El asesor de Tata cree que China y la India no suponen aún una amenaza.
18 may 2009 . Actualizado a las 14:54 h.Pankaj Ghemawat es sinónimo de globalización. En sus más de 18 años de carrera académica, se ha dedicado a teorizar sobre la importancia de aplicar una visión estratégica en la expansión de las empresas a nuevos mercados. Sin embargo, en su currículo destaca su condición de asesor del grupo Tata, el mayor conglomerado empresarial de la India, con más de 350.000 trabajadores en todo el mundo y una gran presencia en el sector del automóvil. Y sobre el motor giró buena parte de su intervención en A Coruña, donde acudió invitado por Caixa Galicia y el Ayuntamiento.
-La crisis ha alterado el tablero de la automoción, provocando una cascada de fusiones. Haciendo una proyección de futuro, ¿cuántas industrias quedarán tras la reconversión?
-Uno de los primeros malentendidos es, precisamente, hablar de concentración. Es falso que el sector del automóvil se esté concentrando. Tuve un debate muy interesante con los directivos de DaimlerChrysler al respecto. Si estudias los datos, y yo lo he hecho, se puede ver que la máxima concentración en el sector se alcanzó hace 80 años, cuando una marca, Ford, y un modelo, el T, copaban alrededor del 50% del parque de vehículos. Desde ese momento, la cuota de mercado de las firmas ha bajado continuamente. En realidad, lo que se ha producido es una fragmentación, por lo que hay más capacidad de acceso.
-¿El despegue de las industrias del automóvil india y china amenaza a las fábricas occidentales?
-Los fabricantes indios y chinos todavía están centrados en sus mercados internos, por lo tanto hacen productos para sociedades donde los ingresos son mucho más bajos que en Europa o Estados Unidos. Actualmente, son las firmas occidentales las que están en condiciones de expandirse en el mercado chino o indio y tienen que analizar cómo hacerlo. Más tarde será el momento de que los fabricantes de esos dos países puedan llevar sus productos a Europa.
-Hablamos de dos gigantes, la India y China, con profundas diferencias en el plano político. ¿Cómo afectarán esas diferencias a su proyección económica?
-De forma general, China tiene una ventaja en términos de situación económica y de proximidad geográfica con Estados Unidos. Pero tiene un gran hándicap: la incertidumbre de qué pasará tras la caída del régimen comunista. Sin embargo, la India cuenta a su favor con una mayor proximidad cultural, es una sociedad más occidentalizada y cuenta con la ventaja competitiva de que es una comunidad que domina el inglés. La influencia de esos factores variará mucho en función de los sectores de actividad. En el campo del software, donde es fundamental el idioma, la India tiene ventaja. Pero en el sector de los juguetes, no me imagino cómo serían unas Navidades occidentales sin la industria china...
-¿Las empresas analizan en profundidad todos esos factores al expandirse?
-Las cosas han cambiado mucho en el último año. Antes de eso, había empresas que pensaban que las barreras políticas no existían, que los consumidores querían el mismo producto en todo el mundo. Lo que ha pasado este año nos ha enseñado que eso no es así.