Galicia, entre las comunidades con la fiscalidad más favorable al ciudadano
ECONOMÍA
La tendencia es rebajar tributos a las herencias y subirlos a la compra de vivienda
27 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.La presión ciudadana del último año, con movilizaciones contra un impuesto de sucesiones (el que se abona al heredar) tachado de injusto y casi confiscatorio en algunas comunidades y objeto de acusaciones incluso de dumpin fiscal, convirtió esta figura tributaria en uno de los impuestos estrella del 2017, lo que se ha traducido en modificaciones a la baja, ya que cinco autonomías (Andalucía, Asturias, Castilla y León, Extremadura y Murcia) lo han rebajado notablemente. Así lo recoge la última edición del estudio Panorama de la fiscalidad autonómica y foral 2018, presentado ayer por el Registro de Asesores Fiscales (REAF), un extenso documento que dibuja el mapa tributario del país y confirma de nuevo que vivir en una u otra comunidad afecta al bolsillo. Madrid sigue a la cabeza como territorio fiscalmente más benigno, con Galicia en su mismo grupo. Aquí va un resumen de qué ocurre con los principales tributos:
IRPF
Cataluña, donde más pagan las rentas bajas. Mientras que Madrid es la comunidad en la que menos esfuerzo fiscal se exige al contribuyente sea cual sea su salario, Cataluña es la que más grava en el IRPF las rentas bajas y medias (hasta 30.000 euros). Sin embargo es Extremadura la que más alto tiene este impuesto para los salarios intermedios (en el entorno de 45.000 euros) y la Comunidad Valenciana la que más hace contribuir a los que superan los 80.000. Galicia, por su parte, se sitúa, junto con Madrid y La Rioja, como una de las autonomías en las que menos tributan las rentas bajas y medias. Así, un contribuyente soltero, sin hijos, menor de 65 años y sin discapacidad ni otra circunstancia por la que deducir, con unas retribuciones de 20.000 euros, pagará en Galicia 2.327 euros de IRPF, 24 euros más que en Madrid, pero 183 menos que en Cataluña.
SUCESIONES
Batalla fiscal «a la baja». Las protestas ciudadanas han dado resultado, ya que, según explicó el secretario técnico del REAF, Luis del Amo, «en el impuesto de sucesiones es donde se ha dado una competencia fiscal claramente a la baja». En el último año cinco comunidades lo han rebajado -nueva tarifa, reducciones y bonificaciones- para que los familiares directos casi no paguen por heredar. Galicia se adelantó, ya que bajó el impuesto en el 2016, de modo que los legados inferiores a 400.000 euros por heredero (excluyendo de esa cuantía la vivienda habitual) no tributan, lo que en la práctica beneficia al 99 % de las herencias, según la Xunta. «Las comunidades han usado mucho su capacidad normativa», añadió Del Amo, apostillando que las bonificaciones autonómicas en sucesiones suponen ya una merma recaudatoria mayor que las bonificaciones en rentas del trabajo en el IRPF. Este año solo Cantabria y Navarra han subido este impuesto, que en casi todas las comunidades prácticamente no pagan los familiares directos. El caso más llamativo es Andalucía, que se ha convertido en la comunidad en la que menos pagan las herencias de familia directa, menos incluso que en Madrid. Por ejemplo, un soltero de 30 años que herede de su padre 800.000 euros, de los que 200.000 corresponden a la vivienda, no tributaría nada en Andalucía, pagaría 1.586 euros en Madrid y 15.040 en Galicia, mientras que en Aragón tendría que abonar más de 153.000 euros y más de 100.000 en Asturias.
transmisiones
Se grava más la compraventa de vivienda. Si en sucesiones y donaciones el REAF constata una tendencia a la rebaja, ocurre lo contrario con el impuesto sobre transmisiones patrimoniales, que grava la compraventa de vivienda de segunda mano y que, por defecto, es del 6 %. Pero este mínimo solo lo aplican Madrid y Navarra, mientras que el resto imponen tipos mayores, de hasta el 8 y el 10% . De hecho, en este tributo Galicia está entre las más penalizadoras, con Cataluña, Cantabria y Valencia.
Los economistas cargan contra «la jungla» de tributos autonómicos que apenas recaudan
Mención aparte merecen los impuestos propios que crean las comunidades autónomas y que, en palabras del presidente del Consejo General de Economistas de España, Valentín Pich, son una «jungla inexpugnable» con casi nula armonización y que, además, tienen una mínima capacidad recaudatoria. Según el estudio presentado ayer, los tributos propios (82 y, de ellos, 18 solo en Cataluña) representaban en el 2016, que es el último año del que se disponen datos de recaudación, el 2,2 % de los ingresos tributarios de las autonomías. En total, 2.090 millones, pese a haber aumentado en 112,5 millones respecto al 2015.
Actualmente Galicia tiene en vigor cinco impuestos propios (canon de saneamiento, canon eólico, impuesto sobre la contaminación atmosférica, sobre el daño medioambiental causado por determinados usos y aprovechamientos del agua embalsada e impuesto compensatorio ambiental minero) y la recaudación en el 2016, que ascendió a algo más de 88 millones tras crecer un 3,4 % interanual, supuso el 1,6 % del total de los ingresos tributarios de la comunidad. El 78,8 % de la recaudación por impuestos propios en España corresponde a tributos relacionados con el agua, pero en Galicia el porcentaje es menor, ya que el canon de saneamiento supone el 53,4 % de los ingresos (47 de los 88 millones totales).
Los expertos alertan de que el listado de no deja de crecer: Cataluña ha creado cuatro el pasado año. «Aparecen y desaparecen. Aunque, en muchos casos, más que desaparecer se dejan sin efecto una temporada», dicen, quejándose de que no hay «un patrón normativo común» entre las comunidades y que se multiplican las modificaciones. Piden que se repiensen.