Joaquín Pérez: «Estamos en Galicia y Portugal, y el 1 de octubre entramos en Asturias»

Sofía Vázquez
sofía vázquez REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

MARCOS MÍGUEZ

El presidente y consejero delegado del grupo Pérez Rumbao cree en las sinergias de crecer en el norte de España como mancha de aceite

25 sep 2021 . Actualizado a las 16:29 h.

Hay que prestar atención a lo que dice porque en cada frase, que encadena con facilidad con la siguiente y la siguiente, hay puntualizaciones, por las que pasa de puntillas, sin hacer demasiado ruido, que dan para varios titulares. Joaquín Pérez Bellido (Ourense, 29 de junio de 1968) es desde el 8 de diciembre del 2020 presidente y consejero delegado del grupo Pérez Rumbao, que vende uno de cada cuatro coches en Galicia y uno de cada dos camiones. En el 2020, en lo más crítico de la pandemia, facturó 400 millones, un 13 % menos que en el ejercicio anterior. «Pero -subraya- hemos conseguido aguantar el empleo».

—¿Hacia dónde quiere llevar este negocio que empezó su bisabuelo?

—Efectivamente, el año que viene hacemos cien años. Mi bisabuelo lo inició en 1922 importando bienes de equipo. Hoy somos distribuidores de 18 marcas en Galicia. ¿Hacia dónde lo queremos llevar? Buena pregunta, porque tenemos cambios de hábitos de consumo, tecnológicos, clientes con un lío tremendo sobre qué comprar -hay siete tecnologías disponibles y las subidas del coste de la electricidad están generando más confusión-. El negocio en auto creo que va a pago por uso. Como empresa vamos a dar servicio a los clientes de movilidad. En este contexto, la Administración, por su parte, debería de insistir -en el marco de la Ley de Cambio Climático- en que quien compre un coche de combustión (gasolina o diésel) puede adquirirlo hasta el 2040 y circular hasta el 2050. Así ayudaría a renovar el parque antiguo.

—El plan estratégico de la compañía está formulado desde el 2020 hasta el 2025.

—El planteamiento es crecer en concesionarios de autos con una facturación media de 20-25 millones; tener una cuota de mercado en Galicia en el entorno del 30 % de media, en la que ya casi estamos, y en vehículos industriales del 50 %, que es donde estamos ahora. Trataremos de expandirnos por el noroeste de España en ciudades de 150.000 a 200.000 habitantes.

—Están en Portugal. ¿Y fuera de Galicia?

—Estamos en Portugal y en Galicia, y ahora entramos en Asturias. Será el 1 de octubre con vehículos industriales. El concesionario, que en principio estará en el polígono industrial de Silvota, en Llanera, se hará cargo de Asturias y León.

—¿Y Madrid?

—No es prioritario porque nosotros tenemos grandes sinergias en nuestra empresa por la concentración en el territorio. Para nosotros es más complementario ir hacia Asturias, el País Vasco, Valladolid...

—Gasolina y diésel. ¿Pasado, presente o futuro?

—Presente. Pasa que queremos anticipar las tecnologías de dentro de diez años en tres, y eso es imposible. En este momento las baterías de los coches son capaces de hacer 300, 400 o incluso 500 kilómetros, pero a velocidades medias entorno a 60 o 70 kilómetros por hora. No se puede tratar de anticipar al 2025 un plan legislado para el 2040-2050. El 20 % de las ventas europeas en el 2025 serán de coches eléctricos. Ocurrirá porque en el norte de Europa alcanzarán el 40 %, y en el sur, el 10 %. Ni en Galicia ni en España, tenemos una orografía -ni tampoco distancias- adaptadas para coches eléctricos. Pero, además, el problema hoy no es el diésel o la gasolina, sino el parque antiguo. Más del 70 % de los coches en España tienen más de 15 años. Emiten diez veces más CO2 que uno nuevo. ¿Qué ha pasado con el diésel? Salió un titular de que el diésel está muerto, generó confusión y provocó que la gente no compre coches. Los consumidores creen que la mejor decisión es no tomarla todavía. Esperar. Nunca se han vendido tantos coches usados como ahora. Se han convertido en un valor refugio. Los clientes se ven obligados a renovar su coche, porque necesitan movilidad, y se deciden por una compra más económica. Comprar un coche es la inversión más importante tras el domicilio. ¿Qué comprar? El cliente que haga más de 15.000 kilómetros al año, un vehículo de combustión. Y el que haga menos, eléctrico e híbrido enchufable.

—Eléctrico.

