El FMI, partidario de conceder más tiempo para atajar el déficit
12 oct 2012 . Actualizado a las 07:00 h.La rebaja de Standard & Poor's de la calificación de la deuda del Reino de España hasta dejarla en la frontera del bono basura cayó como un jarro de agua fría en el Gobierno. Tras haber logrado retrasar el pronunciamiento de Moody's, -que se fijó el mes de septiembre para revisar la nota Baa3 que ahora mantiene-, el Gabinete de Mariano Rajoy confiaba en una cierta tregua, propiciada por el consenso con otros líderes de la Europa del sur para activar los planes de integración europea, por lo que la decisión de S&P lo pilló con el pie cambiado.
Sin embargo, la sangre no llegó al río en las mesas de operaciones. Y, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, una relajada Soraya Sáenz de Santamaría opinó que la rebaja de la calificación «no se corresponde» con la actual percepción de los mercados, ni con el tratamiento que están dando a la deuda los inversores que acuden a las emisiones del Tesoro, ni, en definitiva, con el nivel de financiación del país. «Muchos de estos informes no recogen los esfuerzos de las reformas estructurales aplicadas», reprochó la vicepresidenta.
El análisis de la agencia Standard & Poor?s incorporó de nuevo argumentos políticos, esta vez con mayor consistencia. Los expertos de la firma van más allá de las reticencias a las previsiones de crecimiento que utiliza el Gobierno, o de su desconfianza sobre el cumplimiento de los compromisos del déficit. Ahora opinan que el Gabinete de Mariano Rajoy tendrá problemas para adoptar medidas de ajuste porque no solo tendrá que hacer frente al descontento social y a la resistencia, sino también a los efectos derivados de la sucesión de elecciones autonómicas que se avecinan. Si un día aplazó la presentación de los Presupuestos por los comicios en Andalucía, ahora le aguardan las consultas de Galicia, el País Vasco, Cataluña... En definitiva, advierte S&P, que a las presiones económicas se van a unir las políticas.
El antídoto, las reformas
Ante el inopinado descenso de la nota, el secretario de Estado de Economía, Fernando Jiménez Latorre, admitió: «Nos ha sorprendido, no esperábamos este cambio». No obstante reiteró que «la voluntad del Gobierno de continuar con las reformas y corrigiendo la desviación del déficit es absoluta». Por ello, expresó su confianza en que «la agencia pueda reconsiderar la calidad de la deuda pública española, una vez se vayan cumpliendo los objetivos marcados».
Latorre también admitió que el BCE podría actuar en un plazo «relativamente breve». Actuar quiere decir comprar deuda soberana. Y sugerirlo, como hizo ayer el secretario de Estado, quiere decir que España se someterá a la exigencia previa de pedir auxilio a los socios europeos para activar el procedimiento. Si Standard & Poor?s dio la de arena, la de cal llegó desde Tokio. En la capital japonesa, la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, se mostró a favor de conceder más tiempo a los países con problemas para reducir el déficit. Toda una afrenta a la patológica obsesión alemana por la austeridad.
Para las políticas de ajustes, «a veces es mejor tener más tiempo», señaló inmediatamente después: «Eso es lo que preconizamos para Portugal, para España y también para Grecia». En el caso heleno, Lagarde insistió en que son necesarios dos años más para alcanzar las metas impuestas. Merkel no quiso pronunciarse al respecto, e insistió en que aguarda el informe de la troika.