El Gobierno dice que la tramitación esta al día e insta a los que no hayan cobrado a acudir al SEPE

A. Balseiro
Redactora
M. Hermida
M. Guntín
F. Albo
C. Viu
F. Brea
A. Gerpe
C. López

Vivir al día y, tras el zarpazo económico de la crisis sanitaria, ni eso. Es la realidad de multitud de hogares gallegos que, afectados por expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) o por el cese o la caída dramática de la actividad de su negocio -en el caso de los autónomos-, llevan más de dos meses esperando por unas prestaciones públicas que no llegan.

Los funcionarios del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) denunciaban hace unos días, a través del sindicato CSIF, que los retrasos en los pagos estaban llevando al límite a los afectados, que acababan convirtiendo la tensión en «hostilidad» hacia los trabajadores del servicio. Advirtieron, de hecho, que no retomarían la atención presencial (prevista a partir del día 25) si no se les garantizaba la seguridad.

El sindicato aseguró que el sistema estaba «colapsado» y que el 20 % de las prestaciones de paro solicitadas estaban pendientes de tramitación. Pero la versión del Gobierno es otra. Los últimos datos, ofrecidos a finales de la semana pasada por la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, reducían a 46.000 los expedientes pendientes de abono (de los 3,3 millones de afectados por ERTE). Ayer su departamento subrayaba que ya están aprobados y tramitados todos los que se acumulaban. La portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, lo confirmó en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, destacando que durante el fin de semana se había realizado «un esfuerzo extraordinario» para incorporar al pago a la «práctica totalidad» de los afectados, aunque recordó que cada día se producen nuevas incorporaciones que requieren unos «tiempos mínimos» de tramitación. Desde Trabajo destacaron además que, gracias al acuerdo suscrito con las entidades bancarias, «se están cobrando sin necesidad de esperar a junio», e instaron a los afectados por ERTE que sigan sin percibir la prestación o que no la tengan aún reconocida, a ponerse en contacto con el SEPE, «porque será que hay algún error o faltan datos».

Idéntico mensaje de que se trabaja para no dejar a nadie atrás lo enviaron desde el Ministerio de Inclusión y Seguridad Social. El último pago de la prestación extraordinaria por cese de actividad la percibieron 1,1 millones de autónomos el 30 de abril, y desde entonces se le ha reconocido a otros 200.000, que la cobrarán a finales de mayo. Subrayan que las tramitaciones están prácticamente al día, recordando que dicha protección para emprendedores, que expiraba este mes, se extenderá hasta el 30 de junio, igual que los ERTE.

En cualquier caso, para apoyar la nueva prórroga del estado de alarma, Ciudadanos ha pactado con el Gobierno que agilice los pagos pendientes para que, «como muy tarde» se abonen en junio y alivien la situación que relatan a La Voz algunos afectados.

Ero Cornes: «Pasei de estar no momento máis marabilloso ao máis difícil»

Tras dos meses parado, este director de una clínica dental y futuro papá, no ha cobrado un solo euro

maría hermida

Ramón Leiro

Hasta que la pandemia llamó a la puerta, Ero Cornes, vecino de Pontevedra, estaba viviendo su mejor año. Lo explica él mismo con un sonrisa: «Pois a verdade é que todo ía moi ben. Eu son director dunha clínica dental e a miña muller, enfermeira. Ambos estabamos traballando tranquilamente e cunha alegría tremenda porque imos ser pais no mes de xullo. Pero, claro, con todo isto, mantense a ledicia por ir ter un fillo, pero pasei, ou pasamos, de estar no momento máis marabilloso a estar no máis difícil».

Ero explica que su clínica dejó de trabajar y la empresa hizo un ERTE, que continúa en vigor. Él, tras dos meses parado, todavía no ha cobrado un solo euro: «É ata certo punto comprensible que pase isto, porque media España está en ERTE. Pero, claro, as necesidades de cada familia tamén están aí. E isto faise difícil para todo o mundo», indica.

Cuenta que su mujer sí tiene ingresos -es enfermera asignada a una UCI y está de baja actualmente porque dará a luz en julio-. Pero que, aún así, ya les está tocando tirar de los ahorros para hacer frente a algunos de los gastos habituales cuando se está a punto de tener el primer hijo. «Afortunadamente, a familia e os amigos déixannos moitas cousas para o bebé, que xa nos ían deixar igual aínda que non ocorrera isto, pero hai certos gastos que tes que asumir e aos que antes non lle dabas importancia, pero que agora si que a teñen».

