El consejero delegado de la compañía considera que «durante mucho tiempo» tendrán que reducir la frecuencia de sus trayectos
25 abr 2020 . Actualizado a las 20:17 h.El sector de las aerolíneas será uno de los que más note los efectos del terremoto que ha provocado el coronavirus. Los expertos ya han advertido que las empresas relacionadas con el turismo serán de las últimas en recuperarse. Los augurios no invitan al optimismo. Y en esa línea se mueve el consejero delegado del grupo Air France-KLM, Benjamin Smith, que asegura que la vuelta a la normalidad de la actividad tras la crisis del coronavirus tardará «al menos dos años» y que durante «mucho tiempo» presentará una oferta reducida de vuelos. «Actualmente, la actividad de Air France solo es entre un 2 y 3 % del programa normal de abril», indicó en una entrevista en el diario económico Les Échos, donde calificó de difícil ese retorno a los niveles habituales «antes de dos años, puede incluso que más».
«Debemos esperar a la reapertura de las fronteras europeas, posiblemente hacia finales del verano, para poder relanzar nuestro programa de largo recorrido, que se resume de momento a algunos vuelos de repatriación y carga. Será necesaria también la reapertura de las fronteras de países importantes para nosotros, como Estados Unidos», dijo. Smith añadió que «durante mucho tiempo» deberán reducir la frecuencia de sus trayectos.
Recalcó, no obstante, que en destinos destacados como Tokio, Los Ángeles o Nueva York tienen flexibilidad para adaptarse y mantener los vuelos diarios, por ejemplo mediante el reemplazo de los A380 por aparatos que transporten menos pasajeros.
Habrá muchos que no sobrevivan. Y es que tal y como reconoció el directivo de la aerolínea gala muchas empresas no resistirán la crisis provocada el coronavirus. Eso sí, la prioridad ahora mismo de su compañía es consolidar la posición en el mercado francés, «que todavía ofrece importantes posibilidades», y convertir su filial regional HOP! en una compañía rentable.
Smith consideró que los préstamos bancarios y del Estado francés por valor de 7.000 millones de euros anunciados este viernes les otorgan los medios de atravesar el período más difícil estos próximos meses, durante los cuales la liquidez corría el riesgo de alcanzar un nivel «crítico». Esa cifra les facilitará igualmente el cumplimiento de su plan de transformación, presentado en noviembre. «Debemos hacer que esta crisis sea la ocasión de hacer reformas estructurales que algunos competidores ya han hecho», dijo Smith sobre una hoja de ruta que se ha marcado reducir un 50 % sus emisiones para el 2030, proseguir la renovación de su flota y utilizar en la medida de lo posible biocarburantes.
El CEO se comprometió a que el impacto social de la transformación de Air France y de una caída duradera de la actividad «sea el mínimo posible». «Somos una empresa responsable y nuestros trabajadores son nuestro principal activo. Lo último que queremos es perderlo», señaló en Les Échos, donde destacó que se barajan planes de salida voluntarios en un primer momento y de formación y cambios para los que se queden.