Las ayudas podrían demorarse hasta el 2021: «La ruina mata más que el virus», alertan eurodiputados
28 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.«Si esperamos demasiado, tendremos quiebras y aumentará el desempleo. No nos podemos permitir el coste de no actuar de forma activa y rápida. Creo que es una buena razón para ser rápidos». Quien ayer imprimía prisa era la propia Von der Leyen, después de tres semanas de retraso. La alemana tomó conciencia cuando le pusieron las cifras sobre la mesa. «Este plan es urgente, cada día que pasa más de 2.000 empresas en mi país cierran sus puertas para siempre, empleos perdidos y vidas truncadas», le recordó el eurodiputado de Ciudadanos, Luis Garicano.
Y es que la reacción de la UE a la crisis, como suele ocurrir, ha ido a varias velocidades. Las alertas tempranas de españoles e italianos se interpretaron bajo los axiomas de siempre: las cigarras piden y las hormigas aplacan su sed. Sin embargo, las cosas cambiaron cuando la canciller alemana, Angela Merkel, dio un paso adelante de la mano de Macron para levantar todas sus reservas a la emisión de deuda. El tiempo, las prisas, marcan ahora el calendario. «Nuestros ciudadanos y negocios se han visto impactados de forma muy dura por la pandemia. Necesitan alivios concretos sin dilación», sostuvo ayer el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, desaparecido desde que comenzó la crisis.
No será fácil reconducir las negociaciones. En primer lugar porque el fondo de reconstrucción económica va ligado a las negociaciones de los presupuestos europeos (MFP), una de las tareas más farragosas en las que se sumerge la UE cada siete años. Lo lógico sería pensar que la urgencia por contener la hemorragia económica aceleraría los trámites, pero todo se puede enquistar de nuevo por las preferencias nacionales, como pasó el pasado mes de febrero, cuando los países más ortodoxos dieron carpetazo y se levantaron de la mesa.
Trámites burocráticos
Tampoco ayudará la reformulación de la propuesta de la Comisión. Bajo toda la fanfarria del anuncio del fondo y de volver a pedir un 1,1 % del PIB de la UE para sus presupuestos, se esconde un recorte soterrado de la PAC del 9 %, según Europa Press, compensado con un aumento de los fondos a desarrollo rural y cohesión. «Hay que hacer todo lo posible para alcanzar un acuerdo antes del parón de verano», insitió Michel antes de instar a los países a trabajar «rápido» y de «forma constructiva», sin zancadillas.
Mientras los líderes europeos tensan y destensan el calendario, empresas, ciudadanos y organismos gubernamentales esperan impacientes a la fumata blanca. Aunque se llegara a un acuerdo el 19 de junio, los fondos tardarían mucho más en llegar. Como se suele decir, la «burocracia los podría matar» porque primero habrá que legislar, aprobar el plan en los parlamentos nacionales, preparar los planes de recuperación para optar a las ayudas y finalmente recibirlos. La asistencia podría demorarse hasta el 2021, según reconocen los expertos. Hay quien se echa las manos a la cabeza: «La ruina mata más que el virus», alertó ayer el portavoz de los populares en la Eurocámara, Esteban González Pons.