La operación se realizó a nivel muy ejecutivo y trascendió al terminar el comité de dirección
27 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.Bill Gates, el hombre más rico del mundo y, posiblemente uno de los más inteligentes del planeta, ha optado por invertir en España a través de FCC, la constructora de Esther Koplowitz.
Esta, seguro, no figurará entre las decisiones más importantes y trascendentales adoptadas por Gates a lo largo de su vida. Ni tampoco se considerará la más costosa o difícil. Al contrario. Porque el multimillonario solo tuvo que invertir 108,5 millones de euros para convertirse en el segundo accionista de una de las constructoras de referencia en España. Le bastó con aprovechar que el país está tirando los precios de sus mayores activos y que FCC se encuentra atragantada por una deuda de más de 7.000 millones de euros.
La historia comenzó en el mes de marzo, cuando la compañía de Koplowitz presentó su plan estratégico 2013-2015 con el que está intentando capear un presente muy incierto. Entre los objetivos marcados, disminución de la deuda en 2.000 millones, y prácticamente doblar su ebitda hasta los 1.200 y reestructurar su negocio. Dicho y hecho. Viendo la situación de la banca nacional y las presiones que ejercía sobre la compañía, comenzaron las salidas al exterior en busca de nuevos inversores.
El primer contacto tuvo lugar a principios de julio en Ginebra, a donde acudieron Juan Béjar, consejero delegado; Víctor Pastor, director general de finanzas de la compañía, y Miguel Coronel, responsable de inversores.
Nada se cerró y el verano se planteó duro. Entre finales de ese mes y principios de agosto las llamadas de teléfono y los encuentros comenzaron a ser regulares. Los responsables de mantener a Bill Gates en los primeros puestos del ránking de Forbes exigían todo tipo de datos. Querían asegurarse de que la inversión sería rentable.
Las explicaciones de FCC ante sus potenciales socios norteamericanos se extendieron 60 días más. El interés se mantuvo durante octubre. Se constató que los estadounidenses tenían muy pocas inquietudes sobre el futuro de la economía española, y muchas, sin embargo, sobre las cuentas de la empresa y su plan estratégico. El examen se prolongó de manera intensa y profunda durante cuatro meses, tiempo suficiente para cerrar el trato.
Todo lo demás resultó fácil. Los norteamericanos tuvieron que elegir entre comprar la participación de FCC en Bolsa o hacerlo a través de la autocartera. Quince minutos debieron bastar para que los ejecutivos de Gates optaran por la opción más barata: autocartera. Y como estos tiburones de las finanzas no dan puntada sin hilo parece confirmarse que mientras se cerraba la compraventa de la participación a través de Cascade Investment -la sociedad de inversión creada por Gates en 1994- General Oriental, un gestor de fondos que invierte con Gates, compraba acciones en Bolsa. Curioso. La revalorización de la acción de la constructora superó el 80 % en un año y un 150 % desde la primavera del 2012 cuando tocó mínimos. ¡Quién lo hubiera sabido! Fuentes cercanas a FCC dicen que la operación estuvo exenta de glamur. Es cierto, reconocen que Gates y Esther Koplowitz se conocen e incluso se vieron en alguna ocasión en Madrid, pero no en los últimos meses. La operación se realizó a nivel muy ejecutivo y trascendió al terminar el comité de dirección. Una llamada al teléfono del director general de finanzas confirmó el cierre de la operación. Dicen que la cara de Víctor Pastor reflejó que la noticia que estaba recibiendo y todos esperaban era positiva. Luego corrió como la pólvora. Es probable que en los próximos meses FCC opte por dar entrada a nuevos socios capitalistas de manera directa o, quizá, indirecta, a través de B-1988, la sociedad patrimonial de Esther Koplowitz. Desde hace tiempo apuntan a Guggenheim, el fondo norteamericano que asesora a la compañía en su refinanciación. Un fondo conocido en Galicia (quiere entrar en NCG), en Bilbao y en Madrid. No debe de ser tan poco de fiar.