He querido empezar con ese título a propósito, porque después de conocer que Georgia sería el rival de la selección española en octavos de final, ya he empezado a escuchar que es un temible rival y que España lo tiene mal o que no se puede despistar.
Lo primero es que, gracias a este sistema caótico de clasificación, hasta el comienzo de la última jornada teníamos siete posibles rivales. Con el paso de la tarde se fue reduciendo hasta que, por fin, supimos que sería Georgia. Pero pudo haber sido Bélgica o algún otro combinado más de diferente rango.
Lo que ha hecho la selección georgiana de Willy Sagnol tiene mucho mérito, y lo valoro; pero de una vez por todas no pongamos la tirita antes de la herida. Seamos valientes en el pensamiento, no condescendientes, y mandemos mensajes de confianza a nuestros jugadores y técnico, haciéndoles ver que vamos a ganar.
Por el equipo que tenemos; por el compromiso que se respira —y nos cuentan los futbolistas—; por la forma de jugar; por los niños que están haciendo que todo el mundo quiera verlos en cada partido; por los veteranos que los arropan; y por los técnicos que transmiten respeto por el rival. Pero con un mensaje de que la selección puede ganar esta Eurocopa que se disputa en Alemania.
Y sí, porque somos mejores que Georgia, porque en los dos últimos partidos disputados contra los correosos georgianos España marcó diez goles, porque la selección rival no se clasificó en la liguilla, sino gracias a su buen hacer en la Liga de Naciones.
En la fase de grupos perdió contra Turquía y empató contra la República Checa, y en un partido muy completo venció a Portugal, pero sin su equipo titular. Georgia mereció ganar, pero el mejor del encuentro fue Mamardashvili, con numerosas paradas de mérito.
Georgia es un combinado que lo ha hecho muy bien, y tiene a un delantero, Kvaratskhelia, que posee un talento descomunal y que es muy bueno al espacio. Es una selección que juega por su patria de una forma muy especial. Pero no caigamos en eso que siempre hacemos de convertirlos en mucho más de lo que son por el mero hecho de no ver lo nuestro, de guardarnos las espaldas por si luego nos eliminan y poder decir: «Eso ya lo había dicho yo».
Nuestra selección se ha ganado que digamos de ellos que van a ganar seguro. Porque ellos gestionarán el respeto que se merece Georgia y sus profesionales de la mejor forma, que es jugar como si nos enfrentásemos a la mejor selección del mundo.
Seamos ganadores de pensamiento por los valores de España, de nuestra selección.