Enmanuel Reyes Pla cae en París y se cuelga el bronce en la prueba olímpica de boxeo de menos de 92 kilos

Paulo Alonso Lois
Paulo Alonso PARÍS / E. LA VOZ

DEPORTES

MIGUEL GUTIÉRREZ | EFE

El púgil hispanocubano afincado en A Coruña perdió ante el azerbaiyano Loren Berto Alfonso Domínguez en la semifinal de los Juegos

04 ago 2024 . Actualizado a las 17:01 h.

Cuartofinalista en Tokio 2020 y bronce en París 2024, Enmanuel Reyes Pla ya tiene en mente una fijación. Cubano de La Habana y coruñés de Monte Alto, perdió este domingo la semifinal de boxeo de menos de 92 kilos ante el azerbaiyano Loren Berto Alfonso Domínguez. Pero desde el Arena París Nord, el estadio desmontable levantado para el boxeo durante los Juegos de París 2024 en el gigantesco centro de exposiciones de Villepinte, al norte de la capital, en el corazón de Seine-Saint-Denis, ya mira a Los Ángeles 2028. Quiere una tercera experiencia olímpica para dar el paso definitivo y colgarse el oro con 35 años. «Esa es mi intención, ir a los siguientes a por todas», avanzó a La Voz.

Reyes Pla, que siempre llevó la iniciativa ante un rival emboscado a la espera del contragolpe, cayó por 4-1 en la decisión final de los jueces. Perdió frente a un rival al que había derrotado en el Europeo de marzo, pero que aprovechó un par de instantes para convencer a los jueces. 

Reyes Pla tenía un sueño, ganar el oro en el cuadrilátero que se levantará en la pista Suzanne-Lenglen de Roland Garros, y que colgasen allí su foto «para que la vea todo el mundo al pasar». Pero no es poco botín el que se lleva de París el púgil nacido en La Habana en 1992 y afincado con su familia en A Coruña en el 2017. Ya es el primer medallista español en boxeo desde los Juegos de Sídney 2000, cuando subió al podio Rafa Lozano, su entrenador en la residencia Joaquín Blume de Madrid, donde está becado, en colaboración con los hermanos Planas, sus «maestros» desde que llegó a España.

Desde el preolímpico de Roma, Reyes Pla no ha dejado de ganar combates. Hasta el tropiezo de semifinales, encadenaba victoria tras victoria El Profeta, que se hizo creyente por su abuela y ahora se pasó del cristianismo al islam «porque en el fondo todo es lo mismo, con otras reglas».

El púgil enamorado de Galicia llevaba tres años justos esperando por este momento. Desde que, presa de la frustración, se bajó del cuadrilátero en Tokio y denunció un tongo. Allí sintió que los jueces le habían robado el triunfo justo en la ronda de cuartos, la del acceso a las medallas, en la pelea con el cubano Julio César La Cruz —que al final se colgó el oro—, por el poder que tiene el país caribeño en los engranajes de este deporte y la polémica surgida tras su marcha de Cuba.

Desde entonces, los Juegos se convirtieron en una misión. Pero a diferencia de Tokio, donde compitió en plena alerta por la pandemia en Japón, con mil y una restricciones, en París ha disfrutado a sus 31 años de la festiva experiencia olímpica. Y del bronce.

La suya ya es la primera medalla del boxeo gallego en toda la historia. Así cierra una odisea. Fugado de Cuba para buscarse un porvenir mejor, huyó a Rusia, adonde encontró menos trabas para poder volar. Y desde allí se desplazó a Austria, donde pidió asilo político antes de trasladarse a Alemania. Allí fue expulsado de vuelta a Austria, antes de conseguir finalmente salir del país rumbo a Galicia, donde se encuentra gran parte de su familia, con su madre como principal conexión ahora con la isla.

«No vieron mis golpes y sí los golpes fantasma de mi rival»

ALI HAIDER | EFE

Reyes Pla tiró de ironía para hablar de la actuación de los jueces, que considera que le perjudicó. «Los jueces no vieron mis golpes, y sí los golpes fantasma de mi rival (...) Lo que se lleva es el boxeo de levantar la mano y no dar golpes», dijo ante la prensa, nada más perder el combate por puntos en Arena París Norte.

«Me sentí ganador todo el combate (...) Yo salí a buscarlo, pero los árbitros no vieron esa parte mía, vieron la de él, que bailaba más», agregó el púgil nacido en Cuba, quien agradeció la oportunidad que le ha dado España para representarla internacionalmente.

Los jueces del combate arbitrado por el indonesio Muhammad Pohan fueron el estadounidense Shawn Reese, el argentino Ángel Vilarino, el iraní Babak Bordbar Haghighi Sabet, el noruego Geir Dahlen y el irlandés Gen McGarrigle.

«Esto es lo que hay, es boxeo, todo no depende de mí, yo lo di todo y al final es lo que decidan ellos. Pero me voy muy contento de París, ahora a recoger la medalla en Roland Garros, aunque no sea la de oro», contó el boxeador afincado en A Coruña.