Una pareja gallega que ha dejado de pagar las cuotas: «Nos están acosando»
27 jun 2019 . Actualizado a las 12:28 h.3.000 euros de crédito, un interés del 28 % y una cuota mensual de 20 euros. Con solo esos datos introducidos en el simulador de una tarjeta revolving del Banco de España, la respuesta no puede ser más llamativa: «Con esta cuota, la deuda se convertirá en indefinida e incluso irá aumentando con el tiempo».
Es la cruda realidad en la que tardan mucho en caer los clientes de este tipo de créditos rápidos, que están empezando a acudir a los juzgados ante la trampa de que suponen. Por norma general, estos clientes piden entre 600 y 6.000 euros a las financieras. Los devuelven a través de un porcentaje al mes, o mediante una cuota fija, normalmente baja, asumible. «El gancho suele ser esa cuota tan reducida», apuntan fuentes del Banco de España, conscientes de la problemática a la que se enfrentan miles de afectados en todo el país. «Carecemos de datos estadísticos fiables sobre las incidencias acaecidas con la comercialización y el uso de los revolving», admiten las mismas fuentes, que dirigen a los afectados o interesados a su simulador on-line. «Es conveniente que se consulte. Lo ideal es hacerlo antes de contratar la tarjeta, o bien después, para saber a cuánto asciende la deuda y el plazo de amortización. La recomendación es que los usuarios se informen correctamente antes. Si ya lo han hecho y consideran que las condiciones no son las previstas, deben reclamar para determinar si la comercialización ha sido correcta», explican.
Sin competencias ante la usura
Las tarjetas o préstamos revolving son un producto que ya se ha incluido en las memorias de reclamaciones del Banco de España. En el documento se apunta que «es necesario que el cliente sea perfectamente advertido de las condiciones para evitar situaciones de consumo aplazado y sobreendeudamiento». También apuntan a que el Departamento de Conducta de Mercado y Reclamaciones del Banco de España «carece de competencia para entrar a valorar y declarar el posible carácter usurario del tipo de interés fijado en estos contratos», que ronda el 25-30 % en muchos casos.
Las recomendaciones del supervisor español llegan tarde para algunos afectados. Las situaciones de los casos gallegos conocidos parecen cortadas por el mismo patrón. José Manuel Suárez, vecino de Oleiros de 64 años, vive «un acoso diario». Tanto él como su esposa contrataron dos tarjetas revolving hace 14 años. Las cuentas no le salen. «Yo solicité de inicio 400 euros. Como puedes ir tirando del saldo, llegué a disponer de poco más de 2.000. El problema es que, desde el 2004, he pagado 6.000 euros y aún debo 3.000. El caso de mi mujer es peor. Pidió 2.200 euros y ya ha pagado 15.000. Y sigue debiendo: 1.000 euros». José Manuel y su mujer hicieron lo que muchos. Empezaron con cantidades pequeñas, fueron disponiendo del capital, que a medida que se amortiza, vuelve a estar disponible, y han entrado en un bucle sin fin. «Directamente hemos dejado de pagar. No paran de llamarme y amenazarme. Nos han metido en la lista de morosos». Tres lustros en los que José Manuel estuvo en el paro. «Cobraba 400 euros. Les dije que quería activar el seguro de impago. Tuve que hacer yo todo, no me lo gestionaron, envié la documentación y me lo denegaron», explica.
Esta familia de Oleiros ha puesto su caso en manos de la abogada Nieves Lado. «Llevo un par de años intentando contactar con la entidad. Les pido que me digan cuánto han gastado y en qué situación está la deuda. Lo he hecho por todas las vías, y no hay respuesta. También he pedido el contrato, y nada. La entidad no demanda, pero no dejan de llamarles para ofrecerles una refinanciación», explica Lado.
También en La Voz