Unai Simón: «Leía comentarios positivos en redes sociales y me creía el rey del mundo»

Rubén Cañizares COLPISA

DEPORTES

Bernadett Szabo | REUTERS

«Me recuerdo jugando en el pueblo, sigo conservando esa esencia», admite el portero de la selección española

30 jun 2024 . Actualizado a las 18:51 h.

Por fin hace calor en Donuaeschingen, la sede de la concentración de España en la Selva Negra. El tiempo cambiante, lluvia, sol, frío, nubes, es una lotería y depara esta vez una mañana sofocante en charla con Unai Simón. Ligeras gotas de sudor caen por la frente del portero de la selección, que ha concluido hace unos minutos el entrenamiento. El guardameta del Athletic volverá a ocupar el cajón de titular ante Georgia.

—Aparenta ser introvertido, pero bastante contundente en las respuestas

—Bueno, podría ser una definición de mi persona, aunque no sé si tan aproximada. Soy distante con la gente con la que no tengo confianza de tiempo antes. Soy un poco tímido en ese sentido, pero bueno, tampoco soy contundente con las respuestas. Creo que intento hablar lo más claro posible para que no se malinterpreten mis declaraciones.

—¿No le gustan las redes sociales?

—No me gustan. Al principio de mi carrera profesional, con 21 años, cuando empecé con el Athletic, me influyó bastante leer comentarios tanto positivos como negativos en las redes sociales. Leía los positivos y pensaba que era el rey del mundo. Y cuando leía los negativos pensaba que me iban a echar. Hice un esfuerzo bastante grande por desvincularme, me hizo bien y ahora, con más madurez, ya no me influye tanto.

—Tiene vínculos con Zamora. ¿Suele visitar la tierra de sus antepasados?

—Hace mucho que no voy a San Marcial, que es el pueblo de mis abuelos. Solía ir los meses de julio y agosto. Con este tema del fútbol llevo más de un mes sin ir a verlos, y me cuesta bastante estar separado de los abuelos. Siempre he ido todos los veranos a las fiestas del pueblo, a estar con mis amigos. Yo me he criado en Euskadi, soy de Vitoria, y me crie en un pueblecito que se llama Murguía. Siempre que puedo saco un rato para ir a San Marcial.

—¿Por qué se hizo portero?

—Nada especial. En el equipo del pueblo, con 5 o 6 años, me puse de portero un día y no sé si es porque era grande o más gordito que los otros compañeros, pues me salieron bien las cosas. Luego en el fútbol 7, teníamos un campo de hierba natural que era un barrizal y a mí me encantaba tirarme en el barro. Luego lo pagaba mi madre con la ropa. Ese don o esas virtudes los vio un chico que se llama Javi Barbero y a partir de ahí fui creciendo como portero.

—¿Le gusta el barro?

—Es mucho más auténtico. Estos días de lluvia y frío, de campo encharcado que a nadie le gustan, a mí me encantan. Me recuerdo ahí jugando en el pueblo. Y sigo conservando esa esencia de cuando era pequeño.

—Hay cuatro exporteros en el cuerpo técnico de la selección. ¿Le beneficia porque le ayudan o le perjudica porque le exigen más?

—Tampoco hablamos mucho de ello, pero es verdad que es curioso. Lo que tengo que hablar de la portería, lo hablo con Remi, David o con Miguel Ángel (España, el preparador de porteros). Somos los que estamos más cerca. Juanjo González (tercer entrenador) fue preparador de porteros y Javier López Vallejo trabaja ahora de psicólogo con nosotros y la verdad que hace funciones muy interesantes.

—¿Cómo lleva el juego de pies?

— Hay dos maneras de valorar el juego del pie, uno es la táctica y otro la técnica. Considero que la táctica la entiendo a la perfección, tomo buenas decisiones. Tengo que mejorar la técnica de golpeo, que el pase sea más preciso y no conceder un metro, porque en estos niveles tienes que ser muy preciso.

«No me considero a la altura de Iríbar, yo soy Unai Simón e intento hacer mi propio camino»

Unai, heredero de grandes guardametas, niega poder igualar a jugadores como Iríbar o Casillas y opta por escribir su propia historia.

—España es un país de porteros fantásticos. Iribar, Arconada, Zubizarreta, Casillas. Usted es el siguiente en la lista de la selección.

—No me considero a la altura de Ángel Iribar, no me voy a poner nunca por mucho que consiga todos los títulos de aquí al final de mi carrera, porque lo que ha significado para el Athletic, para mí y para todo mi entorno nadie lo va a igualar. Y a la altura de Iker o Zubizarreta, tampoco. Han levantado muchos títulos y yo soy Unai Simón e intento hacer mi camino.

—En la portería de la selección no hay mucho debate

—Nunca sabes cuando van a pasar cosas inesperadas o cuando va a suceder algo que no está previsto.

—¿Le gusta estar siempre en alerta?

—Sí, me gusta. En el fútbol de élite cuando no estás al nivel, siempre hay alguien que lo va a estar. Así que tienes que intentar demostrar ser mejor que los compañeros que tienes alrededor, siendo un buen compañero.

—¿Por qué cree que España siempre tiene menos aficionados en las gradas que el resto de las selecciones?

—Yo los he escuchado mucho, se dejan notar. El día de Italia se escuchó mucho más a los españoles que a los rivales, eso habla muy bien de que estamos en buena dirección, que pueden venir pocos pero lo dan todo.