Ha resucitado al abuelo Lewandowski, rodeándolo de chavales, y ha conseguido un sistema perfecto, en el que borda la línea del fuera de juego
26 oct 2024 . Actualizado a las 23:25 h.Cuando nadie daba un duro por el Barcelona, con un club en ruina económica y carente de billetera para reconstruirse; con un proyecto desplomado por Xavi Hernández, un entrenador que abusaba de las excusas para rehuir de sus responsabilidades; pues llega un entrenador extranjero, que no mamó La Masía, y ha devuelto la alegría al aficionado culé. Ese es Hansi Flick.
Este sábado, dio un zarpazo en el Santiago Bernabéu, dejando palpables todos los ases que se ha sacado de la manga. Venció con un doblete de Lewandowski, al que ha resucitado después de una pasada temporada en la que parecía conducirse sin remedio al asilo de Arabia; y lo ha hecho rodeándolo de chavales y de Raphinha renacido. Hasta seis menores de 22 años hizo jugar de inicio en el clásico (Cubarsí, Balde, Casadó, Pedri, Fermín y Lamine Yamal). Ocho españoles en el once. Pero además Flick ha llevado a la perfección un sistema de juego con el que es capaz de doblegar a su rival en pases (311-452) y en kilómetros recorridos (96-107), pero también de bordar la táctica del fuera de juego, llevando la línea hasta casi el centro del campo.
Ancelotti no engañó a nadie con su planteamiento. Situó sobre la pizarra a cuatro centrocampistas, con Camavinga y Bellingham echamos a los costados; para dejar total libertad a Mbappé a Vinicius. Los pelotazos de Militâo fueron el principal arma blanca, pero el Barcelona dejó en fuera de juego al astro francés, hasta la saciedad. En las cinco primeras veces, el ex del PSG ni marcó. Sí lo hizo a la sexta, pero el fuera de juego semiautomático desveló que tenía medio cuerpo adelantado respecto a Íñigo Martínez. El nuevo Barcelona de Flick es implacable con esos cálculos milimétricos. E incluso consiguió que le anularan un segundo gol a Mbappé en la segunda mitad.
El repaso a Ancelotti fue épico. El italiano cambió al rombo en la medular tras el 0-2 y luego intentó recuperar las bandas con Brahím. Palos de ciego ante un técnico alemán que mantuvo su idea hasta el final, para completar uno de las mayores exhibiciones del Barcelona sobre el Real Madrid que se recuerdan.