Para los que todavía éramos chavalitos en el 2002, aquel Bayer Leverkusen al que una estratosférica volea de Zinedine Zidane apartó de levantar la orejona es un equipo de culto. Lúcio, Zé Roberto —que no jugó la final—, Dimitar Berbatov y sobre todo Michael Ballack llamaron nuestra atención en aquella Champions League y algunos de ellos también en el Mundial que poco después bordó la quinta estrella a Brasil en Corea y Japón.
Aquel inolvidable grupo no pudo ganar la Bundesliga. El trofeo liguero en Alemania es prácticamente propiedad exclusiva del Bayern de Múnich, que se había coronado en sus once últimas ediciones.
Con el título consumado este domingo Xabi Alonso cambia la historia y su equipo entra en un selectísimo grupo. Con el dinero rigiéndolo casi todo en el fútbol, cada vez más siempre ganan los mismos y en las grandes ligas europeas solo seis equipos consiguieron su primera liga en los últimos 25 años: el Deportivo en el 2000, el Olympique de Lyon en el 2002, el Wolfsburgo en el 2009, el Montpellier en el 2012, el Leicester en el 2016 y ahora el Bayer Leverkusen.
No hay duda de que el tolosarra ha bebido de las mejores fuentes para forjarse como entrenador. Estuvo a las órdenes de Rafa Benítez, Mauricio Pellegrini, José Mourinho, Carlo Ancelotti, Josep Guardiola, Luis Aragonés, Vicente del Bosque... Pero ha forjado un estilo propio con muchísimo trabajo y una ambición desbordada que sus equipos muestran ya desde la etapa en la que asomó a la Real Sociedad B al fútbol profesional.
Tras reemplazar al gallego Gerardo Seoane en el BayArena hace año y medio, ha construido una máquina que va por 43 partidos invicto y también aspira al trono copero y al de la Europa League. Junto a él otro gallego que, aun con un papel testimonial, puede decir que es campeón de la Bundesliga: Borja Iglesias.