Ana Peleteiro y el valor del entorno local

Isidoro Hornillos

DEPORTES

Piroschka Van De Wouw | REUTERS

08 mar 2025 . Actualizado a las 22:33 h.

Ana Peleteiro asumió en el 2024 una decisión valiente, pero arriesgada. Dejó el grupo de Iván Pedroso en Guadalajara y regresó a su casa, en Ribeira. Disfrutar de la familia y tener a su marido y entrenador, Benjamin Compaoré, dirigiendo su preparación atlética, fueron argumentos muy seductores.

La medalla de oro lograda el viernes en el Europeo de Apeldoorn constata que la gallega sigue instalada en la élite internacional. Dominó el concurso; saltó con seguridad; proyectó el gen competitivo que emerge en las grandes citas. Su actuación también evidenció la solvencia técnica del francés Compaoré para dirigirla, ya que superó con creces el desafío de sustituir al multilaureado Pedroso, aunque con el cubano, la gallega obtuvo siete medallas en campeonatos internacionales.

Pero este nuevo éxito de Ana también pone en valor la rentabilidad de las inversiones realizadas en Galicia en los últimos años en infraestructuras atléticas cubiertas. Entre ellas, el módulo de Ribeira, pegado a las pistas de aire libre, asimismo municipal. No ha sido baladí en el estado de forma de la saltadora.

Su gran triunfo contribuye a naturalizar, descentralizar e impulsar la práctica deportiva de alto nivel en el entorno familiar. La apuesta que se hizo en España por los Centros de Alto Rendimiento, en un contexto sociodeportivo distinto, tiene menos justificación en la actualidad. Lo importante es facilitar, a través de una buena política deportiva, las mejores condiciones de entrenamiento a los practicantes, a ser posible en su entorno local.

Mis felicitaciones a Ana. Su esfuerzo, sus sacrificios, su innegable talento y su capacidad competitiva seguirán dándonos grandes satisfacciones.