Pablo Mera, cabeza amueblada y 1,92 metros para la forja de un merengue con ADN ferrolano

Elba de la Barrera Agulló
Elba de la Barrera FERROL / LA VOZ

DEPORTES

El ferrolano Pablo Mera efectuando un lanzamiento a canasta.
El ferrolano Pablo Mera efectuando un lanzamiento a canasta. cedida

El joven de catorce años, que acaba de ser nombrado MVP de un torneo nacional contra la leucemia, encara su segundo curso en el Real Madrid

05 dic 2024 . Actualizado a las 14:39 h.

En mayo del 2023 Pablo Mera Seco (Ferrol, 2010) tomó una decisión que marcará su vida para siempre. Apenas ocho meses después de colgar las botas de fútbol sala para vestir la camiseta del Basket School, la joven promesa del baloncesto firmaba un contrato por tres temporadas con el Real Madrid y se trasladaba a la residencia del club blanco en Valdebebas para iniciar su formación baloncestística.

Allí encara su segundo curso el ferrolano y viene de coronarse como MVP en el torneo nacional contra la leucemia, que celebró en Madrid su decimoquinta edición y en la que el cuadro merengue se proclamó campeón tras superar al Barcelona en la final.

 
 
 
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En la cita, enumeran sus padres Héctor Mera y Ana Seco, tomaron parte, además de Madrid y Barcelona, el Estudiantes, el Fuenlabrada, el Unicaja y la selección madrileña infantil. «Lleva desde agosto allí y está jugando en su categoría, que es cadete de primer año, y juega a veces con el cadete de segundo año y debutó ya con júnior», desgrana su padre sobre el rendimiento del joven ferrolano de 14 años que no pierde de vista que lo importante, a la vista de lo complicado que es acabar viviendo del baloncesto, disfrutar del camino.

Sus condiciones físicas —descalzo alcanza ya el 1,92 de altura — sumadas a una cabeza muy bien amueblada están favoreciendo su gran adaptación al club blanco. «Está viviendo una experiencia muy chula. Súper integrado ya en la residencia. Se puede decir que, tiene sus días como aquí, pero ya tiene un poso y un bagaje. Es lo que te vas a llevar. Llegar o no llegar ya son infinitos factores que se tienen que dar», indica su padre que pone el foco en la experiencia vital que supone para el ferrolano, único español residente en la sección de baloncesto, compartir su día a día con jóvenes de diferentes culturas y rincones del globo terráqueo.

Sus padres intentan visitarlo uno o dos fines de semana al mes para que Pablo mantenga ese referente en su día a día y se sienta arropado en esta aventura deportiva, personal y, sobre todo, académica. Porque, subraya su padre, «la experiencia en Valdebebas le está permitiendo estudiar en uno de los mejores colegios de España, que nosotros no podríamos costear». «No hay nada negativo. A pesar de que lo echas de menos, sobre todo yo que compartíamos muchas aficiones, ves que está contento y lo llevas mejor», admite su padre que valora muy positivamente que Pablo, pese a llevar ya un tiempo fuera y llevar una vida medida al milímetro, no ha cambiado un ápice su forma de ser.

El día a día de una promesa

¿Cómo se forja el ADN merengue? Sus padres explican que cada martes y jueves su hijo se levanta a las 6.30 horas. «Antes de ir a clase entrenan, luego van al colegio y ya en la residencia comen y se ponen a estudiar con unos tutores y después entrenan por la tarde hasta las nueve de la noche, que eso es todos los días menos los miércoles que tienen libre», detallan.

Un tute que encara gustosamente Pablo que, valora Héctor, tiene «cero tiempo libre». «A él le intentamos inculcar que el baloncesto es una herramienta para conseguir todo lo que está consiguiendo y el objetivo no es llegar. Subir escaleras y a ver a dónde llegan como le decía un entrenador en Ferrol», determina el padre de esta joven promesa del baloncesto español que tiene muy claro que exprimir cada minuto de aventura debe ser, más allá del crecimiento en la cancha, la máxima de su hijo. «Tenemos la suerte de que es muy cabal», zanja su padre que condensa el carácter de su hijo en una anécdota con la superestrella de la NBA Luka Doncic en su paso por Madrid.

«Jugaron los Dallas contra el Madrid y ellos podían ir a ver a Doncic y nos contó que todos sus compañeros fueron y él se quedó a estudiar porque tenía examen. Eso no lo haría ni yo», concluye.

Citas con la selección española y la gallega en el horizonte

Además de defender el escudo de un grande como el Real Madrid, Pablo se encuentra concentrado con la preselección española sub-15 , que juega dos partidos de preparación el sábado y el domingo.

«Él empezó yendo a estas concentraciones con 12 años», explica su padre que, avanza además, que Pablo está también en la lista de la preselección gallega con los cadetes de segundo año porque entre el 1 y el 7 de enero se disputará el Campeonato de España de selecciones autonómicas.

Dos citas importantes para el joven de catorce años que, sin levantar los pies del suelo, sigue dando pasos hacia la élite del baloncesto nacional y abanderando a Ferrol en sus éxitos.