PSA da 48 horas para negociar y evitar la pérdida de 2.000 empleos en Opel Zaragoza

«El Corsa es nuestro». Esta es la consigna que más se repite en la planta de Opel en Figueruelas (Zaragoza) después de que su nuevo dueño, el grupo PSA, decidiera cancelar su producción este martes. El grupo francés tomó esta drástica decisión a modo de castigo después de que los trabajadores se cerraran en banda a negociar un paquete de medidas de ajuste «imprescindibles», según PSA, para abaratar los costes de producción de Figueruelas, que son 700 euros más elevados por coche que en la factoría de Vigo, el modelo a seguir.

El estallido del malestar en la fábrica de Opel, con concentraciones de los trabajadores, dio paso ayer a una vuelta a las negociaciones del convenio colectivo con la dirección. «Retomamos el diálogo con total voluntad de llegar a un acuerdo, a pesar de que el plazo fijado para lograrlo, el próximo lunes, lo hace sumamente complicado», afirmó la presidenta del comité de empresa, Sara Martín. Si no hay acuerdo, «no va a ser por falta de voluntad de los representantes de los trabajadores, que están dispuestos a echar todas las horas que hagan falta», añadió.

En la planta de Zaragoza se sigue dando por hecho que nada es todavía irreversible, «pero no conviene dudar de que PSA ejecutará sus amenazas. No hay que olvidar lo que está pasando en la planta británica de Ellsmere Port, en la que ha eliminado ya 650 puestos de trabajo», advierte el comité.

Que PSA se lleve el Corsa de Zaragoza supondría la pérdida de 2.000 puestos de trabajo, según Martín. Según el Clúster de Automoción de Aragón, las empresas suministradoras de piezas y componentes dejarían de facturar el 15 %, más de 4.000 millones de euros, y de invertir unos 150 millones. Además, estarían en riesgo otros 5.000 empleos en estos fabricantes.

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