El «testamento» de Conthe

M.J. Alegre MADRID

ECONOMÍA

BENITO ORDÓÑEZ

Antes de abandonar su puesto, recomendó suprimir la vicepresidencia de la comisión para evitar casos como los de Ramallo o Arenillas, una sugerencia destinada al fracaso

28 abr 2007 . Actualizado a las 07:00 h.

El próximo jueves 3 de mayo, el propuesto presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Julio Segura, acudirá a la Comisión de Economía del Congreso para someterse al examen de las fuerzas parlamentarias. Después accederá al cargo, una vez que los diputados comprueben que está libre de «conflictos de intereses» que le impidan desempeñarlo. Segura tiene ideas propias sobre las reformas que debieran acometerse en el órgano supervisor de los mercados de valores y algunas de ellas ya las apuntó en una reciente conferencia, en la que defendió, entre otras reformas estructurales, cambios que hagan más convincente el papel de los reguladores. «Es fundamental que sean percibidos como técnicamente competentes y con plena independencia de criterio, que las reglas del juego estén muy claras y que todos los agentes económicos estén convencidos de que se les va a dispensar igual trato», planteó. Pero también se impone restaurar el crédito dañado, y el ya ex presidente de la CNMV, Manuel Conthe, aportó sugerencias, oscurecidas por la polémica que ha acompañado su salida. La más drástica, la de suprimir la vicepresidencia del regulador, porque la experiencia pone de manifiesto, a su entender, los riesgos que acarrea la bicefalia. Según Conthe, «la relación entre presidente y vicepresidente -de la CNMV- ha sido, desde sus mismos orígenes, una de las fuentes de vulnerabilidad y conflicto en la institución». Seguramente es cierto, pero el secretismo que rodea las actuaciones y discusiones en la cúpula de la Comisión del Mercado de Valores ha ocultado muchas discrepancias. El «caso Gescartera» Fue precisa una comisión de investigación parlamentaria para que saliera a la luz el papel desempeñado por el vicepresidente Luis Ramallo en el «caso Gescartera». Ramallo actuó en línea con la entonces consejera y más tarde presidenta Pilar Valiente, pues ambos contribuyeron a que la sociedad de Antonio Camacho pudiera eludir inspecciones y hasta evitaron que fuera intervenida cuando otros miembros de la CNMV -entre ellos el propio presidente Juan Fernández Armesto- lo plantearon. El vicepresidente Ramallo se significó, además, porque aceptó del presidente de Gescartera llamativos regalos como varios pañuelos de Hermés, una maleta de Loewe y unos pendientes de la joyería Suárez, valorados en un total de 3,1 millones de pesetas -del año 2001-. La conflictiva convivencia que han mantenido en fecha reciente el ya ex presidente Manuel Conthe y su número dos, Carlos Arenillas, nada tiene que ver, al decir del primero, con la labor que el segundo ha simultaneado como gestor del patrimonio «familiar», ni con la poco ejemplar imagen que proporciona un vicepresidente del supervisor de los mercados cuando acepta de un agente de valores la invitación a una suculenta comida regada con carísimas y selectas bebidas. Según Conthe, la independencia de la institución resulta comprometida desde el momento en que Arenillas no sólo está casado con una ministra, sino que ha venido actuando como correa de transmisión de la oficina económica de La Moncloa, que fue precisamente la principal impulsora de su nombramiento. Parece que la sugerencia de suprimir el cargo de vicepresidente está destinada al fracaso, sobre todo porque implica una reforma estructural y el Gobierno socialista ni siquiera ha emprendido los cambios que, respecto al organismo regulador de los mercados, comprometió en su programa electoral. Lo mismo puede decirse de la propuesta de alargar el mandato del presidente de la CNMV y hacerlo no renovable. Otras ideas Sin embargo, otras ideas de Manuel Conthe sí podrían tener mejor acogida. Entre ellas, la de fomentar la transparencia. Para lograrlo, el ex presidente sugirió en la Comisión de Economía del Congreso «la difusión íntegra de todas aquellas resoluciones, actas y votos particulares que se pronuncien sobre la interpretación de normas, con las omisiones que resulten imprescindibles». También debiera hacerse pública de inmediato, aconsejó, la política de comunicación externa que el consejo de la CNMV aprobó hace ya tiempo. De acuerdo con esa pauta, por ejemplo, cuando un consejero se ve afectado por acusaciones, debe emprender su defensa individualmente, sin que se implique la comisión como tal, si bien puede hacer uso del gabinete de prensa para difundir su respuesta.