Todas las operaciones lanzadas para mantener la galleguidad de las firmas fracasaron ante el capital foráneo
14 mar 2010 . Actualizado a las 02:00 h.Como un virus que se extiende, el de las deslocalizaciones amenaza con dejar en los huesos un tejido empresarial como el gallego, al que generar firmas líderes, como Inditex, le cuesta décadas. Muchos menos años que los necesarios para perderlas. En tan solo diez, el breve tramo del siglo consumido hasta ahora, Galicia ha cedido la gestión de la primera inmobiliaria española, su histórico grupo de energía o la gestión de su espina dorsal (la AP-9). Traducido, el control de cerca de 7.000 millones de euros y de unos 2.000 puestos de trabajo.
Fadesa
La pesada indigestión
de Fernando Martín
En pleno bum del ladrillo, nadie le hacía sombra a Fadesa. Su modelo de negocio, basado en grandes núcleos residenciales y precios asequibles, le abrió a la inmobiliaria coruñesa el camino al mercado internacional y al parqué madrileño, donde empezó a cotizar en el 2004. Un bocado muy goloso para el apetito empresarial de Fernando Martín, que lanzó una opa sobre el 100% de la compañía, tasando su valor en los 4.045 millones de euros de los que Manuel Jove, presidente y propietario del 54,6% de Fadesa, recibió 2.209. El pez pequeño (Martinsa) se comió al grande y, en esta ocasión, la digestión se le atragantó. Apenas un año después de consumarse el relevo en la gestión, la nueva Martinsa Fadesa presentó concurso de acreedores. Fue en julio del 2008, azotada por la crisis inmobiliaria y sus más de 7.000 millones de deuda. Por el camino se quedaron los cerca de 500 empleados con los que llegó a contar la anterior sede de la inmobiliaria en A Coruña, donde hoy solo trabajan alrededor de una veintena.
Unión Fenosa
Adiós al sueño de un gran grupo energético gallego
El que fue el sueño eléctrico del banquero Pedro Barrié de la Maza, que en 1943 creó Fenosa con el objetivo de aprovechar los recursos energéticos de la comunidad, acabó definitivamente en septiembre del 2009, cuando la compañía fue absorbida por la catalana Gas Natural y dejó de cotizar en Bolsa. Pero la desgalleguización de la eléctrica fue un proceso prolongado en el tiempo. Empezó en 1982, con su fusión con la madrileña Unión Eléctrica, que dio lugar a Unión Fenosa. En el 2005 se frustró la última opción para regalleguizar la empresa, cuando la oferta de un grupo de empresarios de la comunidad por el 22% que controlaba el Santander fue superada por la de Florentino Pérez que fue ampliando su participación. Hasta que en el 2008, acuciado por la deuda de su constructora ACS, Pérez decide hacer caja y vender sus acciones. Pese a la llamada de la Xunta al empresariado gallego para recuperar Fenosa, la operación se frustra y la eléctrica, de cuyo capital salen las tres grandes financieras gallegas, pasa a manos de Gas Natural. Pero antes de perder su vínculo con Galicia, Fenosa aún tuvo tiempo a hacer su última contribución al tejido empresarial gallego, impulsando empresas de gran recorrido, como la operadora de cable R.
ENA
Las autopistas gallegas: de Sacyr a la estadounidense Citi
La privatización en el 2003 de la Empresa Nacional de Autopistas (ENA), que gestionaba la AP-9, llevó a la pérdida de una vía fundamental. Audasa pasó entonces a manos de Sacyr, aunque con un pequeño porcentaje aún en manos de las cajas gallegas, que controlaban un 10% de la sociedad cada una. Pero la historia de Fenosa se repitió. En plena crisis del ladrillo, la elevada deuda de la constructora presidida por Luis del Rivero le obligó a amortizar activos, entre ellos Itínere, la sociedad a través de la que controlaba Audasa. Las dos cajas entraron para adquirir un 22,8% de la filial de concesiones y así tener voz y voto en su consejo, del que depende la inversión de hasta 400 millones de euros en las grandes vías de comunicación gallegas. Estas fueron la moneda de cambio para que Sacyr pudiese enjugar parte de la deuda adquirida para comprar el 20% de Repsol, ya que la venta de Itínere al fondo de inversiones del banco neoyorquino Citi, le permitió ingresar 7.887 millones de euros. Al final, la médula de Galicia se tutela en Estados Unidos.
