Tono Arias invita a reflexionar en su libro de fotografía de la Rapa sobre el territorio y sus cambios
02 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Cuesta fijar los ojos. La amalgama de imágenes te obliga a bizquear. Transmiten una fuerza descomunal, entremezcladas, como los propios cuerpos de hombres y caballos. Pero ese colorista, casi tenebrista mosaico que impacta nada más entrar en la galería Dispara de A Estrada, va mucho más allá del reflejo de un rito ancestral. Fotografías que planean sobre la Rapa das Bestas para invitarnos a rascar, a impregnarnos con esa realidad social tantas veces olvidada que Tono Arias reivindica en su último libro. Acercarse a Raza produce inquietud sobre esa Galicia rural a la que se da la espalda en demasía. Trallazos en forma de imagen que obligan a reflexiones más universales que la lucha en el curro, que la salida al monte en busca de equinos,... El territorio y su transformación, la soledad, la tradición sin aderezos subyacen tras una publicación con un título tan recio y aglutinador como evocadora es una de sus acepciones en gallego: «raza: un intre no que loce o sol nun día de chuvia».
Tono Arias transmite en su discurso la misma pasión y capacidad reflexiva que en sus imágenes. Su pasión por la fotografía documentalista, en la que se prodiga sobre todo los fines de semana, le lleva a recorrer entroidos o romerías enxebres para plasmar lo que la mayoría somos incapaces de ver. Su objetivo barre el plano para trazarnos perfiles más psicológicos que físicos. Busca desbrozar el territorio con su mirada, imágenes con un interés diferente para ver cómo nos comportamos ante ese entorno, cómo se recicla, como se retuerce por la acción humana. Le apasiona el monte, andar, reflejar la naturaleza de otra manera.
En esa búsqueda de identidades ocultas sin duda el entroido se convierte en perfecto caldo de cultivo. Tono Arias publicó en su día Encarnados, un fotolibro en torno a los carnavales más o menos singulares de Galicia. Un trabajo editado pero sin fin, como demuestra su presencia estos días en alguna celebración en tierras ourensanas. Porque en lugares como Maceda, Vilariño de Conxo o Manzaneda, en sus felos o foliones, encuentra esa terapia para la limpieza mental, sonidos que percuten para abstraernos de las miserias del día a día. Evadirse aunque sea por tiempo acotado, como se consigue recreándonos en las fotografías que conforman una publicación donde no esperes encontrar la típica pose del disfrazado, donde te encontrarás con el alma, incluidas sus miserias, detrás del entroido.
Pero el carnaval ya acaba y era de otro libro del que quería hablarles. De Raza. Quinientos ejemplares editados recientemente en un proyecto que logró gestarse a través de una campaña de crowfunding. La mirada transversal de Tono Arias sobre la Rapa das Bestas, sobre esta tradición milenaria que tiene a Sabucedo como estandarte pero que se revive año a año en otros rincones gallegos. Quiso el artista agradecer ese impulso inicial de más de un centenar de personas que compraron el fotolibro antes de su publicación, que posibilitaron sacar adelante un proyecto que se materializaba el pasado diciembre, tras cribar imágenes de la Rapa desde el 2006 al 2021.
Otra visión sobre lo conocido
Reconoce Tono Arias que la vida de un fotógrafo documentalista se asemeja a la poda de un árbol, para sacar lo que sobra del medio creador, donde unas ramas llevan a otras. Siempre tiene algo entre manos, entre cámaras y placas, entre focos y pensamientos. Todo con Galicia como eje vertebrador, su territorio como campo de inspiración. Porque podría haberse ido a Palma a retratar el volcán y sus efectos devastadores, pero «necesito xustificarme como creador, explorar no territorio que coñezo, ter o contexto e palpar, vivir e extraer algo novo, que poida sorprender ao público e tocar a fibra nese tema escollido».
Defiende este fotógrafo afincado en A Estrada el libro como soporte, capaz de llegar a cualquier sitio, con una velocidad para su visionado, con una narrativa y mil posibilidades en el trabajo de edición. Tono Arias, que enaborla su cámara sin motor, opta siempre por no disparar muchas veces hacia su objetivo. Pese a ello toca después escoger con sutileza aquello que conforme un todo, que se entrelace y funcione aunque puedan descartarse en esa búsqueda de «boas imaxes».
Sus instantáneas reflejan ángulos, buscan recursos ajenos a lo convencional. Todo para sorprender pero también para el disfrute personal de la fotografía, otro camino como el póster editado de forma paralela, Miraraza, o la exposición que estos días sigue colgada en Dispara.
Galería Dispara cumple diez años en A Estrada
Músculos, tensión, movimiento, poder, fatiaga se entreveran con cansancio, paz, sosiego, reposo sobre el gran escenario del monte. Coreografías sin tutú, a pecho descubierto en muchas ocasiones. Todo eso y mucho más, difícil de narrar en palabras, encontramos en Raza. El libro opta ya a premios en un concurso, aparecerá este mes en un blog especializado de Estados Unidos y varios ejemplares viajaron por el mundo, como ocurre con las muchas publicaciones que conforman el fondo bibliográfico de la Galería Dispara, a punto de cumplir su décimo aniversario en A Estrada.
Alrededor de 1.500 joyas con la fotografía como elemento común se atesoran en ese templo especializado estradense que surgió como un proyecto cultural, con librería pero también exposiciones o talleres. El germen, cuenta Tono Arias, fue la crisis del 2008 que le llevó a promover un cambio de su faceta como fotógrafo «máis industrial» a documentalista. Desde los años 80 está entre trípodes y cámaras. Aunque envía libros a museos o festivales, sus clientes son particulares aficionados a este tipo de publicaciones. Un nicho pequeño para ediciones pequeñas, muy cuidadas, que incluso llegan a Japón o Estados Unidos.
Siempre inquieto, tiene hasta cinco proyectos en proceso de edición y trabajo. Alguno surgido durante pandemia encerrado en casa, con la noche como telón de fondo a creaciones casi escultóricas con construcciones del material de la finca o con dos amigos que se encontró en el bosque, dos zorros dispuestos a ser inmortalizados para la historia.