El gigante textil abre tienda en línea para 500 millones de internautas
05 sep 2012 . Actualizado a las 12:52 h.El dominio zara.cn lleva semanas funcionando. En esta web aparecen varios rostros orientales proyectados sobre un número que, hasta hoy, cambiaba cada día. Marcaba el tiempo que restaba para la inauguración de la tienda online de Zara en China.
Las cifras de comercio online en este país son apabullantes. Se calcula que en la segunda economía del mundo hay ya más de 500 millones de internautas, de los que un 80 % utilizan el ciberespacio para comprar o vender. El año pasado se gastaron 7 billones de yuanes (es decir, unos 800.000 millones de euros), un 46 % más que en el 2010.
Comprar online está tan de moda en China como Zara, a pesar de que el año pasado la marca se tuvo que enfrentar a la denuncia de la Asociación de Consumidores de Pekín -de financiación pública- sobre la mala calidad de sus tejidos.
Sin embargo, en la puerta de un establecimiento del centro de Pekín parece que ya ningún cliente se acuerda de aquella polémica. «Yo solo me compro ropa de Zara y de algunos diseñadores de Hong Kong» asegura Dingyi, maquillador de profesión, que con su novia contemplan el escaparate de una tienda donde se anuncia el inicio de la venta en la Red.
En el 2011, Inditex aumentó un 10 % sus ventas globales respecto al año anterior. No está claro qué parte de ese incremento está generado específicamente en China, pero más allá de la frialdad de los grandes números, el indicador que determina con rotundidad la popularidad de una marca es encontrar sus prendas copiadas en todos los grandes mercados de falsificaciones de megalópolis como Shanghái o Pekín. Y en el atestado Yashow o en el turístico Mercado de la Seda de la capital, las prendas del gigante textil de Arteixo se codean con las mejores copias de Armani o Abercrombie. Causan furor las prendas de punto y las camisas. Los vendedores las ofrecen con su peculiar pronunciación en mandarín. A este lado del mundo, Zara se pronuncia Sala.
Más de cien tiendas en China
Nada se falsifica si no se vende mucho y rápido. Es la lógica aplastante que determina por qué aquí unos productos se copian como churros y por qué otras marcas son absolutamente desconocidas. Desde que Zara abrió sus puertas en Shanghái en el 2006, las tiendas se han multiplicado por todo el país hasta contar en la actualidad con más de cien establecimientos en unas 40 ciudades chinas. A partir de ahí, las ocho marcas comerciales de Inditex han ido llegando hasta crear una red de 300 tiendas en todo el país. Es evidente que semejante expansión responde a las necesidades de consumo de una arrolladora clase media que poco o nada quiere recordar del traje Mao que hace 30 años vestían todos, hombres y mujeres, ancianos y niños. En la actualidad, unos 247 millones de chinos (el 18 % de la población) gastan de promedio entre 10 y 100 dólares al día, según la Brookings Institution. Una cifra que, si la economía continúa desarrollándose así, podría superar los 600 millones para el 2020.
La empresa no desglosa qué tanto por ciento de la producción de Zara se fabrica en China. Como antes lo hicieron en Europa y en América, han conquistado a jóvenes como Zhang, que estudia el equivalente chino a corte y confección. «Vengo todas las semanas a mirar, no siempre compro, ahora voy a esperar a la fiesta nacional del 1 de octubre porque habrá rebajas» explica.
Ante la pregunta de si la ropa le parece cara, responde: «Es caro; si puedo lo compro. Pero, a veces, los productos se agotan y si no los encuentro, los compro falsos». Asegura que si una chaqueta de punto le cuesta en la tienda 36 euros, en el mercado puede regatear el precio y conseguirla por 10. Siempre hay quien copie y siempre quien consiga el más barato todavía.