ha sido lenta y dolorosa y se explica a través de cinco claves que han marcado el devenir de los últimos meses y que han precipitado el prematuro adiós del entrenador que parecía destinado a marcar el futuro de la entidad azulgrana. A partir de ahora, quizá se valorará más quizá los títulos logrados en el ejercicio precedente y el legado que dejará con jovencísimos valores.
Xavi se reunió este domingo con su plantilla, a la que explicó los últimos acontecimientos y pidió disculpas por no haberla informado antes que a los medios de comunicación. También compareció el presidente Joan Laporta ante los medios oficiales del club para valorar el anuncio de su entrenador. «Xavi nos ha comunicado que va a acabar la temporada y no seguirá. Es una fórmula que acepto porque es Xavi. Me lo ha propuesto y es una persona honesta. Actúa con mucha dignidad y estima al Barcelona», dijo el máximo dirigente, señalado ante el Villarreal por parte de la afición culé.
Los resultados
Son el motivo que precipita todo, el acelerador de lo bueno y lo malo que pasa en el fútbol. «Esto va de ganar», se ha cansado de repetir el preparador catalán una y otra vez en rueda de prensa. Y ganar, lo que se dice ganar, Xavi ha ganado lo justo, aunque la Supercopa del curso pasado y la Liga son muy meritorias. Ha dirigido al Barcelona en 122 partidos oficiales entre todas las competiciones con un bagaje de 76 victorias, 20 empates y 26 derrotas, demasiados tropiezos para un club acostumbrado a la excelencia y a estar siempre en lo más alto, en la lucha por los títulos.
Tan elevado número de derrotas sitúan a Xavi como el entrenador español con más partidos perdidos en la historia de la entidad y como el cuarto con peor porcentaje de citas con caída (21,3%) entre los que han dirigido al menos cien partidos, superado negativamente por Rinus Michels (23,97%), Louis Van Gaal (26%) y Ferdinand Daucik (27,15%). Los resultados han ido poco a poco socavando la moral de un grupo que ha pasado en apenas ocho meses de ser uno de los equipos más fiables del continente a ser un manojo de nervios. La dinámica no era buena y lo demuestra que el equipo lleva ya los mismos goles encajados entre todas las competiciones (46) que en toda la temporada pasada.
Pérdida de control del vestuario
Fruto de esa mala dinámica, Xavi ha ido poco a poco perdiendo su ascendencia en el vestuario. Esta circunstancia quedó escenificada en el desplazamiento de Liga de Campeones frente al Amberes en el mes de diciembre. El Barcelona llegó a la cita tras la debacle contra el Girona (2-4) en el Lluis Companys y el egarense tuvo que rehacer sus pasos para incluir en la convocatoria a Robert Lewandowski, Ilkay Gündogan, Ronald Araujo y Frenkie de Jong y cumplir así con los deseos de la planta noble. «La lista fue consensuada, la decidimos como club. Cambia el itinerario, es una noche más en Amberes, y por eso modificamos la lista», explicó Xavi para aclarar un malentendido que le hizo perder autoridad de puertas para adentro.
Desde ese día, el 13 de diciembre, el Barcelona no ha conseguido retomar el vuelo. El mensaje de Xavi se ha diluido y con él las sensaciones de un equipo que ha acumulado tropiezos y partidos en el alambre. Royal Amberes, Valencia, Real Madrid, Athletic y Villarreal han hurgado en la herida de un equipo fracturado.
La falta de alternativas
El plan de Xavi era innegociable y se ha mantenido contra viento y marea. Poco ha importado el desgaste físico, la idoneidad de los jugadores y hasta el planteamiento del rival. La idea era presionar en campo contrario, ser protagonistas en todos los partidos con la pelota y dominar el juego. Ese estilo ha chocado con una plantilla más justa que otras temporadas y que no ha conseguido ejecutar esa idea en muchos partidos.
El Barcelona se ha fracturado este curso cada vez que la presión arriba no ha dado frutos y a menudo ha demostrado ser un conjunto sin ideas para encontrar a jugadores entre líneas, allí donde siempre los culés han sido más dañinos. Xavi no ha conseguido ofrecer alternativas para mejorar en este aspecto. Probó con Cancelo en el lateral zurdo para ganar un jugador más en la medular, probó con tres centrales y hasta intentó tener un centrocampista más cuando las bajas lo permitían, pero las soluciones ofrecidas nunca fueron duraderas. Terminaron siendo parches en un curso que sigue coger vuelo para los azulgrana.
La distensión del grupo
Xavi ha insistido en infinidad de ocasiones en que «el Barcelona es el equipo más difícil de entrenar del mundo» y algo de razón tiene. Los azulgrana llegaron a esta temporada como campeones de Liga y Supercopa de España y eso, lejos de rebajar la presión en el proyecto, hizo que incluso aumentara. Los culés no han sabido gestionar ese nuevo escenario. El propio Xavi reconoció en rueda de prensa tras el partido ante el Almería que el principal problema de su equipo era de actitud. «No tenemos la calidad del Barça de 2010, ni la capacidad individual. El año pasado recuperamos 200 balones en campo contrario, este año no. Si no damos todo, no nos llega. Hay que trabajar y dejarse la piel en el campo», afirmó después de un partido en el que la caída ya empezaba a ser pronunciada pese a la victoria.
La baja de Gavi
Todo se precipitó cuando el Barcelona perdió al jugador más enérgico del grupo. Gavi se lesionó el 19 de noviembre en un partido con la selección española contra Georgia y ese día los azulgranas perdieron al «alma del equipo». Las lesiones han afectado el rendimiento, pero la baja del sevillano resulta clave. Era el jugador con más pulmones para liderar al equipo en la presión, el que tenía más capacidad para retroceder en fase defensiva y un futbolista capaz de abarcar mucho campo en la parcela ancha. Desde entonces, el Barça ha ido perdiendo fuelle. Sin él, los culés han ganado ocho partidos, han perdido cinco, han empatado dos y han puesto fin a un proyecto que iba para largo, pero que ha sido devorado en muy pocos meses.