Altri a sus accionistas: «Entraremos en Galicia si la inversión es rentable»

Manoli Sío Dopeso
m. sío dopeso REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

cedida

Retrasa la aprobación del macroproyecto de biofibras textiles a final de año

30 mar 2022 . Actualizado a las 15:46 h.

Los accionistas de Altri quieren saber al detalle cuáles son los planes de producción y, sobre todo, el esperado retorno económico que espera obtener el productor portugués de celulosa para situar en algún lugar por decidir de la comunidad gallega  —y van ya casi seis meses buscando emplazamiento—, una inversión que el grupo luso ha rebajado de 800 a 700 millones de euros en su reciente presentación de resultados anuales.

Aunque desde Galicia el proyecto más potente captado por el consorcio Impulsa, integrado por la Xunta, Abanca, Reganosa y Sogama para consolidar inversiones con el apoyo de los fondos europeos para la recuperación (Next Generation) se da prácticamente por seguro, e incluso ha sido calificado como viable por sí mismo «con o sin el soporte de los fondos europeos», al otro lado del Miño, el inversor portugués se esfuerza, cada vez que tiene ocasión, en garantizar a sus accionistas que es una decisión aún por tomar, y que solo se hará si los número cuadran.

Así lo explicó el consejero delegado de Altri, José Soares de Pina, en su más reciente intervención, el pasado 26 de marzo, en la que fue sometido a un bombardeo de preguntas sobre la inversión gallega. Se refirió a ella como «un proyecto único y de enorme ambición en el ámbito del textil sostenible, para la producción de fibras textiles de base celulósica de los bosques gallegos, que contribuirá progresivamente a la sustitución de las fibras sintéticas de origen fósil». Preguntado sobre el estado de esta iniciativa, no aportó novedades, porque aún no las hay. «Sigue con los estudios ambientales, de viabilidad económica y de ingeniería en colaboración con los socios de Impulsa», y añadió que «a corto plazo» Altri espera poder anunciar la ubicación final del proyecto.

Buscando PERTE

Para aclarar acto seguido que «es un procedimiento que forma parte de la due dilligence que se está llevando a cabo, como en toda operación de este tipo, pero determinar un emplazamiento y anunciarlo no quiere decir que el proyecto se vaya a ejecutar finalmente», afirmó el CEO de Altri, que a modo de mensaje tranquilizador a sus inversores aseguró que la ejecución solo se llevará a cabo «bajo garantías de rentabilidad», y que la operación no será aprobada, en el caso de que se confirme su viabilidad, hasta finales de año. Hace cuatro meses Altri dio como fecha de referencia de la decisión «a partir de la segunda mitad del 2022».

¿Qué es lo que está retrasando el proyecto? Fuentes cercanas a las negociaciones con el grupo portugués explican que una razón de la demora podría estar en la falta de concreción del Gobierno sobre el PERTE (Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica) en el que la planta de biofibras textiles tendría encaje para optar a los fondos europeos, ya que el Ejecutivo todavía no ha aprobado el que correspondería a la gestión de los recursos forestales, a pesar de que Raúl Blanco, secretario general de Industria, haya valorado positivamente distintas manifestaciones de interés que han llegado al ministerio y giran en torno al uso de las fibras textiles forestales en la producción de prendas. Sin la entrada en un PERTE (la alternativa sería el de la Economía Circular), el acceso a las ayudas europeas se pondría cuesta arriba para Altri y para la viabilidad de la inversión. Y eso que el grupo portugués batió todos los récord de producción y ventas en el 2021, un año en el que incrementó beneficios un 400 % hasta los 123,7 millones de euros. Sus ventas ascendieron a 1.158 millones de toneladas (un incremento del 5 % respecto al año anterior).

El proyecto gallego, que tendrá como materia prima el eucalipto de origen certificado y producción sostenible, constará de dos centros de producción: una fábrica para la elaboración de pasta soluble de papel, con una capacidad para producir 200.000 toneladas al año; y una segunda planta de fibras textiles de origen forestal (lyocell), que arrancará fabricando 100.000 toneladas al año, hasta alcanzar las 200.000.