La fadista recibió un cálido homenaje que acabó con concierto y puso a hacer palmas a todo el colegio
15 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Además de cantar con un sentimiento que pone la piel de gallina, la artista María do Ceo, por su calidad humana, es una de esas personas a las que apetece abrazar sin apenas conocer. La cantante volvió a demostrarlo en el CEIP de O Foxo (A Estrada), en el marco del homenaje que la comunidad escolar ha querido brindarle por su «infindo traballo a prol da cultura musical galaico-portuguesa» y por su acercamiento al mundo de los benjamines con su reciente libro-disco Cancións para nenas e nenos...
Decir María do Ceo es decir fado. Fado miñoto, concretamente. Porque la heredera de Amalia Rodrigues ha vivido siempre entre Galicia y Oporto y ha creado un estilo musical propio en el que confluyen con naturalidad las tradiciones de los dos lados de la raia.
Con 14 discos publicados, conciertos desde Egipto a Argentina y actuaciones para José Saramago o Juan Pablo II, María do Ceo sigue yendo por la vida con la humildad por bandera y con una cercanía apabullante. Ayer en el colegio de O Foxo protagonizó una «xornada inesquecible». Lo dijo la directora del centro, Rosa Ferreira, y no lo dijo por cumplir. Pocos homenajes logran superar fórmulas protocolarias y alcanzar la complicidad del auditorio al completo. María do Ceo lo consiguió. Con su voz y su calor puso a hacer palmas a alumnos, profesores y personalidades invitadas al evento.
La artista acabó ofreciendo un miniconcierto con todas las de la ley. Rompió el hielo con A galiña azul, consiguió que el alumnado cantase a coro Bate a mar y tras varias peticiones de bises bien sentidas se despidió con la mítica Uma casa portuguesa.
Antes de irse, María do Ceo dejó huella. Plantó un carballo en el Xardín da poesía María Porto y descubrió la placa del aula que de ahora en adelante llevará su nombre. En la biblioteca escolar, la fadista ya tenía rincón propio, con foto y un par de discos suyos. Ahora la sección se ha enriquecido con la colección completa de trabajos que la artista regaló al centro, al que también obsequió con una pieza de cerámica elaborada por ella misma -en una de sus facetas menos conocidas- e inspirada en su abuelo materno. El centro le correspondió con una edición de la revista escolar Pereiriños dedicada a ella, un poema de Xosé Luna y una escultura y un marcapáginas con el lema del colegio: «O mellor faro para impedir que os pobos tropecen é unha escola».
María do Ceo se confesó medio estradense. Hace 22 años que puso por primera vez un pie en el municipio para grabar en el estudio Edisco de Toedo. La buena sintonía hizo que la artista repitiese hasta acabar grabando en A Estrada 10 de sus discos, algunos de ellos con la colaboración de músicos locales como Héctor Martínez o Xosé Lueiro.
Eterna compañera de clase
La artista se mostró orgullosa por un homenaje que aprecia especialmente. «Escola só se pode escribir con maiúsculas», dijo. «Agradézollo moito ós nenos e nenas por se converter nos meus compañeiros de clase polos séculos dos séculos», manifestó.