Hace dos semanas que Rafael Louzán llegó a la presidencia de la Real Federación Española de Fútbol y tiene muchos frentes abiertos que solucionar, tras casi un año y medio de desgobierno. Yo le pido fútbol en Navidad. Un boxing day a la española. Soy consciente de que los futbolistas tienen un calendario sobrecargado y de que se merecen descansar estos días junto a sus familias, pero como también se han hecho acreedores a disfrutar con los suyos los profesionales de los supermercados, los farmacéuticos, los dependientes de los grandes almacenes... Y los periodistas. Que hasta en día 25 y en día 1 tenemos que cumplir con la gustosa obligación de ofrecerle a nuestros lectores el mejor periódico posible.
Los futbolistas merecen un calendario con menos partidos, más racional y hasta dos meses de vacaciones en verano. Pero justo ahora, en fechas navideñas, sería un gran momento para ver fútbol en familia. Ahora es cuando los niños pueden ir incluso a los estadios a las ocho y media o nueve de la noche y no en pleno curso escolar. Además, podrían predeterminarse los enfrentamientos para que solo se vivieran encuentros de proximidad geográfica, propiciando viajes cortos. ¿Se imaginan que este fin de semana se hubiera jugado un Real Madrid-Atlético, un Sevilla-Betis o un Athletic-Real Sociedad? Las grades se llenarían de niños. En las cartas a Papá Noel seguramente habrían aparecido incluidas peticiones de entradas, para goce de la industria del fútbol.
Si se quiere, se puede encajar el puzle. Pero hace falta voluntad de todas las partes. Y ceder. Es mucho más razonable el fútbol en Navidad que el 12 de agosto, con las plantillas sin hacer y el aficionado más pendiente de la playa que de los suyos. Si alguien tiene capacidad para alcanzar acuerdos, ese es Louzán. En sus manos está intentar ponerle algo de cordura al loco fútbol español.