El juicio a Dani Alves, visto para sentencia: ¿a qué penas se enfrenta?
DEPORTES
La defensa pide la libertad provisional del futbolista mientras espera la sentencia, que se conocerá en las próximas semanas
08 feb 2024 . Actualizado a las 18:21 h.El juicio al futbolista Dani Alves, acusado de agredir sexualmente a una joven en una discoteca en diciembre del 2022, quedó este miércoles visto para sentencia en la Audiencia de Barcelona. En las tres jornadas que ha durado el juicio, la defensa de Alves, que ha intentado conseguir atenuantes para rebajar una eventual condena, ha pedido que el brasileño quede libre a la espera de sentencia. Mientras, la denunciante, ha ratificado su versión, según la cual el futbolista la agredió en el lavabo de la discoteca, como ha mantenido desde aquella noche del 30 de diciembre del 2022. La Fiscalía y la abogada de la víctima también mantuvieron sus posiciones, reclamando penas de 9 y 12 años respectivamente. Según ha trascendido, las partes negociaron hasta el último minuto un pacto extrajudicial, pero no se pusieron de acuerdo: el futbolista reclamaba una pena menor, algo inaceptable para la víctima.
El tribunal, que publicará la sentencia en las próximas semanas —-no hay un plazo concreto—, deberá decidir entre la absolución que reclama la defensa de Dani Alves y las peticiones de condena de las acusaciones, de 12 años en el caso de la denunciante y de 9 de la Fiscalía.
Mientras espera sentencia, los magistrados tienen que valorar ahora si mantienen al jugador brasileño en prisión provisional, o atienden a la petición de la abogada de la defensa, Inés Guardiola, que ha solicitado que Alves permanezca en libertad provisional y con el pasaporte retirado. Tanto la Fiscalía como la acusación particular se han opuesto a la medida, alegando la falta de arraigo del deportista en España y su patrimonio, lo cual podría propiciar el riesgo de fuga.
Durante estos tres días que ha durado el juicio el tribunal ha escuchado a una veintena de testigos, además del de los protagonistas: desde la prima y la amiga de la denunciante, con las que estaba aquella noche de fiesta, pasando por los trabajadores de la discoteca que activaron el protocolo de agresiones sexuales o los Mossos d'Esquadra que la atendieron en el lugar, hasta la mujer del futbolista, Joana Sanz.
Alves niega la agresión: «No soy ese tipo de hombre violento»
Dani Alves, que acabó llorando en su declaración, intervino en último turno del juicio y en el último turno de palabra. Negó la agresión sexual e insistió en que las relaciones sexuales que mantuvo con la denunciante en el baño del reservado de la discoteca Sutton fueron consentidas. También admitió que aquella noche había bebido mucho, intentó justificar los cambios en sus versiones respecto a lo ocurrido durante la fase de instrucción —Alves ha dado hasta 5 versiones diferentes desde que estalló el caso—, y dijo que está arruinado por culpa de la casa penal.
El exfutbolista brasileño se negó a responder al ministerio público y a la acusación particular ejercida por la víctima, contestando solo a las preguntas de su defensa. «No la pegué, no soy un hombre violento», afirmó. «Los dos estábamos disfrutando», reiteró. Según dijo, la joven en ningún momento le dijo que parara. La versión que dio Alves al tribunal fue que tras entrar en el baño del reservado, se sentó en el lavabo y la joven se puso de rodillas para hacerle una felación. «Me bajé los pantalones y me senté en la taza del lavabo», describió de forma gráfica, imitando incluso la postura en la silla del banquillo en el que estaba sentado. «La felación fue prácticamente todo el coito», afirmó. «Después se sentó delante de mis piernas y cuando fui a eyacular, lo hice fuera de su sexo», remató.
La víctima se ratifica: la agredió sexualmente y con violencia
Como a lo largo del último año, la víctima mantuvo ante la Audiencia de Barcelona el relato que ha defendido a lo largo de la instrucción de la causa: Alves la agredió sexualmente, con violencia y una actitud despectiva en el estrecho baño del reservado de la discoteca Sutton. La joven participó en la primera jornada del juicio protegida por una mampara para impedir la confrontación visual con su agresor, acompañada de agentes de los Mossos d'Esquadra, a puerta cerrada, con la voz distorsionada, la imagen pixelada y sin público: todas las medidas posibles para impedir que se pueda divulgar su identidad en caso de una posterior filtración de la grabación del juicio.
Tal y como declararon en el juicio la amiga y la prima de la joven, quienes la acompañaban la noche de la presunta agresión, más de un año después sigue sufriendo ansiedad, apenas sale de casa, se siente observada y ha perdido la «alegría» que la caracterizaba, ya que se vuelve obsesiva «con todo».
Detallaron en el juicio que, ya desde las presentaciones, Alves las toqueteó con actitud «babosa» hasta hacerlas sentir «incómodas», aunque no se imaginaron que aquello pudiera derivar en una violación. Según ambas testigos, las tres chicas accedieron a entrar en el reservado en el que estaba el exfutbolista con un amigo después de que este las invitara en dos ocasiones, a través de un camarero, a tomarse una copa con ellos en esa zona VIP de la discoteca Sutton. Ambas vieron que Alves entraba en la puerta que daba al baño —desconocían que era un aseo— y que su amiga lo hacía instantes después. Al cuarto de hora, salió Alves y, dos minutos más tarde, la víctima, con «mala cara» y urgiendo a sus acompañantes a marcharse a casa. Según las amigas, la joven lloraba «desconsolada» y contaba que el futbolista le había hecho «mucho daño», pero inicialmente se resistía a denunciarlo mientras repetía: «Solo quiero irme a casa, no me van a creer».
