Concluye que el programa de compra de bonos soberanos que sirvió para calmar a los mercados se ajusta a los Tratados de la UE
17 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Si hay una persona que pasará a los anales de la gran crisis europea de comienzos del siglo XXI será Mario Draghi. Por varios motivos, pero sobre todo por lo ocurrido en el convulso verano del 2012, cuando muy pocos daban un euro por la eurozona. El presidente del Banco Central Europeo (BCE) decidió entonces romper el férreo corsé alemán y pronunció unas palabras que a la postre se convirtieron en mágicas. Ocurrió el 26 de julio, en Londres. Aquel whatever it takes, ese «el BCE está dispuesto a hacer lo que sea necesario para preservar el euro. Y créanme, será suficiente» fue el mejor remedio para la peor de las enfermedades: un ataque despiadado de los mercados sobre potencias como España.
Un whatever it takes que semanas después se tradujo en un programa de compra de bonos soberanos (OMT) que jamás se ha activado, pero cuya existencia sirvió por sí sola para calmar las aguas. Alemania puso el grito en el cielo. Corría septiembre del 2012.
Ayer, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) avaló la decisión del banquero italiano y concluyó que se ajusta a los Tratados. Sí, otra victoria de Súper Mario. La decisión viene a corroborar el dictamen emitido en enero por el Abogado General de la UE, que ya se posicionó a favor de la decisión adoptada el 6 de septiembre por el consejo de gobierno del eurobanco. Siempre, eso sí, que se respeten unos límites.
Se ajusta
El programa, bautizado como Outright Monetary Transactions, preveía la compra de bonos soberanos en el mercado secundario. Por entonces, las primas de riesgo de media eurozona estaban desbocadas. «La OMT no sobrepasa las atribuciones del BCE en materia de política monetaria ni viola la prohibición de ofrecer financiación monetaria a los Estados miembros», dice el fallo. El pronunciamiento se produce después de que el Constitucional alemán, que había mostrado sus más que serias dudas sobre el programa, decidiese elevar el asunto ante la Corte de Luxemburgo, una decisión hasta entonces inédita que de facto supuso una pequeño triunfo de la tesis de Mario Draghi.