—Es presente porque ya tenemos mucha oferta y sin duda es el futuro. Pero tienen que cambiar los hábitos de consumo, las velocidades medias, los tiempos de carga, la autonomía... Las baterías de los eléctricos tendrán garantía por ocho años al 80 % de carga.

—Es decir, ¿inviertes 40.000 euros y a los ocho años cascan?

—No. El 80 % del coste del coche es la batería, y estas tienen garantizada una vida útil de ocho años al 80 % de carga. Además, las baterías en el futuro se podrán cambiar. En cinco años (2025), según las estimaciones, tendremos un 20 % de las ventas, hay que dar tiempo a las infraestructuras de carga, la eficiencia de las baterías y los hábitos de consumo de los clientes.

—¿A que se refiere con el cambio de los hábitos de consumo?

—Te mentalizarás que llegar a Madrid te llevará más de cinco horas, porque tendrás que recargar el coche y, como mínimo, te llevará 45 minutos. Lo harás en una estación de servicio en la que pedirás cita previa porque si alguien llega y está cargando, tendrás que esperar. Los viajes estarán más programados y posiblemente no se hagan distancias de tan largo recorrido. Utilizarás el AVE y el avión, y cogerás un coche en destino.

—Híbrido.

—Es un vehículo de combustión (normalmente de gasolina) con una batería que ayuda a la propulsión. Se trata de una solución a corto plazo. Sobre el híbrido enchufable: se trata de un coche con dos motores (eléctrico y de combustión), que hoy también es la mejor solución para emisiones cero en las ciudades, ya que a velocidades de menos de 40 kilómetros por hora puede recorrer distancias diarias de casi 100 kilómetros. Tiene la capacidad del combustible para las grandes distancias y te evita el estrés de quedarte sin batería.

—Autónomo.

—El futuro, sin duda. Y eso provocará que las unidades familiares tengan menos coches. Un coche dará servicio para todos los miembros de una familia. Te llevará a ti a La Voz de Galicia, volverá a recoger a tu marido y posiblemente a los niños.

—¿Para cuándo?

-La autonomía cinco (coche sin volante) está ya en marcha. Faltan las carreteras, que los vehículos tienen que leer. Su adaptación. En el 2025 habrá algún coche autónomo.

—En el sector de distribución de automóviles sigue habiendo operaciones corporativas. ¿Vendería la empresa?

—No, no estamos en eso. Nuestro plan es seguir creciendo.

—¿Con compras?

—Con compras o con fusiones. Dicho esto, la empresa no es mía, es un grupo familiar, y las decisiones se toman en el consejo de administración. Ocurre que tú no puedes decir nunca que no vendes. Pero nuestra posición es la de no vender. Queremos crecer, e invertir. En los últimos diez años hemos invertido 65 millones de euros y creado 518 puestos de trabajo.

—Es difícil de superar el listón de su padre y de su tío...

—El éxito de haber traído la compañía hasta aquí es suyo, su legado. Pero no creo que las empresas se deban «personalizar en las personas». Las conforman equipos. Pérez Rumbao es una compañía familiar, en la que hay representación familiar en la dirección (siete de nueve miembros, entre primos y hermanos de cuatro ramas familiares) y el equipo humano que conforma la plantilla. Ni los méritos ni los fracasos son de uno solo. Lo más importante, sin duda, son las personas.

—[Medio en broma] Es un titular bonito...

—Lo corrobora el bajo índice de absentismo y de rotación que tenemos. Pero es más, en este sector, en el que no vendes lo que tú fabricas, la plantilla es el factor diferencial frente a la competencia.

—¿Da la crisis del covid por terminada?

—No, esto no ha acabado. Es como un maratón donde debes estar preparado entre el kilómetro 30 y 42 para resistir y superarlo. Creo que estamos entrenados para ello.

«Ganó el peso moral de la familia» y dejó Coca-Cola para entrar en Pérez Rumbao

Es padre de tres hijos: Paloma (18), Almudena (15) y Joaquín (11).

—¿Los quiere en la empresa?

—Cuando yo acabé no quería trabajar en la empresa. Me fui a Coca-Cola. Mi padre y mi tío me insistían, y yo me resistía [risas], y al final ganó el peso moral de la familia. Trabajas para un proyecto común. Has visto a tu padre, a tus tíos, a tus hermanos y a tus primos esforzarse en el trabajo. Y te dices: «Yo formo parte de este equipo». En las empresas familiares siempre hay una autoridad moral, que suelen ser las personas de mayor edad. Es el principio de solidaridad familiar.

[Joaquín Pérez Bellido es de fácil trato, educado al máximo y da la impresión que muy exigente consigo mismo. No le gustan los personalismos, pero sí hablar de equipos. Lo deja claro en la entrevista e incluso antes. Abre una nueva etapa].