La carta del alcohol como atenuante, la jugada de la defensa
Hasta cinco testimonios ratificaron en el juicio la versión de que Dani Alves iba ebrio aquella noche: tres amigos, un empleado de la discoteca y su mujer, la modelo Joana Sanz. Y es que la defensa del deportista decidió apostar fuerte y jugar la carta del atenuante por razón de estado de embriaguez, con la que esperan rebajar la pena en caso de ser condenado.
Aunque tras el estallido del caso mostró su intención de separarse, durante el juicio Sanz optó por cerrar fijas en torno a su marido y su familia política. La canaria, que en la sala negó haber pedido el divorcio, afirmó ante el tribunal que la noche en la que supuestamente violó a la joven en la discoteca Sutton, Dani Alves volvió a casa «muy borracho y oliendo a alcohol».
En la misma línea se manifestó Bruno, el amigo con el que el deportista estaba en la discoteca. Cambió su versión con respecto a la que había ofrecido durante la instrucción del caso: si en un primer momento manifestó que en el local Alves se había tomado media copa de champán, en la sala aseguró que se tomó cuatro copas. Y que, además, antes de ir a la discoteca, el deportista había comido con unos amigos y luego fueron a otro local en el que habían pedido cuatro botellas de vino, una de whisky y gintonics.
«O había bebido o se había tomado algo, pero no actuaba de forma normal», fue el testimonio del responsable de la sala Sutton, que conocía a Alves como cliente habitual y que, en su opinión, el brasileño no estaba ese día como en otras ocasiones.
«Alves distinguía el bien y el mal y sabía lo que estaba sucediendo»
En esta misma línea de acreditar que la noche de Sutton Dani Alves estaba bajo los efectos del alcohol, dos psicólogas designadas por su defensa sostuvieron durante el juicio que, aún con sus capacidades cognitivas «levemente afectadas», el futbolista «distinguía el bien y el mal y sabía lo que estaba sucediendo». Basándose en las imágenes grabadas en Sutton en las que Alves «parece que se caiga», junto a los tiques de consumición a los que tuvieron acceso, las psicólogas expusieron en la vista que el futbolista podía estar sufriendo una «intoxicación alcohólica» que le provocaba una «afectación importante a sus capacidades volitivas».
Las mismas especialistas expusieron las conclusiones de un estudio de personalidad que hicieron del futbolista a lo largo de varias entrevistas, además de tener en cuenta su biografía y sus relaciones familiares y personales, manifestando que en su opinión «es muy poco probable que una persona con su personalidad cometa una agresión sexual».
Los Mossos: «Ella estaba en "shock", se derrumbaba»
En la segunda jornada del juicio comparecieron más de una decena de agentes de los Mossos d'Esquadra: todos se afianzaron en la versión de que fue violada. Explicaron que la víctima dudó en denunciar al futbolista porque «tenía miedo a que se hiciese público su nombre y se creía que era ella la culpable de todo lo sucedido». También aclararon que las imágenes de las cámaras de seguridad de la discoteca, que registraron los momentos previos y los posteriores a que Dani Alves y la denunciante entraran en el baño del reservado, «corroboran» la denuncia de la joven.
Durante la vista manifestaron que tras la agresión sexual ocurrida el 30 de diciembre del 2022, los Mossos d'Esquadra recibieron el aviso del incidente en la discoteca Sutton y varios de ellos se desplazaron de paisano hasta el local de ocio para «no abrumar a la víctima». Los agentes que tomaron declaración policial a la joven explicaron que aquella noche sufrió «ataques de ansiedad, estaba francamente afectada y se derrumbó en varias ocasiones». «No era capaz de hablar. Sobre todo nos decía que ella no quería dinero, que solo quería justicia», explicó un agente en el juicio. Explicaron también que les contó que había accedido voluntariamente a una habitación apartada de la discoteca —que resultó ser un baño—, pero que una vez en el interior, el futbolista «no la dejaba salir». El agente que acudió al Sutton cuando la Policía recibió el aviso, y que llevaba una cámara en el pecho, explicó en el juicio que se encontró a la denunciante en estado de «shock». «Dio detalles de lo sucedido» y «contó que había habido penetración», que le «obligó».
¿A qué penas se enfrenta Dani Alves?
La Fiscalía ha solicitado 9 años de cárcel, una indemnización para la víctima de 150.000 euros y diez años de libertad vigilada. La acusación particular, ejercida por la denunciante, eleva la pena de prisión hasta los 12 de años, la máxima prevista para este tipo de casos. La Ley de Garantía de Libertad Sexual, que entró en vigor el 7 de octubre del 2022, establece los rangos de las penas para las agresiones sexuales en su artículo 179 para este tipo de delitos. Aunque desde el entorno de la defensa del futbolista pretendían ofrecer una gran suma indemnizatoria a la joven para intentar reducir la pena, su abogada, Inés García, indicaba que lo que su clienta quiere es «la máxima cárcel posible». En un primer momento incluso habría expresado su deseo de prescindir de los 150.000 euros que quiere imponer el Ministerio Fiscal para dar la mayor credibilidad a su relato. Una vez contrastadas las pruebas incriminatorias y por consejo de su defensa anunciaba que no renuncia a la suma, indicando las graves secuelas de lesiones y morales que arrastra por la supuesta violación y el proceso penal. Consecuencia psicológicas que le impiden incluso reincorporarse al mercado laboral.
Tras la declaración de Dani Alves en el juicio, su defensa ha planteado como alternativa a la absolución una pena subsidiaria de un año de cárcel por un delito de agresión sexual, resultado de aplicar la eximente incompleta de embriaguez, así como las atenuantes de reparación del daño y vulneración de derechos fundamentales por la supuesta parcialidad del proceso judicial.