El brent resiste mejor que el crudo americano, pero aun así está alcanzando precios mínimos
05 may 2020 . Actualizado a las 20:50 h.El histórico descenso a los infiernos del petróleo estadounidense -el lunes cotizó a casi -40 dólares el barril, aunque ya está en positivo, de nuevo- ha contagiado inevitablemente al crudo europeo, que, sin embargo, ha resistido mucho mejor la fuerte y repentina crisis de demanda de crudo causada por el parón económico. Sin embargo, el brent, el que se usa como referencia en el viejo continente, ha viajado casi 20 años en el tiempo y el barril arroja precios inferiores a los 20 dólares, desconocidos en el mercado desde principios del 2002. En realidad, estaba acostumbrado a moverse por esos niveles a lo largo de toda la década de los noventa y primeros meses del nuevo siglo, hasta que hace 18 años inició una escalada, con altibajos, hasta alcanzar su techo histórico diario el 3 de julio del 2008: 146 dólares. Hacia finales del 2015 y enero del 2016 quiso volver a las andadas, pero se quedó en los 27,88 dólares del 20 de enero de hace cuatro años.
Tuvo que llegar el coronavirus para hacerle revivir sus tiempos mozos. Para los países productores de petróleo es toda una pesadilla. Empezando por la europea Noruega, pero, sobre todo, para las empresas estadounidenses. El lunes tuvieron que pagar para que los compradores se llevaran su crudo. Algo inédito en el mundo petrolero, no tanto en el de la deuda: Alemania no solo no abona intereses por el dinero que le prestan los inversores, sino que estos le pagan al país por ello.
El caso es que miles de pequeños empresarios que se hicieron de oro perforando pozos convencionales o reventando el subsuelo (fracking) de Estados Unidos están ahora al borde de la quiebra. El crudo les sale por las orejas. Nadie lo que quiere comprar porque nadie lo necesita y, además, ya ni tienen sitio para almacenarlo de tanto que hay.
De lo dramática que debe ser la situación al otro lado del Atlántico da fe el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que ha salido en auxilio de esos empresarios con un plan para poner a su disposición los fondos necesarios que permitan mantener el empleo. «Nunca dejaremos caer a la gran industria de petróleo y gas de EE.UU.», proclamó en Twitter. Ya el mismo lunes -en España, la madrugada del martes-, Trump ordenó adquirir 75 millones de barriles de crudo estadounidense para almacenarlo en las reservas estratégicas del país. «Eso las llenará completamente. Será la primera vez en mucho tiempo que estarán a rebosar, anunció.
Pero, ¿por qué el brent es más resistente? Porque las petroleras europeas también lo son más que esos pequeños productores tan abundantes al otro lado del Atlántico. Y también porque el oro negro del viejo continente viaja en barcos allí donde haga falta, el estadounidense, no, lo hace en oleoductos saturados.
También hay una diferencia importante entre uno y otro mercado. La cotización del barril de Texas WTI -el de referencia en el país de Trump- que cayó al abismo el lunes era para contratos para mayo y los analistas entienden que para ese mes el mundo no se habrá vacunado contra la pandemia. Las transacciones del brent son para junio, un mes con más visos de recuperación de la demanda. Pero el desplome ocurrido este martes en el oro negro europeo parece anticipar que quizá ya no será tan así. De nuevo, la incertidumbre, la palabra mágica que hace temblar las piernas de los inversores.
O más demanda o menos crudo
La única solución a todo este embrollo es: o se recupera la demanda -algo más que incierto, pues dependerá de cómo evolucionen los efectos de la pandemia- o se recorta más aún la producción de crudo. Hace solo unos días, la OPEP + (el cartel más sus aliados, incluida Rusia) acordó hacer eso mismo a partir de mayo, pero ahora se antoja a todas luces insuficiente. Tendrá que ir a más.
El ministro ruso de Energía, Alexandr Novak, avanzó que están atentos a la situación y, si es necesario, reaccionarán en consecuencia.
