Sylvinho, seleccionador de Albania y exjugador del Celta: «Aprendes tanto de Lotina como de Guardiola. El fútbol es mágico por eso»

Rubén Cañizares DORTMUND / COLPISA

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Sylvinho, exjugador del Celta, dirigió a Albania hasta su segunda Eurocopa.
Sylvinho, exjugador del Celta, dirigió a Albania hasta su segunda Eurocopa. Florion Goga | REUTERS

El brasileño, que debutó como primer entrenador en Lyon, asegura que durante sus años como jugador en Vigo hizo «amigos para toda la vida»

13 jun 2024 . Actualizado a las 17:06 h.

Hace año y medio, el 2 de enero del 2023, Armand Duka, el presidente de la Federación Albanesa de Fútbol, anunció el fichaje de Sylvinho (Sao Paulo, 1974) como seleccionador nacional. Venía de una corta experiencia como primer entrenador al frente del Olympique de Lyon, donde duró solo once jornadas, y del Corinthians, donde apenas estuvo diez meses.

Usted se retiró en el 2010. ¿Qué hizo entonces?

—Yo siempre fui muy discreto. Así me fue bien como jugador. Entendía que había tenido una buena carrera como futbolista, ganando muchos títulos y jugando al lado de grandes estrellas, pero para ser entrenador necesitaba formación y conocimientos. Me saqué el título y a la vez estuve aprendiendo del 2010 al 2014 en los cuerpos técnicos de varios clubes brasileños, como Cruzerio y Corinthians, donde acudí a la llamada de Tite y Edu Gaspar. En el 2014 me llama Mancini para ser su ayudante en el Inter. Luego, en el 2016, Tite y Edu Gaspar se hacen con Brasil y ellos me piden ser su colaborador técnico en Europa. Seguía aprendiendo con un cargo de responsabilidad y, a la vez, estaba con mi mujer y mis hijos. Y ya fue en el 2019 cuando di el paso a primer entrenador en Lyon.

Wenger, Rijkaard, Pep, Mancini. Vaya maestros tuvo.

—Sí, y también Lotina y Víctor Fernández, que son dos pedazos de entrenadores. De ellos también aprendí mucho. Puedes aprender tanto de Guardiola como de Lotina. El fútbol es mágico por eso. Todos ellos fueron grandes entrenadores y nada tiene que ver uno con otro. Son todos distintos, pero no por eso aprendes más de uno que de otro.

Vigo y Barcelona. En dos buenas plazas toreó en España.

—Qué recuerdos tengo de Vigo. Fue una etapa increíble, donde hice amigos para toda la vida. Conocí a muy buena gente y aprendí mucho. En el Barcelona, claro, toqué el cielo. A mí me educaron para ser ambicioso y en aquel equipo, primero con Rijkaard y luego con Guardiola, ganamos títulos muy importantes.

¿Qué le diría el Sylvinho entrenador al Sylvinho jugador?

—Le diría ‘mira, tira para adelante, con energía y ambición, y no dejes que nadie te minusvalore, que en mí encontrarás mi apoyo como entrenador'.

¿Hay mucha diferencia entre el Sylvinho jugador y el Sylvinho entrenador?

—Yo tengo una vida, como todos, marcada por mi infancia en Sao Paulo y mi etapa como futbolista. Y no puedo ser contrario a eso. Yo crecí en una familia muy pobre, pero nunca me lamenté, siempre me enseñaron a ser educado y respetuoso, y así soy con los demás. Y como futbolista siempre fui valiente y creí en mis virtudes. Con esto te quiero decir que soy un entrenador con mano izquierda, honesto y tolerante, pero con límites. Como lo he sido con mis hijos, en el papel de padre. Yo soy muy comunicativo, me encanta transmitir. Esto tiene su riesgo, porque son muchos jugadores y a los que no juegan, a veces, una bromita les puede sentar mal. También soy muy exigente. Conmigo mismo, con mi equipo de trabajo y con los futbolistas. Y flexible, pero hay una raya, como yo la tenía con mi padre o la tengo ahora con mi mujer y mis hijos. Pues también con los futbolistas. Me encantan las buenas personas y no tolero que se me quiera tomar el pelo.

¿Cómo gestionó que sus dos primeros proyectos como primer entrenador salieron regulares?

—Sencillo. Cuando trabajé como ayudante de Mancini y Tite aprendí muchos de ellos y ambos me dijeron que yo tenía un entrenador dentro de mí. Si ellos me decían eso, es porque era verdad. Y yo no soy tonto. También lo pensaba así, incluso cuando las cosas no salieron bien en el Olympique de Lyon y el Corinthians. Mire, de uno mismo solo depende lo que pasa en el campo, pero detrás hay un club con una estructura compleja y pesada que no puedes controlar. En Lyon, ganamos los dos primeros partidos, con nueve goles a favor y cero en contra, pero luego siguió el campeonato y a los once partidos me echaron. En Corinthians fueron diez meses, y acabamos quintos en la liga, el mejor resultado desde el 2017, con la segunda mejor defensa del campeonato y nos clasificamos para la Libertadores. El Corinthians no vive su mejor momento. Lleva siete años sin ganar nada y hay que ser consecuente con ese contexto. A mi juicio hicimos un buen trabajo.

«El albanés es un futbolista latino, creativo, diferente. Tiene buen regate y golpeo»

Sylvinho afronta el reto de hacer brillar a la selección albanesa en su segunda Eurocopa.

Entonces llega Albania, piensa en usted, le ficha, le presentan, pero los albaneses le miran con cierto recelo.

—Así fue.

Claro, tenía una carta bajo la mesa: ir a vivir a Tirana. Ahí se ganó el corazón de los albaneses.

—Cuando Tite desarrolló su trabajo en Brasil lo hizo en Río, en el edificio de la federación de fútbol de nuestro país. Y yo aprendí eso. Sabía que tenía que ir a Tirana, y así se lo propuse también a Dorival, mi segundo. Le dije, vamos a vivir ahí y vamos a transformar la selección de Albania. Era clave para conseguir los objetivos. Y aún hoy la gente de Albania me sigue preguntando por qué. Es sencillo. Trabajar en Tirana marca la diferencia. Estar en el edificio de la Federación Albanesa, con federativos, ejecutivos, ojeadores...

¿Su mujer lo entiende?

—Totalmente. Ella vive en Oporto y cuando tengo unos días voy a verla. Y cuando ella puede, viene a Tirana y está conmigo una temporada. Si no tuviera a mi lado una mujer tan comprensiva, sería imposible hacer lo que hago.

¿Qué patrón tiene el futbolista albanés?

—Es un futbolista latino, creativo, diferente. Tiene un buen regate y, además, es un tipo de futbolista con buen golpeo a portería. Además, si encima juega en una liga competitiva, vuelve con las virtudes de esa liga. El que juega en la Bundesliga, regresa más disciplinado. El que juega en la Premier, con más ritmo. El que juega en España, aún potencia más su creatividad. Y el que juega en Italia es mejor tácticamente.

Nunca han jugado un Mundial y es la segunda Eurocopa de su historia. Pero no han tenido mucha suerte. Les ha tocado el grupo de la muerte.

—España, Italia y Croacia no piensan en pasar de grupo. Piensan en ganar el torneo. Y nosotros somos humildes, pequeños, pero a nuestro favor tenemos que disputamos un torneo de treinta días. Somos inferiores, pero en un torneo corto no es lo mismo que en una liga de diez meses. Sí, ellos son mejores, pero les vamos a poner en dificultades y les vamos a complicar la vida. Y estoy seguro que ellos no piensan que ya tienen los tres puntos que se juegan ante nosotros