Arranca España tapada. Fuera de los focos de las medallas. Nadie piensa en nuestra selección con opciones a llegar a los partidos del premio. Es lo que tiene el cambio generacional. Ya no somos el combinado que pueda dar guerra a USA. Somos otros. Pero atención, sigue un gen llamado competitividad y vamos a dar margen a los de Scariolo. Digamos que España está fuera de la luz. Esa es la realidad. También nosotros mismos hemos vendido la clasificación para los Juegos casi como una medalla. Y no podemos olvidar que eliminamos a la 51 del ránking mundial... Siempre tenemos estas cosas. Somos así, para lo bueno y lo malo. Y el grupo, como casi todo en unos juegos olímpicos es duro, bastante duro. Australia, Grecia y Canadá. Sin prisa y sin pausa. Estos juegos de París suman más de 50 jugadores NBA, All Stars, casi otros 30 con pasado en la liga americana y todo ello concentrado en solo 144 jugadores de los doce equipos. Digamos que un 70% de los participantes son o han sido, parte de esa liga. Tenemos nosotros nuestra cuota en ese apartado. Aldama y Garuba han jugado este año allí, y Rudy, Abrines, los hermanos Hernangomez o Lorenzo «de Albacete» tienen su pasado yanqui.
Jugamos hoy contra la Australia de Patti Mills. Ya conocemos bien este enfoque. Llegan los aussies con una preparación muy completa. Se han cargado a Francia o Serbia, entre otros, y su partido con USA se cerró con la única derrota de los verdes en un margen muy apretado (98-92). Australia siempre tiene un basquet vistoso, atrevido y con claro enfoque ofensivo. Junto a la estrella de los Miami Heat encontramos a viejos conocidos como Delladenova, Ingles o Dante Exum. En el último Mundial, el bull Josh Giddey llevó la batuta y con Jock Landale forman un equipo compacto, con poderío físico, capacidad de anotación desde el exterior y que buscarán un juego vertical.
Los Juegos Olímpicos dan poco margen al error. Si pierdes, te quedas en un limbo cerca del abismo, sin apenas respiro. Jugamos en ese horario mañanero que poco gusta a los deportistas y que obliga a cambiar el chip. También eso puede ser un factor determinante. Y está Rudy, en sus sextos juegos, el faro de la selección. El último rescoldo de nuestra generación de oro junto a Llull. Toca esperar y soñar. Porque es nuestra nueva realidad. La de nuestra España. Soñemos, pues.