Deja su bar tras 27 años para trabajar en otro por cuenta ajena: «Estoy cansado de ser jefe»

A ESTRADA

El estradense Fernando Lodeiro servirá hoy sus últimos cafés en el Acrópolis
28 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Hay gente que sueña con llegar a tener su propia empresa y gente que sueña con liberarse de las preocupaciones que conlleva y cobrar una nómina a final de mes. En este segundo caso está en este momento de su vida el estradense Fernando Lodeiro Bermúdez (A Estrada, 1969), que dentro de muy poco pasará de regentar dos bares en el centro de A Estrada a manejar como asalariado una cafetería de Santiago.
Al preguntarle por el motivo de su giro profesional, Fernando responde sin dudarlo. «Después de 27 años, me cansé. Estoy agotado», dice. De cara, cualquiera pensaría que lo que ha agotado al estradense es el exigente trabajo en el sector de la hostelería, pero cuando cuenta que va a traspasar sus negocios para continuar en el sector trabajando por cuenta ajena, sorprende. «No estoy cansado de trabajar en la hostelería. Estoy cansado de ser jefe, de la responsabilidad que conlleva, del lío para cuadrar los horarios del personal... aunque yo tuve siempre gente de 10. Las últimas trabajadoras, las mejores. También creo que me lo merezco porque siempre fui serio y cumplidor», explica.
A Fernando Lodeiro los problemas de falta de personal no le han salpicado porque siempre ha tratado de cuidar a su gente para conseguir estabilidad. «Yo siempre cuidé a los trabajadores, a base de sacrificar el negocio. Los domingos solo abríamos al principio de todo. Después ya dejé de abrir los domingos y desde la pandemia cerrábamos también los sábados por la tarde. Puede parecer un poco chulesco y está claro que dejas de facturar, pero ganas estabilidad. El personal valora poder librar desde el sábado a mediodía hasta el lunes», explica.
A pesar de ello, Fernando Lodeiro se siente agotado como empresario. «Tienes que ser contable, mozo de almacén, camarero a turnos... Aquí hay que hacer de todo», cuenta.
Fernando Lodeiro, que es diplomado en Graduado Social y licenciado en Económicas, no siempre trabajó en el sector de la hostelería. Su carrera profesional la comenzó en los noventa como contable de la SA de Xestión do Plan Xacobeo y después trabajó como gerente de la empresa de hostelería Hodesan, que gestionaba una treintena de centros por toda Galicia. «A mí la carretera me gusta, pero en aquella época estaba casado y hacía 300 kilómetros al día y no me apetecía seguir», explica.
Así fue como el estradense se lanzó a emprender. «Cuando trabajaba como contable ya había montado con otro socio, Daniel Picáns, un local de copas aquí en A Estrada, el TNT. Después, como tenía un bajo vacío me metí en esta aventura», dice. La aventura fue la apertura de la cafetería Acrópolis hace ahora 27 años, en la calle Calvo Sotelo, en pleno corazón de A Estrada. El nombre fue idea de su hermana Paz, a quien el peculiar diseño interior le recordaba a la arquitectura griega. «Los doce primeros años trabajé con la que entonces era mi mujer, María Jesús Dorelle. Ella estaba en la banca pero por las tardes también me ayudaba con el negocio. Desde hace 15 lo llevo yo solo», cuenta Fernando.
El Acrópolis no fue la única aventura empresarial del estradense, que hace cuatro años, en un bajo familiar de la calle Ponteareas, abrió el café Pepe de Amaro, un pequeño local con el que rinde homenaje a su abuelo, pionero local en la venta ambulante de pescado.
Ahora, Fernando ha traspasado los dos locales para convertirse en feliz asalariado. Esta tarde servirá sus últimos cafés en el Acrópolis.
«Hace 15 años con mi edad sería imposible encontrar trabajo»
Fernando Lodeiro no ha tenido problemas para encontrar trabajo. «Hace 15 años, a esta edad, eras un cadáver. Sería imposible. Pero ahora en este sector hay trabajo. Se necesita gente que sepa y que tenga ganas. Y no es tan fácil de conseguir», explica. A él no le faltan ni lo uno ni lo otro. Experiencia le sobra tanto en gestión como tras la barra. Y su capacidad de trabajo lleva décadas demostrándola. «Jamás falté al trabajo», dice satisfecho. El estradense está también orgulloso de haber dejado sus dos negocios en buenas manos. El Acrópolis lo cogerá Patricia Wilkin, que ya regenta el bar La Morena de Cuntis. El Pepe de Amaro, la camarera de siempre, Raquel Mato. Él se va encantado de que ahora otros le ingresen la nómina.