El Milan incendia al Real Madrid y quema a Ancelotti (1-3)

ÓSCAR BELLOT COLPISA

DEPORTES

Kiko Huesca | EFE

Los blancos sucumben ante el cuadro lombardo en otra noche nefasta que complica su hoja de ruta en la Champions y pone al técnico en la cuerda floja

05 nov 2024 . Actualizado a las 23:32 h.

La crisis del Real Madrid ya es una realidad incuestionable. Desprovisto otra vez de fútbol, actitud y energía, el conjunto de Chamartín cayó este martes de forma estrepitosa ante el Milan y se asoma al abismo. Con el Santiago Bernabéu incendiado ante la falta de plan, ideas y sangre que ve un día sí y otro también en su equipo, Carlo Ancelotti, falto de respuesta, queda seriamente cuestionado.

Los goles de Thiaw, Morata y Reijnders consumaron otra noche para el olvido en el Paseo de la Castellana que profundiza el mal momento por el que atraviesa un Real Madrid en el que no queda rastro alguno de la escuadra que gobernó en la Champions y en la Liga el pasado curso con una autoridad absoluta, pero que ahora es un guiñapo.

Arañada por el Lille a comienzos de octubre, abochornada por el Barça en el clásico disputado hace una semana y media y ajusticiada de nuevo este martes por un Milan que ni mucho menos es aquel que consumió a la Quinta del Buitre, la tropa de Ancelotti es una colección de estrellas sin cohesión alguna a la que ya no rescata ni la épica.

Un gol anulado a Rüdiger por un fuera de juego más que discutible y una formidable parada de Maignan a Brahim con el tiempo reglamentario ya cumplido impidieron que los locales pudiesen acudir esta vez al habitual toque de corneta para salvar otra actuación impresentable que les complica la vida en la Champions y deja a su técnico en el alambre. Contra el crédito de Carletto juega la impaciencia de Florentino.

Pese a que salió el Real Madrid trasquilado del clásico, el transalpino solo cambió un cromo en el once respecto a ese duelo con el Barça: Modric por Camavinga con la esperanza de que el croata aportase la fusta necesaria a una medular incapaz de desplegar la poderosa cabalgada que se le presupone. Necesita correr este Real Madrid de tranco largo, pero lo hace casi siempre sin fundamento.

Volvió a ponerse de manifiesto este martes con otra actuación nefasta en la que la voz cantante la llevó el Milan. Golpeó pronto el cuadro lombardo, que aprovechó la laxitud de los locales en la defensa de un saque de esquina para adelantarse. Lanzó Theo Hernández y cabeceó Thiaw a la red valiéndose de la tibieza en la marca de los centrales de Ancelotti y de la falta de jerarquía de Lunin, que prefirió parapetarse debajo del larguero en vez de atacar el balón como procedía.

Logró reponerse el Real Madrid gracias a un penalti provocado por Vinicius y ejecutado a lo Panenka por el brasileño. Cabe reconocerle al 7 que jamás se arruga, pero en su debe cabe anotar de nuevo un abandono de las labores de intendencia que volvió a costarle caro al Real Madrid. De nuevo deslavazado en la presión, el equipo de Ancelotti, cuya prometedora puesta en escena se diluyó enseguida, concedió libertad de movimientos al Milan y recibió un correctivo merecido.

Lo preludió una mala entrega de Tchouaméni, pero la acción que acabó con Morata aprovechando un rechace de Lunin tras disparo a la media vuelta de Leão para batir al ucraniano, retrató también a Vinicius, que se desentendió de la acción y colaboró en un nuevo desconcierto defensivo de su escuadra. Aunque Mbappé estuvo cerca de volver a nivelar el marcador con un contragolpe lanzado por Militão pero abortado por Maignan, el Real Madrid se marchó al descanso escuchando otra vez silbidos por parte de una afición que no perdona la falta de actitud.

Encogido

Tomó nota Carletto, que modificó el esquema a vuelta de vestuarios con un doble cambio que resumía su descontento, pero que no surtió efecto. Entraron Camavinga por Valverde y Brahim por Tchouaméni en un equipo que se reconfiguró con tres jinetes en la medular y un tridente ofensivo sin que el viento cambiase de rumbo. Más bien todo lo contrario. Encogido, sin autoridad, orden ni concierto, el Real Madrid era un manojo de nervios y quedaba expuesto una y otra vez a las contras de los rossoneri, que pudieron hacerle un auténtico estropicio.

A los blancos les faltaba gobierno, sangre e incluso fe, con las estrellas haciendo la guerra por su cuenta y ninguna cohesión entre líneas. Tampoco tenía su noche Mbappé y Vinicius ni aparecía. Un drama. Probó suerte Morata con un remate de espuela antes de retirarse en medio de la pitada por parte de la que un día fue su parroquia.

Pero fue Reijnders el que apagó definitivamente cualquier esperanza de remontada por parte de los locales culminando un contragolpe precipitado por Leão que deja al Real Madrid, batido por primera vez en su feudo en Europa desde que cayese ante el Chelsea en la vuelta de octavos de la campaña 2021-22 y ha recibido nueve goles en sus tres últimos partidos como local, hundido y pone a Ancelotti en la cuerda floja.