El sacrificio de los lusos, clave para salvar el país

b. íñiguez LISBOA / CORRESPONSAL

ECONOMÍA

M. MORALEJO

Las recetas de Lisboa para salir del agujero tras ocho años bajo la tutela de la Comisión Europea

23 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Tras ocho años sujeto a durísimos controles y exigencias por déficit excesivo, Portugal recibió este lunes de Bruselas una excelente noticia. La decisión fue tomada por unanimidad y se produce días después de confirmarse que la economía lusa creció un 2,8 % el pasado trimestre, y que el desempleo en marzo bajó de la barrera del 10 %, hasta el 9,5 %, lo que no ocurría desde hace una década.

En un ambiente de euforia contenida, el gabinete del todopoderoso ministro de Finanzas portugués, Mario Centeno, explicó que la decisión se debe a «la confianza de Bruselas en los resultados económicos del país». Aunque para el presidente luso, el conservador Rebelo de Sousa, «el mérito se reparte entre los portugueses y los Gobiernos de Costa y de Passos Coelho a partes iguales». Para Rebelo de Sousa «sería injusto felicitar solo al Gobierno actual por sus políticas de crecimiento» y hay que recordar «el gran sacrificio de los portugueses por las políticas de austeridad que tuvo que implantar el ex primer ministro Passos Coelho».Para el profesor de la Universidad del Miño João Cerejeira, «el mérito no está solo en las políticas de crecimiento del Gobierno socialista de Antonio Costa, también en el sacrificio y esfuerzo de los portugueses tras el rescate del país, entre los años 2011 y 2015, durante la legislatura de Passos Coelho».

Para el profesor de la Universidad del Miño, João Cerejeira, «el mérito no está solo en las políticas de crecimiento del gobierno socialista, de Antonio Costa, también en el sacrificio y esfuerzo de los portugueses tras el rescate del país, entre los años 2011 y 2015, durante la legislatura de Passos Coelho».

De la austeridad al crecimiento

El Ejecutivo conservador de Passos aplicó, punto por punto, todos los recortes y la austeridad impuestos por la Troika: la subida de impuestos directos e indirectos y la bajada de sueldos de los funcionarios y las pensiones, muy contestadas en su momento, aunque logró ganarse la confianza de Bruselas y que el país superara con éxito el rescate en el 2014. Cuando Antonio Costa llegó al poder, a finales del 2015, con apoyo de los comunistas y del Bloco de Esquerda, la desconfianza hacia Portugal renació entre los socios europeos. Hizo falta mucha diplomacia de Antonio Costa y de Mario Centeno, y garantías de que cumplirían, al igual que hizo Passos, los compromisos con Bruselas.

En menos de dos años, Centeno ha conseguido lo que parecía impensable en el 2015: el crecimiento de la economía lusa, la reducción del desempleo y de la deuda pública sin austeridad y con políticas de crecimiento: bajando los impuestos, subiendo los sueldos de funcionarios y pensiones e instalando la confianza entre los portugueses. El poder de compra ha aumentado de norte a sur del país y poco a poco se crean empleos, aunque en su gran mayoría precarios.

La única sombra es la elevada deuda pública, por encima del 60 % del PIB fijado por la UE. Pero, a diferencia de España, el país vecino cumplirá los deberes de déficit: el 1,8 % este año.