A Ero no le preocupa tanto el momento actual como el futuro a corto plazo, que vislumbra con un gran interrogante. «A miña clínica aínda non abriu e, cando o faga, non sei a cantas persoas imos poder atender. Vexo o futuro bastante complexo. De feito, hai decisións que empezamos xa a prorrogar, como por exemplo cambiar de coche para ter máis comodidades co noso fillo», indica. Lo único que devuelve la sonrisa a Ero es pensar que, de no ser por el confinamiento, no habría vivido tan de cerca el embarazo. Se queda con eso. Y con las ganas de verle la cara a su niño Manuel.

Sonia Fernández: «Aínda non cobramos nada, é a empresa a que nos mantén»

Esta monitora de fitness se reincorporará el lunes que viene a su puesto de trabajo

maría guntín

ALBERTO LÓPEZ

«Non cobrei nada do ERTE nin creo que o faga ata xuño, pero no meu caso son moi afortunada porque a empresa estanos ingresando o soldo íntegro dende que se decretou o estado de alarma». La joven que habla es Sonia Fernández Pérez, monitora de fitness en el Club Fluvial de Lugo. Ante los retrasos en el cobro de los ERTE, la empresa ha decidido pagar las nóminas de sus empleados para asegurar así que ninguno tuviera que pasar aprietos económicos durante estos meses de lucha contra la pandemia.

En el club trabajan 42 personas y ninguna ha percibido la prestación. «Eu teño amigos que viven ao día, xente do meu gremio que sei que non cobra nada. Prefiro non pensar como de dura é a súa situación porque poñerme no seu lugar paréceme moi difícil», relata Sonia, que no se explica cómo es posible que con el ERTE aprobado no se formalicen los pagos para los trabajadores afectados.

«Estamos a 19 de mayo, van máis de dous meses. É triste pensalo, pero o peor é que isto vai para rato», añade esta mujer, que se reincorporará el lunes que viene a su puesto de trabajo. Volverá al centro deportivo con mascarilla, con mucho cuidado y responsabilidad.

Sonia es una de las trabajadoras de que ha vivido en primera persona el retraso en el cobro de los ERTE, pero su caso es el mismo que se da en muchos otros negocios de la provincia de Lugo y del resto de la comunidad. Algunas de estas familias han visto cómo su economía se derrumbaba y han tenido que pedir comida para poder llenar la nevera. En el Banco de Alimentos de Lugo la demanda ha aumentado en un 80 % desde que empezó esta pandemia y se prevé que lo peor aún esté por llegar.

La hostelería lucense está también muy castigada por el retraso en el pago de las ayudas. En algunos casos, solo han cobrado la mitad de los trabajadores del bar y en otros, las cartillas bancarias no reflejan un solo ingreso desde el mes de febrero.

Guillermo Díaz: «Estou bastante tranquilo grazas a que vivo no rural»

Guía de turismo afectado por un ERTE, pasa el confinamiento en la parroquia de Caneda

f. albo

Biólogo y guía profesional de turismo, Guillermo Díaz Aira pasa el confinamiento en su casa de la parroquia de Caneda, a cinco kilómetros del casco urbano de Monforte. La empresa para la que trabaja, que ofrece rutas guiadas de senderismo por la sierra de O Courel, se acogió a un ERTE al suspenderse las actividades turísticas. El sector, uno de los más golpeados por la crisis, es también uno de los más emergentes en el sur de la provincia lucense.

Díaz señala que en esta época del año es precisamente cuando tiene más actividad: «Agora na primavera é cando veñen moitos grupos escolares á zona, hai visitas practicamente a diario, e toda esa actividade quedou loxicamente cancelada». Ha cobrado la nómina, pero los ingresos han mermado. «A verdade é que estou pasando o ERTE e o confinamento con bastante tranquilidade, grazas sobre todo a que vivo no medio rural», explica. «Nunha situacion como esta é de moita axuda ter unha horta e criar algúns animais, e o único que estou comprando para comer é pescado e froita da temporada», dice para luego añadir: «Se estivese nun piso na cidade a situación sería moi diferente».

Díaz relata que aprovecha la circunstancia de vivir en el rural para mantenerse en buena forma física y prepararse para retomar su actividad cuando sea posible. «Como aquí hai menos restricións saio a camiñar todos os días polos arredores e veño facendo uns trinta quilómetros entre a mañá e a tarde», apunta.

Edgar Acebal: «No tengo nada, vivo porque mi hermana llena la nevera»

Desde otoño, este camarero había sobrevivido a base de trabajos esporádicos y ahora se encuentra sin nada, ni ayudas ni posibilidades de encontrar empleo

C. Viu

ANA GARCIA

En octubre, a Edgar se le acabó su último contrato. En febrero le ofrecieron un trabajo en A Coruña, pero vive en Carballo y no pudo encontrar alojamiento en la ciudad herculina. Contaba con tener más oportunidades en marzo, cuando arrancara la temporada alta de la hostelería, pero el covid-19 truncó sus planes. Desde el otoño había sobrevivido a base de trabajos esporádicos y ahora se encuentra sin nada, ni ayudas ni posbilidades de encontrar un empleo. «No tengo nada, vivo porque mi hermana llena la nevera», dice.