Ence
Caixa Galicia le cede a Arregui las riendas de la papelera
En abril del 2006, el director general de Caixa Galicia, José Luis Méndez, cedía la presidencia de Ence al industrial vasco Juan Luis Arregui, al que la propia caja le abrió la puerta con la venta de un 6,8% de la papelera meses antes del cambio en la gestión y que, junto con los Albertos, siguió ampliando su participación en Ence hasta hacerse con el control. Galicia cedía así las riendas de una empresa que tomó en el 2001, cuando Caixa Galicia ganó una puja a cara de perro al hombre más rico de Portugal, Belmiro Mendes de Azevedo, en un largo proceso de privatización. Y es que los planes de la caja para Ence, que pasaban por completar en Galicia el ciclo del papel, con una inversión de 240 millones de euros, se frustraron por la oposición política suscitada en Pontevedra, e incitaron a la financiera a la desinversión.
Siderúrgica Añón
La catalana Celsa paga 425 millones por tres empresas
En mayo del 2007, Francisco Rubiralta, presidente de la catalana Celsa, puso 425 millones sobre la mesa para hacerse con tres de las empresas controladas por Manuel Añón y Epifanio Campo: Siderúrgica Añón, Hierros Añón Comercial (ambas con sede en A Laracha) y Aciérie de l'Atlantique. Fue esta última, adquirida por los empresarios gallegos en el 2004, la que suscitó el interés de Celsa, deseosa de entrar en el mercado francés a través de su factoría de Bayona. De paso se hicieron también con las riendas de la planta de Lendo (A Laracha) y de un grupo que facturaba en el momento de su venta 360 millones de euros anuales. Lo que no entró en la negociación fue Hierros Añón, la pequeña empresa que Manuel Añón heredó de su padre y de la que, según ha declarado, nunca se desprenderá.
Leche Celta
La puja por el oro
blanco gallego
Cuando en el 2000, la estadounidense Swiss Foods se hizo con Leche Celta (en una operación cifrada entorno a los 84 millones de euros), la firma gallega ocupaba el cuarto puesto del sector en España por cuota de mercado. Y es que después de perder la carrera para hacerse con Leyma un año antes -en un nuevo intento frustrado de mantener la galleguidad-, lo que la habría aupado al liderazgo del sector lácteo español y, por tanto, la habría blindado, Celta quedó a merced del capital foráneo, muy interesado en controlar el oro blanco gallego.
Pizza Móvil
La lusa Ibersol acaba de un bocado con la competencia
En pleno auge de las cadenas de comida a domicilio, Galicia se posicionó en el mercado a través de Pizza Móvil. En el 2001, cuando la firma era líder en la comunidad (28 locales) y tercera en el mercado español, donde ya había iniciado su expansión -con una facturación superior a los 3.000 millones de pesetas anuales- el gigante luso Ibersol (líder del sector en Portugal con 124 establecimientos) volvió la cabeza y se comió al incipiente competidor gallego.
San Luis
Kesa se queda con los electrodomésticos más gallegos
Apenas dos años después de fusionarse con la madrileña Menaje del Hogar, la cadena gallega de electrodomésticos San Luis cayó bajo la órbita de la multinacional británica Kesa, que pagó 132 millones de euros por una cadena que generaba 400 empleos en la comunidad.
Comunitel, Toypes...
Un goteo que no cesa
No hay sector en la comunidad que resista el virus de la deslocalización. En los más avanzados, como el tecnológico, Galicia perdió en el 2005 la gestión de Comunitel, una firma de Vigo por la que Tele2 pagó 257 millones para hacerse con el control de sus centros de datos y llamadas. Una gestión que apenas duró dos años, los que tardó Vodafone con hacerse con el grupo. Mientras, la textil Toypes se vio obligada a ampliar capital para hacer frente a su delicada situación financiera y pasó a depender de la sueca GB.