Ancelotti encuentra una fórmula para sobrevivir en medio de la carnicería

Óscar Bellot COLPISA

DEPORTES

Guglielmo Mangiapane | REUTERS

El 4-2-3-1 cuaja como sistema que potencia las virtudes de los cracs del Real Madrid, que suma 27 lesiones desde que comenzó la temporada

11 dic 2024 . Actualizado a las 18:37 h.

«Si llegamos vivos a Navidad, todo irá bien», dijo Carlo Ancelotti en las entrañas del Gewiss Stadium, donde el Real Madrid logró el martes una victoria frente al Atalanta que resultaba imprescindible para mantener las aguas bajo control en el mes que resta para el regreso de la Champions. La frase cobra sentido en su plena literalidad atendiendo la plaga de lesiones que está sufriendo el Real Madrid.

Los blancos suman 27 percances físicos de distinta entidad desde que la campaña 2024-2025 alzase el telón con la disputa de la Supercopa de Europa el 14 de agosto. El último en caer en combate fue Kylian Mbappé, quien se someterá a pruebas este jueves para determinar el alcance de las molestias en el isquiotibial de la pierna izquierda que le obligaron a retirarse del duelo en Bérgamo. Cuando falta una semana para la final de la Copa Intercontinental, el Real Madrid cruza los dedos para que el prodigio de Bondy no tenga nada serio.

Dicha carnicería, fruto de un calendario cruel, está poniendo a prueba a Carletto. Cuestionado de nuevo tras las derrotas que el Real Madrid encajó frente a Liverpool y Athletic, el estratega de Reggiolo ha vuelto a tomar aire después de que su equipo sometiese al Girona y al Atalanta, dos conjuntos acostumbrados a desplegar una gran intensidad sobre el césped y a los que el conjunto de Chamartín logró hacer frente elevando su grado de compromiso.

No resulta ni mucho menos anecdótico que el pleito en Bérgamo fuese el primero en la presente edición de la Champions en el que el quince veces campeón de Europa recorrió más kilómetros que su rival. Tras verse superado en términos de despliegue por el Stuttgart, el Lille, el Borussia Dortmund, el Milan y el Liverpool, los blancos se pusieron el mono de trabajo ante el Atalanta. Cubrieron 115,6 kilómetros, 700 metros más que el cuadro lombardo. Fue, con mucho, su registro más alto en la nueva liguilla que reemplaza a la extinta fase de grupos.

Claro que, como rezaba el famoso eslogan de Pirelli, la potencia sin control no sirve de nada. No solo es que el Real Madrid haya empezado a correr, tanto en ataque como en defensa, sino que lo hace a partir de un nuevo sistema que potencia las virtudes de los astros. El 4-2-3-1 que Ancelotti dibujó en Montilivi tuvo continuidad en el Gewiss Stadium, con Brahim, Bellingham y Vinicius guardando las espaldas de Mbappé hasta que el francés cayó lesionado. A partir de ese momento, fue Rodrygo quien ejerció de nueve.

Desde la retirada de Kroos y el aterrizaje de Mbappé, Carletto trata de encontrar el encaje ideal para el puzle del Real Madrid. Probó con el 4-3-3, con el 4-4-2 clásico y con otro a partir de un rombo mentiroso en el centro del campo. Nada pareció funcionar. Quien más sufrió con el baile de piezas fue Bellingham, que intentaba llegar a todo sin conseguir brillar como antaño. Pero después de tocar fondo ante el Milan, el preparador italiano ha ido inclinándose progresivamente por un 4-2-3-1 que está mejorando las prestaciones del Real Madrid. Y el mayor beneficiado está siendo Bellingham. Aunque el 5 sigue derrochando entrega para ayudar a tapar huecos, ya no tiene que fajarse tanto en labores de intendencia y, situado justo a la espalda del delantero, está siendo de nuevo esa llave inglesa que con la que el Real Madrid aprieta todas las tuercas.

Ceballos, figura emergente

Sosteniendo ese andamiaje, cobra fuerza la figura de Ceballos. El utrerano, titular en tres de los cuatro últimos partidos del Real Madrid, volvió a brillar ante el Atalanta y se ha convertido en un valioso activo a la hora de combatir la plaga de lesiones que lacera a los blancos. Con Camavinga aún fuera de juego, aunque apura para llegar a la Intercontinental, y Modric obligado a dosificar esfuerzos por su edad, el buen hacer del sevillano puede resultar crucial para dar oxígeno al Real Madrid en medio de un calendario infernal.

Con tres partidos comprimidos en ocho días antes de Navidades, el maratón se intensificará para la tropa de Ancelotti a vuelta de vacaciones. Tendrán que afrontar un mínimo de ocho encuentros entre el 3 de enero y el 2 de febrero, a los que habría que sumar otros dos choques adicionales en caso de que superen a la Deportiva Minera en dieciseisavos de final de la Copa del Rey y al Mallorca en semifinales de la Supercopa de España.

El segundo mes del 2025, que abrirá frente al Espanyol, vendrá también cargado con otros tres partidos de Liga, unos hipotéticos cuartos de final de la Copa del Rey, la ida de unas posibles semifinales en el torneo del KO y, con mucha probabilidad, la eliminatoria de dieciseisavos en la Champions a la que parece destinado el Real Madrid pese a su triunfo en Bérgamo. De ahí que no resulte extraño escuchar a Ancelotti que se trata de «aguantar».