La plataforma de criptomonedas BlockFi también se declara en bancarrota

Efe NUEVA YORK

ECONOMÍA

Kiko Huesca | EFE

La quiebra se produce después de la caída del gigante FTX

29 nov 2022 . Actualizado a las 08:27 h.

La plataforma de préstamos en criptomonedas BlockFi se ha declarado en bancarrota en el Estado estadounidense de Nueva Jersey, en un nuevo golpe para el mundo de las criptodivisas después de la quiebra del gigante FTX.

BlockFi, que llegó a estar valorada en 3.000 millones de dólares (2.900 millones de euros), fue fundada en el 2017 por Zac Prince y Flori Márquez y su objetivo era prestar dinero a clientes usando sus activos en criptomonedas como garantía.

En un comunicado, la empresa anunció que se ha acogido voluntariamente al capítulo 11 del código de bancarrota de Estados Unidos con el objetivo de lograr una reestructuración de deuda. Reconoció que tenía una «exposición significativa» a FTX y su sucursal de inversión Alameda Research, de las que obtuvo un crédito de 400 millones de dólares, que daban a FTX la opción de compra de la plataforma.

El diario The Wall Street Journal aseguró que BlockFi fue una de las muchas firmas de criptomonedas con problemas que cerró acuerdos de rescate con la malograda FTX.

Cobrar a los morosos

En la nota publicada este lunes, la plataforma de Zac Prince destacó que ahora se centrará en intentar cobrar a los morosos, entre los que cita a FTX. También anunció su propósito de poner en marcha un plan para «reducir considerablemente los gastos, incluidos los costes laborales», aunque no ofreció más detalles al respecto. Según el comunicado, BlockFi cuenta con 256,9 millones en efectivo que espera que sean suficientes para «apoyar ciertas operaciones durante el proceso de reestructuración».

Esta nueva quiebra se produce tras la de FTX, que llegó a estar valorada en 32.000 millones de dólares y que podría tener más de un millón de acreedores en todo el mundo. Hasta ahora, debe más de 3.000 millones de dólares a sus cincuenta principales acreedores. Los nuevos gestores denunciaron una «ausencia total de controles corporativos» y una falta de «información financiera fiable» y aseguraron que una «cantidad sustancial» de los activos podrían haber sido robados o están desaparecidos.