Nacido en Barcelona, el amor y un proyecto hostelero lo llevaron a Granada, pero los dos se acabaron al mismo tiempo y hace dos años se vino a Carballo para estar con su hermana. Fue encadenando un trabajo tras otro. Con 41 años y 15 de experiencia en la hostelería, debería tener oportunidades, pero no ha sido así. 

Ahora, el parón del covid-19 y las malas perspectivas han dejado el sector temblando, con un horizonte gris plomizo como el cielo cuando amenaza tormenta, y a Edgar lo ha pillado casi en la calle. Menos mal que su hermana, que también encadenaba contratos de temporada acababa de empezar a trabajar. El curro le duró una semana, pero al menos le dio acceso a un ERTE.

Pepa Martínez: «Desde que cerré, lloro cada vez que paso por delante del bar»

La pripietaria del coruñés bar Pepa a Loba asegura que está «tomando Lexatin desde que empezó todo esto»

Fran brea

Ángel Manso

Pepa Martínez dirige junto con su hijo, Jacobo García, el bar Pepa a Loba en la calle San José, en el barrio coruñés de Monte Alto. Allí hay otros tres locales de características similares, el Bikiño, el Pío Pío y A Chencha. Son bares pequeños, de barrio, que no tienen la posibilidad de montar una terraza para trabajar.

«Desde que cerré, lloro cada vez que paso por delante de mi bar. Estoy con Lexatin desde que empezó todo esto. Soy una persona muy activa y pensar en qué va a pasar en el futuro...», asegura Pepa, quien indica que «me encanta trabajar en hostelería, mi local y la gente».

Pepa a Loba es «un negocio familiar que en agosto cumplirá seis años de vida». Ahora, con el bar cerrado, «estamos tirando de ahorros. Llegamos a un acuerdo con el dueño del local, que nos da facilidades con el alquiler». Y, además, tendrán que hacer frente a los nuevos gastos que derivan de esta situación. Lo primero que harán es desinfectar el bar, que «de entrada ya son 100 euros. También pensamos en poner un felpudo desinfectante en el acceso».

Pepa y su familia están atravesando momentos muy difíciles, pero también notando el apoyo de la gente, que no deja de mostrarle su cariño: «Tengo la mejor clientela de A Coruña. Todos los días recibo llamadas preguntando cuándo vuelvo a abrir».

«Estoy tomando Lexatin desde que empezó todo esto. Soy un persona activa, me encanta la hostelería, mi local y la gente»

De no atenderse sus peticiones para que se lleven a cabo actuaciones en la calle y así tener espacio para comenzar ya a trabajar, anuncia que en junio volverá a su bar: «Comenzaremos haciendo comida para llevar. Cualquiera puede llamar o venir a encargarla. Incluso, si hay que llevársela a casa, se la llevaremos».

Peatonalizar, posible solución

«No tenemos margen para trabajar. No tenemos aforo porque el local mide 50 metros cuadrados y no disponemos de terraza», asegura. Por eso, solicita la colaboración de las Administraciones y, en particular, del Ayuntamiento coruñés. «Pedimos hace tiempo que para ampliar las aceras solo se permitiese aparcar los coches de un lado». La calle San José es estrecha y les resulta imposible sacar mesas al exterior para poder reabrir con una terraza.

«Una vez tuvimos un infartado en el local y la ambulancia medicalizada tuvo que esperar en la esquina porque no daba pasado por la calle», recuerda. Además, «no es zona azul y aparca gente que no son vecinos. Esto tiene solución, porque puede ser peatonal, ya que no existe un tránsito importante de vehículos». Pepa comenta que ya se planteó un proyecto para que la peatonalización se llevase a cabo que no fue atendido y reclama que, aunque sea de forma temporal, se ejecute: «Puede haber sitio para todos. Nosotros estamos trabajando y damos trabajo. Yo tengo dos empleados, y como yo, el resto de los bares de la zona».

Precisamente, el contar con empleados es otra cuestión que le preocupa. Ahora mismo están en ERTE, pero cuando llegue el 30 de junio no sabe que pasará: «¿Qué vamos a hacer si no generamos dinero para pagarles?».

El anuncio de la alcaldesa de A Coruña, Inés Rey, sobre la posibilidad de que los locales hosteleros ocupen más espacio público para disponer sus terrazas durante la desescalada, provoca en Martínez una sensación de abandono: «Los que no tenemos terraza ni aceras amplias, ¿qué hacemos? Si retiran los coches de un lado de la calle podemos instalar una barra fuera y la gente tendría espacio para pasar. Me gustaría que la alcaldesa apoyase a los locales de barrio con este problema, porque en A Coruña somos muchos y todos pagamos impuestos».

