Faltaban las primeras espadas, las estrellas de esta selección y España no lo notó en el partido decisivo por el primer puesto, ante un buen combinado como es Dinamarca. Supo leer el partido e interpretar lo que tenía que hacer en cada momento. Al faltar Lamine Yamal y Nico Williams, que le dan más potencial por fuera, España decidió buscar los pasillos interiores con Zubimendi, Mikel Merino y Dani Olmo, que firmó un grandísimo partido, sacando lo mejor de su repertorio: tiene pase, regate, llegada y sabe controlar el tiempo que exige el duelo. Hizo un partido muy completo.
Tanto España como Dinamarca salieron a ganar, renunciaron a especular. Presionaron alto y obligaron al rival a mover el balón muy rápido, una de las virtudes de nuestra selección, que ha salido airosa. El partido ha tenido ida y vuelta, ha sido atractivo para el espectador neutral y España es la justa vencedora.
A pesar del error que costó el 2-1, y que hizo que la selección acabara más apretada de lo que mereció, España ha hecho un partido muy completo, ha mostrado sus múltiples argumentos, y ha demostrado que sin jugadores muy importantes puede mostrarse como un equipo muy potente, a unos niveles increíbles.
Gran parte de este mérito lo tiene Luis de la Fuente. Ha sabido llevar a España a un nivel extraordinario como conjunto, llegando a que pueda sacarle partido a su segunda unidad incluso en días como este, en el que se jugaba la primera plaza de su grupo frente a un rival de entidad. Al seleccionador hay que darle un mérito tremendo. También a este plantel, que ha aprendido a interpretar el juego y sus virtudes en función del adversario y de lo que requiere cada momento. Van pasando los partidos y los rivales y cada vez tenemos que sentirnos más orgullosos de esta selección y de lo que es que capaz de trasladar en el campo.