El presidente de la textil presenta este miércoles por última vez los resultados del grupo antes del relevo en la presidencia, que asumirá Marta Ortega el 1 de abril
16 mar 2022 . Actualizado a las 12:44 h.Pablo Isla cierra este miércoles su etapa al frente de Inditex. Aunque el relevo en la presidencia no se producirá oficialmente hasta el próximo 1 de abril, cuando Marta Ortega completará un proceso sucesorio que se lleva diseñando desde hace años, el todavía máximo ejecutivo de la multinacional textil presentará mañana por última vez los resultados de la compañía ante los inversores y los medios de comunicación.
Cuando este miércoles se apaguen los focos en la sede de Inditex en Arteixo, comenzará un breve período de dos semanas antes de que el viernes 1 de abril Marta Ortega tome posesión de la presidencia de la multinacional, en la que Óscar García Maceiras seguirá desempeñando el cargo de consejero delegado que asumió el pasado mes de noviembre, cuando se anunciaron los cambios en la cúpula.
Ante sí, la nueva presidenta tiene un escenario repleto de retos. El más acuciante, la respuesta a la crisis provocada por la guerra, que obligó a la firma gallega a cerrar sus 79 tiendas en Ucrania y, a los pocos días, tras las sanciones adoptadas por la Unión Europea y Estados Unidos, las 502 que tiene en Rusia, donde están presentes las ocho cadenas del grupo. De momento, no hay fecha prevista para la reapertura de esos puntos de venta, aunque los 10.200 empleados en aquel país mantienen su relación contractual con Inditex.
El mejor ejecutivo del mundo cede el paso para la sucesión familiar
Pablo Isla Álvarez de Tejera (Madrid, 22 de enero de 1964) llegó a Inditex en el 2005, cuando fue nombrado consejero delegado tras su fichaje a través de la firma de cazatalentos Korn Ferry. Desde el primer momento se mostró como era: un hombre tímido, resolutivo, capaz de enfrentarse a los problemas, analizarlos y darles solución. Su estructura mental es la de un abogado del Estado: ordenada y con mucha capacidad de trabajo. Con ese perfil, que más tarde le sirvió para que la Harvard Business Review le eligiese dos años consecutivos como el mejor ejecutivo del mundo, convenció a Amancio Ortega, fundador y máximo accionista de la compañía, que en el 2011 decidió que Isla se hiciera cargo de la presidencia.
En estos dieciséis años, el balance de su gestión es contundente: la compañía ha multiplicado sus cifras de facturación y beneficios, así como su cotización en Bolsa.
El ejecutivo ha afrontado el crecimiento de Inditex en estos tres lustros con varias máximas. La primera, que la inversión en tecnología es clave para reducir tiempos de fabricación y optimizar la distribución. Pero también que el canal online y las tiendas físicas deben funcionar de forma integrada, de tal manera que los clientes puedan comprar en cualquier momento y por cualquier vía y el pedido les llegue a las horas y al lugar donde ellos quieran. Para lograr ese objetivo ha sido clave el despliegue de la tecnología RFID. Isla, que siempre ha sido más de letras que de ciencias, popularizó este sistema de identificación por radiofrecuencia que permite saber dónde se encuentra cada prenda desde el almacén a la tienda, y que ha sido clave para llevar la ya eficiente logística de Inditex a otro nivel.
También han sido determinantes en su estrategia, y seguirán siéndolo en la nueva etapa que se abrirá en abril, los objetivos en materia de sostenibilidad: la cobertura del 100 % de su consumo energético con fuentes renovables (que se alcanzará este año) y que más de la mitad de las prendas comercializadas tengan etiqueta join life (que certifica procesos de producción y materias primas más sostenibles).
Isla ha acelerado los procesos para que en el 2040 las emisiones netas de la compañía sean cero. Sobre el agua, la compañía se ha comprometido a reducir su consumo en un 25 % en toda la cadena de suministro. Hay más: impulso de la investigación, avances en la reciclabilidad del textil y eliminación de plásticos de un solo uso para el cliente en el 2023.
El golpe de la pandemia
La etapa de Isla al frente de Inditex no ha estado exenta de retos. Cuando hace dos años el mundo vivió el estallido de la crisis sanitaria del covid, la textil sufrió uno de los golpes más duros desde 1963, año de su constitución. Tuvo que cerrar prácticamente todas sus tiendas en el mundo. Isla apostó por adelantar procesos en todo lo referente al desarrollo del canal online. Lo que había que hacer era vender apoyados en la logística y en la capacidad de trabajo de los equipos. No fallaron.
Tampoco lo hizo él. Fue prácticamente todos los días a la oficina, llegaba antes que nadie y se iba a horas respetables. Estaba —aunque nunca lo confesó— preocupado por la situación y, sobre todo, ocupado. No le tembló el pulso cuando decidió destinar parte del beneficio del 2019 a blindar la compañía contra la pandemia, y dejó pendiente el reparto de dividendos.
Ahora, en medio de otra crisis, la provocada por la guerra, Isla deja Galicia y vuelve a Madrid con su familia. ¿Seguirá trabajando?, le preguntarán con casi toda probabilidad en su comparecencia de este miércoles. Es probable que conteste que sí. No se le ve cansado ni física ni mentalmente. Al contrario, se encuentra bien consigo mismo por haber cerrado una etapa muy exigente.
Aunque está preparando una nueva casa en Madrid, asegura que en Galicia deja grandes amigos y que volverá a menudo. Quizá vuelva a comer a Aranga, a pasear por Santa Cruz o a disfrutar de alguna playa de Ferrol.