Este será, junto con la forma de aprovechar mejor el fondo de rescate europeo (FEEF), uno de los asuntos cruciales de la cumbre extraordinaria del próximo domingo.
20 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.La cita de los líderes europeos para despedir a Jean-Claude Trichet como presidente del Banco Central Europeo (BCE) se convirtió ayer en una reunión crucial para que la cumbre extraordinaria de la UE del próximo domingo concluya con acuerdos de alcance para afrontar la crisis. En un ambiente de fervor europeísta, los líderes europeos despidieron a Trichet con alabanzas a su política de rigor monetario y a las decisiones poco convencionales, como la controvertida compra de bonos de países endeudados como instrumento para atajar la crisis.
Sin embargo, fue el propio Trichet quien urgió a los líderes europeos a dar los pasos necesarios para superar las actuales dificultades financieras, al abogar por solventar de manera «urgente» la recapitalización de los bancos y la integración económica y fiscal de la UE.
Este será, junto con la forma de aprovechar mejor el fondo de rescate europeo (FEEF), uno de los asuntos cruciales de la cumbre extraordinaria del próximo domingo. Para perfilar este encuentro de líderes en Bruselas, y sobre todo para acercar posturas con Alemania, viajó ayer por sorpresa a Fráncfort el presidente francés, Nicolas Sarkozy, que no acudió al homenaje a Trichet pero se desplazó a última hora, a la metrópolis financiera.
Portugal irá a la huelga el 24 de noviembre
La anunciada huelga general contra la política económica del Gobierno conservador portugués se celebrará el próximo 24 de noviembre. Así lo decidieron ayer los principales sindicatos lusos, que se han unido para organizar la protesta. Las dos centrales, la Confederación General de Trabajadores Portugueses (CGTP, comunista) y la Unión General de Trabajadores (UGT, socialista), anunciaron, en actos separados, la fecha de la huelga, que tendrá lugar un año después de la realizada contra las medidas de austeridad del anterior Gobierno socialista. La protesta del año pasado unió, por primera vez en 20 años, a la CGTP y la UGT. Entonces, las centrales cifraron el seguimiento en un 75 %, aunque el Gobierno calculó que solo el 20 % de los funcionarios se sumó al paro.