Nadie espera dar con yacimientos de petróleo rentables, pero sí hay grandes expectativas de encontrar y explotar importantes reservas de gas extraíble por métodos no convencionales, sobre todo el «fracking» o fracturación hidráulica, una tecnología tan polémica como novedosa
26 may 2013 . Actualizado a las 23:50 h.Se veía venir. Poderosos lobbys que operan en el sector llevaban meses preparando el terreno. Las pocas dudas que podían quedar las despejó el pasado lunes el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, en el marco de la Conferencia Sectorial de la Energía, en presencia de los representantes de todas las comunidades autónomas.
El Gobierno está dispuesto a remover todos los obstáculos necesarios para que despeguen los proyectos de exploración de los potenciales yacimientos de gas para su posterior explotación por un polémico método conocido como fracking (fractura hidráulica) que, por sus potenciales efectos medio ambientales, viene tropezando con un amplio rechazo social en las zonas donde se pretende utilizar.
Fue en ese foro donde el ministro anunció que el mes que viene se aprobará un gran paquete de medidas legislativas que prevé la inclusión de la regulación del fracking por la legislación básica del Estado. Así se sortearía, en la práctica, la negativa de algunas comunidades autónomas a emplear la fractura hidráulica en la explotación de los yacimientos ubicados en su territorio, rechazando así la moratoria planteada en la Conferencia por el representante de Andalucía.
Aunque inicialmente eran varias las autonomías reacias a autorizar el empleo de esta tecnología extractiva -Cantabria, La Rioja, Aragón y Castilla-León, entre otras- al final se quedó sola la de Cantabria, cuyo Parlamento ya aprobó en su día una ley antifracking.
Ni renuncia ni moratoria
Soria lo dejó claro: ni renuncia ni moratoria. «Estamos ante un cambio en la geopolítica mundial de la energía. Sería un lujo renunciar a este tipo de tecnologías en la exploración y explotación de hidrocarburos. Eso sí -precisó- las autorizaciones deberán hacerse siempre con las máximas garantías medioambientales de la Unión Europea».
Casualidades o tal vez no tanto, el anuncio del ministro tuvo lugar el mismo día en el que el comisario europeo de Energía, Günther Oettinger, declaraba en una entrevista publicada en Alemania que «no se puede dejar pasar la oportunidad» que representa la generación de gas mediante fractura hidráulica, sin por eso comprometer la conservación medioambiental».
Este posicionamiento del Gobierno llega dos meses después de la presentación publica de un informe elaborado por la Asociación Española de Compañías de Investigación, Exploración y Producción de Hidrocarburos y Almacenamiento Subterráneo (ACIEP), en colaboración con la consultora Gessal, que asegura que España es un país poco explorado, pero con gran potencial para generar recursos energéticos propios, tanto en el terreno del gas convencional y no convencional, como en el del petróleo.
Según este informe, los recursos prospectivos potenciales de gas -convencional y no convencional- en España ascienden a 2.500 BCM-miles de millones de metros cúbicos de gas-,una cantidad que equivale a 70 años de consumo en España, tomando como base los actuales estándares de consumo.
En cuanto al petróleo, los recursos prospectivos potenciales en España, siempre según este informe, son de unos 2.000 millones de barriles de petróleo, lo que representa el 20 % del consumo total de España durante 20 años.
Según Antonio Martín, presidente de ACIEP, «la exploración y producción de hidrocarburos debe ser una actividad estratégica a tener muy presente a la hora de gestionar la política energética de España. Muchos países han cambiado su realidad industrial y social gracias a los hidrocarburos; hoy sabemos que una actividad como la exploración y producción, realizada por compañías con experiencia internacional, cumpliendo todas las exigencias medioambientales, puede ser fundamental para corregir nuestra dependencia energética, asegurar el suministro y aportar beneficios a la sociedad mediante el desarrollo económico y la creación de empleo».
Si en España el Gobierno y la patronal del sector lo tienen claro, en el resto del Europa no sucede lo mismo. El debate lleva años y sigue abierto. La Unión Europea, con una de las legislaciones medioambientales más exhaustivas del mundo, aún no tiene ninguna explotación en producción. Polonia, el país con más recursos potenciales -casi un tercio del total del continente-, es el único que cuenta ya con legislación específica. En Alemania, el debate está abierto. Francia y Bulgaria tienen una moratoria que Francia está a punto de levantar. Reino Unido, Dinamarca y Rumanía, empiezan a tenerlo claro y parecen dispuestas a seguir adelante.