Pese a que Europa parece resistir mejor, las petroleras no se librarán de los efectos del desplome de los precios. Repsol, sin ir más lejos, ha paralizado inversiones por importe de 1.000 millones de euros; también ha aparcado su plan estratégico para evitar despidos masivos. Aunque reducido, mantiene, sin embargo, el reparto de dividendos entre sus accionistas.
La patronal petrolífera avisa de que si la demanda sigue en caída libre alguna refinería tendrá que parar producción
Con el consumo de carburantes de automoción en caída libre semana tras semana —la gasolina, un 80 %; y el gasoil, en torno a un 60 %, aliviado por los transportistas de mercancías—, las empresas que se dedican al negocio de los hidrocarburos andan estrujándose el cerebro para mantenerse a flote. De momento, las nueve refinerías que funcionan en España —una en Galicia, propiedad de Repsol— siguen activas, aunque han tenido que ajustar la producción y concentrarse en la exportación de los productos, ya que el mercado interno anda como anda. Así, están vendiendo combustibles a países como Venezuela, Francia, Países Bajos, Portugal, Marruecos y Singapur. Lo avanzó este martes el director general de la patronal petrolera, la AOP (Asociación de Operadores de Productos Petrolíferos), Andreu Puñet, durante un seminario virtual organizado por el Club Español de la Energía. Pero Puñet también avisó de que cuando las exportaciones dejen de compensar el agujero que está dejando la demanda interna, «las refinerías tendrán que tomar medidas, o bajar carga o parar».
También está sufriendo la crisis de la demanda energética la Corporación Logística de Hidrocarburos (CLH), encargada tanto de almacenar como de transportar esos productos. No tiene el monopolio del negocio, pero es, con diferencia, el mayor operador. Su consejero delegado, Jorge Lanza, explicó, en el mismo seminario, que poco tienen que distribuir y que tienen los almacenes llenos: «No cabe ni una gota en todo el país».
CLH es, además, el que llenaba los depósitos de los aviones, el segmento más afectado por el desplome de los consumos —en un entorno del 90 %—, y ya casi no está trabajando en él. Lo está haciendo a demanda para atender a las pocas aeronaves que despegan en el país.
Lanza destacó que la corporación es también la mayor recaudadora de impuestos del país: unos 10.000 millones de euros anuales (unos 800 al mes) en gravámenes de hidrocarburos, que se verán recortados de forma importante. «Si la demanda ha caído de media un 70 %, calculen», explicó. El resultado es un descenso de 7.000 millones anuales, pero si la situación se mantiene parada durante doce meses.
Los organizadores del seminario permitían lanzar preguntas a los dos ponentes. Una de ellas fue para Puñet acerca de por qué los precios de los carburantes no se abarataban del mismo modo que el petróleo. El director general de la AOP explicó que los combustibles en el surtidor ya estaban notando el desplome del crudo, pero no en la misma proporción porque gasolina y gasoil cotizan en un mercado diferente al del oro negro. También se defendió recordando que más de la mitad del precio final que paga el consumidor al llenar el depósito son impuestos que impiden que las subidas y bajadas del producto se noten lo suficiente. Insistió, en todo caso, en que cada gasolinera tiene «libertad de precios».
La bolsa acumula este años unas pérdidas del 30 %
La bolsa española bajó este martes otro 2,88 % y acerca al nivel de los 6.600 puntos, contagiada por el retroceso de los mercados internacionales ante la brusca caída de los precios del petróleo. El índice de referencia del parqué nacional, el Ibex 35, retrocedió 196,6 puntos. En el año acumula unas pérdidas del 30,52 %.
En el resto de Europa, con el euro a 1,086 dólares, Fráncfort se dejó un 3,99 %; París, el 3,77 %; Milán, el 3,59 %; y Londres, el 2,96 %.
Por su parte, la prima de riesgo de la deuda española se encaramó hasta los 148 puntos básicos, catorce más que en la víspera, con lo que se ha situado en niveles desconocidos desde abril del 2017.