Martínez echa en falta más apoyo de las Administraciones y pone ejemplos de otros municipios en los que los concellos anunciaron que se harán cargo durante un período de tiempo de la cuota de autónomos de los hosteleros «para apoyarlos».

También destaca otras medidas que considera beneficiosas como la adoptada en Alemania «donde bajaron el IVA al 7 %. Queremos que nos ayuden, no que se propongan moratorias. Voy a recaudar menos y tendré que acabar pagando después, eso es pan para hoy y hambre para mañana».

También, se pregunta por qué otras calles de la ciudad herculina, con características similares a la de San José y menos actividad, «sí que se van a humanizar, arreglando aceras y todo. Para nosotros sería importantísimo una calle sin coches a comienzos de junio».

Irene Santamaría: «Estou tirando dos aforros e non sei cando poderei recuperar eses cartos»

El restaurante en el que trabaja Santamaría cerró obligado por el decreto de estado de alarma

A. Gerpe

Carmela queijeiro

Ni trabajo, ni ingresos. Esa es la situación por la que atraviesa en este momento la vecina de Xuño (Porto do Son) Irene Santamaría. El restaurante en el que ejerce su actividad cerró obligado por el decreto de estado de alarma y el propietario tramitó un ERTE. Sin embargo, ella todavía no ha visto ni un euro: «Estou tirando dos aforros e non sei cando poderei recuperar eses cartos».

Durante una década estuvo trabajando en el sector hostelero en Lanzarote: «Hai un ano decidín volver porque botaba de menos á familia. Menos mal que isto me pillou aquí, porque alí pagaba 700 euros de aluguer».

Sin embargo, aquí también tiene gastos, además del pago de los servicios básicos, como la luz o el agua, o la comida, también debe hacer frente a una hipoteca que, pese a no ser de una cuantía muy elevada, debe satisfacer mensualmente. Reconoce estar agobiada por la situación: «Non sei cando vou cobrar, nin canto». Tras más de dos meses sin ingresos, apunta: «A este paso penso que vou cobrar antes o primeiro soldo tras regresar de novo ao traballo que a cota do ERTE».

Señala que está pendiente de forma constante de los movimientos en la cuenta y que el lunes volvió a llamar al Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) para conocer en qué estado se encuentra su expediente: «Dixéronme que aínda o estaban revisando. Pasan os días e ves que non che ingresan e perdes a esperanza de que algún día vaias cobrar. Os pagos veñen igual e teño que saber de que cartos dispoño».

Su esperanza es que las fases de la desescalada vayan avanzando y que el establecimiento para el que trabaja pueda volver a funcionar de una forma más o menos normalizada, para que el propietario pueda reincorporarla.

Ana Barros: «Llaman ayudas a lo que, en el fondo, solo son prórrogas de la deuda»

Todavía no ha percibido la cantidad asignada a los autónomos que se vieron obligados a cerrar por la pandemia

carmela lópez

CESAR TOIMIL

Ana Barros reabrió el pasado día 11 su tienda de ropa Solo Una, ubicada en la calle Real de Ferrol. «El lunes y el martes parecía que había alegría, pero a partir del miércoles, nada», manifiesta, con un evidente enfado, no solo por la falta de negocio, sino, y principalmente, porque considera que el sector del comercio es uno de los principales perjudicados en el estado de alarma: «Tuve que cerrar, forzada, meter a mi empleada en un ERTE y solicitar un préstamo, porque no tenemos apoyo de ningún tipo». Y añade: «Llaman ayudas a lo que, en el fondo, solo son prórrogas de la deuda».

Ana todavía no ha percibido la cantidad asignada a los autónomos que se vieron obligados a cerrar por la pandemia del covid-19, porque tiene otro negocio que estuvo abierto en marzo, y su empleada de la tienda tampoco ha cobrado el ERTE. Y dice que se ha visto obligada a solicitar un préstamo, porque los ingresos fueron cero y los gastos siguieron corriendo a lo largo de estos dos meses, en referencia a la mercancía para la nueva temporada que ya había recibido, los seguros de responsabilidad civil, la cuota de autónomos y el alquiler, si bien respecto a este último apunta que tiene «una casera maravillosa», que no se lo ha cobrado. «Pero eso también lo tenemos que solucionar nosotros a nivel privado», aclara.

En cuanto a las ayudas a los autónomos aprobadas por el Concello de Ferrol, que también solicitó, señala que la información que tiene es que las recibirán dentro de tres meses. «Pero se supone que tendrían que ser para poder reabrir, porque el problema ya lo estamos sufriendo ahora por los dos meses que estuvimos sin ingresos», apostilla.