Fitch coloca a Grecia en el nivel de quiebra y Moody's amenaza a Estados Unidos.
14 jul 2011 . Actualizado a las 10:57 h.La crisis de deuda de la eurozona se está convirtiendo en la historia interminable. No solo por lo que dura (hace más de quince meses que Grecia amenaza quiebra), sino porque cada vez se asemeja más al argumento de la novela de Michael Ende que lleva ese título. En ella, una niebla informe devora poco a poco un territorio, cuyos habitantes van perdiendo la memoria a medida que esa metafórica nada avanza y los engulle.
La crisis ha sumido a la Unión Europea en el caos, y sus instituciones y sus socios empiezan a mostrar síntomas de alarmante parálisis. Ayer fueron incapaces de ponerse de acuerdo para convocar una cumbre extraordinaria de jefes de Estado y de Gobierno, que se iba a celebrar este viernes y en la que debían definir el diseño del segundo rescate griego, que a día de hoy parece la única medida capaz de calmar a los mercados.
La falta de acuerdo se debe a las enormes diferencias sobre la propuesta francoalemana de implicar al sector privado en el plan, que podría rondar los 100.000 millones de euros y que obligaría a los acreedores a recomprar bonos griegos con parte de lo que reciban al vencimiento de los antiguos. Eso supone reconocer que Atenas no puede pagar sus deudas, ni siquiera tras la inyección del primer rescate (110.000 millones) ni tras poner en marcha un durísimo programa de ajuste.
Alemania
La canciller Angela Merkel bloqueó la cumbre de líderes porque teme que acabe en fracaso si no hay acuerdo previo, y porque no quiere que eso suceda el mismo día en que se harán públicas las pruebas de esfuerzo de la banca europea. Aunque ni siquiera en su país hay unanimidad sobre la fórmula que proponen Berlín y París para salvar a Grecia. Ayer trascendió que el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, la considera «problemática», porque aumenta el «riesgo de contagio» de la crisis.
Mientras tanto, la nada sigue avanzando: tras una semana negra para Portugal, con Irlanda de nuevo en el disparadero de las agencias de calificación y con España e Italia sufriendo ataques directos a sus mercados de deuda, la agencia Fitch rebajó de golpe cuatro peldaños la nota griega, para dejarla al nivel de quiebra, como ya hicieran en su día Standard and Poor's y Moody's.
A última hora de ayer, esta última agencia anunció que estudia bajar la nota de la deuda de EE. UU., actualmente la mejor posible (Aaa). Moody's colocó en revisión la nota de las obligaciones del Estado federal, «en vista de la creciente probabilidad de que el límite legal de la deuda no sea elevado a tiempo».
A las agencias les llovieron ayer las críticas, especialmente desde Bruselas, donde no pudieron explicar qué les impide convocar una reunión de líderes ante una situación de emergencia como esta. Según la portavoz de la Comisión Europea, Pia Ahrenkilde, se estudia la posibilidad de celebrarla la semana que viene.