El gigante de la alimentación Nestlé anunció ayer la compra del negocio de pizzas congeladas de la multinacional Kraft Foods en Estados Unidos y Canadá, en una operación por la que la firma suiza ha desembolsado 3.700 millones de dólares (unos 2.560 millones de euros). La adquisición dará a Nestlé un papel protagonista en un negocio que genera 37.000 millones de dólares anuales en ventas.
El año pasado, Kraft Foods tuvo una cifra de negocios estimada en 2.100 millones de dólares en este sector, según Nestlé, que señaló que la adquisición «fortalece de manera importante el segmento de los congelados de Nestlé en Norteamérica». La firma suiza prevé un aumento del beneficio de explotación de 279 millones de dólares de aquí a cinco años.
Bloqueo a la opa por Cadbury
Tras esta operación, Nestlé desistió ayer de participar en la opa lanzada por Kraft para adquirir la firma chocolatera inglesa Cadbury, una operación que está en el aire por el rechazo de uno de los accionistas mayoritarios de la multinacional estadounidense, el magnate Warren Buffett.
Y es que, después de que la dirección de Kraft anunciara que utilizaría el dinero obtenido por la venta de su división de pizzas a Kraft a incrementar la oferta de 16.000 millones de dólares presentada por la confitera presentada, la sociedad de Warren Buffett, Berkshire Hathaway, que controla el 9,4% de Kraft, expresó su rechazo a la intención de la marca de adquirir Cadbury, porque la oferta establece la emisión de nuevas acciones para financiar la operación.
«La acción de Kraft, a su valor actual, es una moneda de pago muy cara para ser utilizada en esta adquisición», apuntó Buffett en un comunicado. Y es que el empresario ha invertido cerca de 900 millones de dólares en comprar acciones de Kraft, a un precio medio de 33 dólares, lo que quiere decir que si vendiera ahora, cuando los título de la compañía se negocian a 28 dólares en la Bolsa de Nueva York, el magnate perdería cerca de un 18% de su inversión.