Diferencias de criterio en el seno de la conservera gallega motivaron su venta
03 jun 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Creada hace 75 años en Vilaxoán (Vilagarcía de Arousa), Conservas Cuca siempre se mantuvo bajo la órbita de la familia Pita. Ayer, esta relación se rompió definitivamente al materializarse la venta de la conservera gallega al grupo Garavilla, en el que la propiedad vasca original se combina con fondos de MCH Private Equity, una sociedad de capital riesgo. Fuentes de la empresa señalan que la operación se materializó en torno a los 10 millones de euros, lejos de los 25 millones que habían trascendido en el momento en que las negociaciones salieron a la luz.
Entre los motivos que condujeron a la venta han jugado un papel decisivo las diferencias surgidas en la tercera generación de los Pita con respecto a la gestión de la conservera. Una parte de la familia había apostado con fuerza por la modernización de sus productos y la imagen de sus marcas, Cuca y Massó. Acciones en esta dirección, como la creación de una sala de degustación, visitada por 8.000 personas, el lanzamiento de una línea exclusiva diseñada por Sargadelos o la elaboración de una gama de conservas ecológicas quedan, ahora, en manos de Garavilla, al igual que las factorías de Vilaxoán y Boiro junto a sus 150 empleados y una cifra de negocio que sumó 40 millones de euros en el 2010.