Ni son tan jóvenes ni lo hacen por acercarse a sus ídolos futbolísticos. El asedio a futbolistas de élite en las puertas de campos de entrenamiento persigue lucro económico: vender camisetas firmadas a precios astronómicos
03 abr 2024 . Actualizado a las 16:17 h.El pasado lunes, tal y como te lo contamos en La Voz, el central del F.C. Barcelona Íñigo Martínez tenía una acalorada discusión con un supuesto aficionado que le habría insultado por no detenerse a firmarle una camiseta. El último de una serie de capítulos vividos no solo en la Ciutat Esportiva Joan Gamper donde hacen sus sesiones preparatorias los jugadores culés, sino también en las instalaciones en Valdebebas del Real Madrid y de muchos otros equipos de Primera División. Los jugadores, que en su gran mayoría intentan cumplir con los deseos de los aficionados, atendiéndolos e incluso sacándose fotos con ellos, tienen cada vez menos paciencia tras una serie de episodios que poco tienen que ver con la adoración a un ídolo. Persiguen a los futbolistas con el único objetivo de que estampen su firma en la camiseta para venderla después multiplicando exponencialmente su valor.
Detrás de este negocio figuran incluso mafias, integradas por las mismas personas, a las que es habitual ver repetidamente pedir autógrafos a las estrellas del balón. Otro jugador culé, llegado al igual que Martínez esta temporada a Can Barça, el portugués Joao Cancelo, reaccionaba a este fenómeno en aumento en sus redes tras la publicación de un vídeo en el que se le criticaba por no haberse detenido a cumplir los supuestos deseos de los fans. «Sois más pesados... Madre mía. Todos los días aquí. No podemos parar todos los días», señala claramente contrariado por la situación.
Poco después se vio obligado a aclarar que conocía perfectamente a quienes le estaban asediando tras el entrenamiento, desenmascarando la trama que se hace de oro a costa de la fama de los futbolistas: «Por la estupidez que se escribe aquí en los comentarios tengo varias cosas que decir (...) piden autógrafos en cromado o suéteres para venderlos más tarde y esto se repite todos los días y siempre las mismas personas. Hay personas que no saben respetar el espacio del otro».
En el conjunto merengue la situación es la misma. Y hasta aquellos que disfrutan manteniendo en el Real Madrid un contacto cercano con la grada, como es el caso del portero internacional belga Thibaut Courtois, han dicho basta. En su propio canal de YouTube, ofreció una entrevista personal a sus seguidores en la que proporcionaba su opinión sobre esta polémica situación. «Hay gente que se aprovecha de nosotros, hay gente que sabe que yo me paro bastante y cogen camisetas o guantes, hacen una foto mientras lo firmo y lo ponen en venta», describe sobre el modus operandi que emplean aquellos que se lucran con su fama. Se le nota especialmente molesto, porque antes describe cómo le gusta mucho regalarle su equipación o guantes a chavales que tienen «ilusión» por recibirlos, especialmente «si están enfermos» (a partir del minuto 27:10, en el vídeo que te dejamos bajo estas líneas).
Protocolo de actuación ante el acoso
Tras lo sucedido esta semana con el central vasco Íñigo Martínez, el F.C. Barcelona ha informado del protocolo de actuación para evitar que miembros de su plantilla sufran este tipo de situaciones. Según recoge el diario Sport, el club mantiene «una labor preventiva y de asesoramiento» con jugadores y staff técnico a través, entre otros métodos, de «charlas con los jugadores del primer equipo». Se les informa del principal riesgo al que se exponen al salir de las instalaciones deportivas rebasando la barrera de seguridad: «corren peligro de que se produzca algún accidente por la acumulación de gente en la vía pública». Desde el conjunto blaugrana no han querido dar detalles concretos del incidente, aunque además del fenómeno de los reventas de camisetas, fuentes próximas al club, inciden en los numerosos casos de creadores de contenido (tiktokers o youtubers) que se dedican a interpelar a futbolistas durante sus retransmisiones para tener momentos con los futbolistas que compartir con sus seguidores. Es relativamente habitual que admiren sus vehículos de alta gama, entre otras interacciones. Por poner un ejemplo, el «car spotter» -la traducción vendría a ser observador de coches- Alber Muncha tiene más de 250.000 seguidores en Instagram en un perfil dedicado a mostrar este tipo de automóviles (en su caso, no se ha visto inmerso en ningún problema).
Reportaje en televisión sobre este mercado irregular
El programa de La Sexta, Equipo de Investigación, dedicará su emisión del próximo viernes por la noche a esta problemática. En la promoción del capítulo, que titulan Camisetas de fútbol: furor millonario, se entrevista a uno de estos acosadores, que detalla cómo consigue que los jugadores firmen. «Hay muchas técnicas, meter a una persona que pueda ser un cebo, por ejemplo un niño que le pongas ahí delante», relata ocultando su identidad.
Camisetas de hasta cuatro cifras
En la plataforma de venta online eBay, existe la categoría «camisetas de fútbol de clubes españoles firmadas». Allí pueden verse un sinfín de elásticas, que llegan a venderse por precios astronómicos. Así, la del portero Ter Stegen cuesta el doble que la oficial, por una del delantero blanco Vinicius «con vídeo de prueba de la firma» se piden 390 euros y una marca Kelme del goleador de la séptima merengue, Mijatovic, tiene un precio de 1.200 euros. 18.000 se piden por una del F.C. Barcelona de la temporada 2014-2015 rubricada por todos los jugadores del quintete culé.
Falsificaciones: el otro agujero del mercado negro
Estas prendas deportivas siempre han sido un gran negocio, estén firmadas o no. Los clubs llegan a acuerdos millonarios con diferentes marcas cada temporada para que les vistan, llevándose un porcentaje de cada camiseta vendida. Hablamos siempre de los «canales oficiales» porque las falsificaciones son un grave problema que supone cuantiosas pérdidas. Según datos de la Agencia Tributaria, entre 2019 y 2023, las aduanas españolas se incautaron de prendas deportivas falsas que el mercado valdrían 28 millones de euros. La Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO), observando datos de 2022, precisa que la mitad de los jóvenes de entre 15 y 24 años había comprado intencionadamente una falsificación en el último año. La cifra en Europa es algo inferior, del 37%.