La Comisión Europea diluye el proyecto para la creación del fondo europeo de garantía de depósitos
12 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, ha dicho adiós. Sin grandes gestos ni grandes fastos. Le ha bastado con dejar en el cajón de los ministros de Economía de la UE un testamento envenenado que impedirá a los Veintiocho avanzar en la culminación de la unión bancaria. El proyecto cojea. Sus dos primeros pilares están listos: el supervisor y el mecanismo de resolución únicos. Falta la última pata: el fondo europeo de garantía de depósitos. Bruselas lleva dos años esperando a que Berlín y sus acólitos holandeses levanten el pie del freno, sin éxito. El vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, se vio obligado ayer a presentar una nueva propuesta, mucho menos ambiciosa que la del 2015, para tratar de superar el «bloqueo» que algunas capitales han impuesto a sus planes para crear un instrumento que garantice los depósitos hasta 100.000 euros de todos los europeos, independientemente del país donde residan y de las crisis que azoten a sus sistemas financieros.
La iniciativa aplaza hasta el 2024 su puesta en marcha, que, según los planes de la Comisión, se haría en dos fases. La primera sería la de «reaseguro». El fondo europeo podría canalizar liquidez en forma de préstamos reembolsables a los fondos de garantía nacionales una vez que estos hubiesen agotado existencias. Cubriría un 30 % de las necesidades en el 2019, el 60 % en el 2020 y el 90 % en el 2021. Hasta entonces, Bruselas trataría de armonizar los sistemas nacionales y limpiar el sistema financiero de préstamos morosos. A partir del 2021, el fondo europeo pasaría a la segunda fase de «mutualización progresiva», que permitiría al mecanismo proveer de liquidez y cubrir pérdidas de forma simultánea. «Si los líderes de la UE menguan su ambición y acción, existe un riesgo real de que la EU permanezca años sin una perspectiva de completar la unión bancaria», advierte Bruselas. Dombrovskis justificó las reticencias de Alemania basadas en los «riesgos morales» de compartir riesgos. A pesar de ello, el letón insistió en que no se puede aplazar sine die la culminación de la unión bancaria: «Tenemos que asegurarnos de que los contribuyentes no están en primera línea a la hora de pagar por las crisis», insistió.
El ministro de Finanzas francés, Bruno Le Maire, mostró ayer su respaldo a la propuesta de Bruselas, a pesar de que su deseo de poner en circulación «eurobonos» ya ha quedado enterrado. Dombrovskis ya no habla de compartir riesgos, sino de crear un producto financiero que permita empaquetar deuda de varios países sin mutualizarla.