El portavoz de la plataforma social Vientos de Futuro defiende la necesidad de construir más parques frente a las críticas del director de «As Bestas»
15 feb 2023 . Actualizado a las 09:49 h.Carlos Martí, portavoz de la plataforma social Vientos de Futuro, considera que, detrás de la oposición a los parques eólicos, hay, sobre todo, mucha desinformación. Por eso, la entidad emprenderá una gira para explicar las bonanzas de la eólica en la lucha contra el cambio climático.
—¿Ha visto la película 'As Bestas'? ¿Le ha gustado?
—Pues no, todavía no la he visto, pero sé más o menos de lo que va y vi la gala de los Goya.
—Así que escuchó a su director cómo decía 'Eólica, sí, pero no así', ¿qué le pareció?
—Como portavoz de Vientos de Futuro, una plataforma social con más de 40 organizaciones adheridas, en la que también está la Asociación Empresarial Eólica, no entendemos muy bien esa frase porque creemos que cualquier tipo de negación frente al crecimiento de las energías renovables es un freno que no nos podemos permitir si queremos avanzar en la transición energética. Hay que descarbonizar el sistema eléctrico para luchar contra el cambio climático. Ese es el gran enemigo de los territorios. Hay un apoyo generalizado, una aceptación de que hay que luchar contra el cambio climático y las energías renovables son unas de las mejores herramientas para ello. Con el instituto Ipsos hicimos una encuesta que revela que el 87 % de la población considera que el cambio climático es un gravísimo problema y el 84 %, que las renovables son fundamentales para gestionar el problema. Cuando escuchamos energía eólica, sí, pero no así, es una negación neutra, no va más allá. Vale, así no, pero ¿cómo? Habrá que sentarse, habrá que hablar, esa es nuestra vocación. Vamos a ver cuánta gente hay realmente contra la eólica, por qué, y cuánta hay a favor. Creemos que falta un poco de didáctica, hay bastante desconocimiento sobre lo que significa la energía eólica, cómo se instalan los parques, cómo conviven en el territorio, cuáles son sus beneficios... Hay bastante desinformación.
—Entonces, interpretan que la frase de Sorogoyen es oponerse a la eólica.
—Determinados grupos, en determinados territorios no están de acuerdo con la forma en que se está desarrollando la eólica. Pero nosotros planteamos: si alguien dice que en su pueblo no quiere un parque, que nos diga por favor dónde hay que ponerlo. Porque hay que ponerlo sí o sí. La Comisión Europea y el Gobierno de España se han marcado una hoja de ruta para que, en el caso español, el 74 % de la electricidad en el 2030 tiene que provenir de energías renovables. Esto significa que de los 29 gigavatios eólicos instalados actualmente hay que pasar a 50. Nos hacen falta más parques eólicos. ¿Dónde los ponemos? Hay unos requisitos, unos condicionantes y unos trámites que hay que superar, incluyendo el cumplimiento estricto de la ley y de las declaraciones de impacto ambiental. Si un parque cumple todo, se puede instalar. Si no, no se instala. Es falsa la sensación de que las empresas construyen donde les da la gana, no es así, son años de trámites. Se ha visto con las recientes resoluciones de proyectos. La Xunta emitió 43 declaraciones de impacto ambiental desfavorables y solamente 77 favorables. Hay 43 que se han tumbado, no cumplían los requisitos. Estamos viviendo un momento de cambio espectacular, nos están pasando muchas cosas, muy importantes y muy rápidas, es normal que la gente se paralice por miedo al cambio climático, a que piense, bueno esto ya no tiene remedio, la ecoansiedad que se llama ahora, y encima aparece un mensaje que te dice no a la energía eólica, que viene a expoliar los pueblos... No es así, claro. Si, como dice Sorogoyen, así no, que me digan cómo y dónde. Querer la energía eólica pero que la pongan en otro sitio no me parece ni solidario ni lógico.
—La clave es cómo se desarrolla la eólica quizá, ¿no?
—Claro, le pedimos a las empresas que hagan bien su trabajo y a las Administraciones que sean estrictas en el cumplimiento de la ley.
—Esa oposición ¿se podría mitigar aumentando las compensaciones a los propietarios?
—Las empresas hacen lo que les piden las Administraciones. El 80 % del territorio gallego está protegido, es decir, hay que tener mucho cuidado en dónde se ponen los parques, por eso la Xunta ha tumbado 43 proyectos y ha dejado 20 en suspensión. Lo que proponían no valía, en cambio hay 77 favorables de la Xunta más siete del ministerio. La energía eólica está creciendo conforme a la ley. Demonizar un parque eólico solo nos lleva a la parálisis.
—¿El despliegue de la eólica es ordenado y suficiente?
—Con los nuevos proyectos se van a instalar en Galicia 2.600 megavatios adicionales, pero el objetivo para el 2030 eran 5.000. Así que es un gran avance, pero hace falta muchísima más eólica. El viento produce el 39 % de la electricidad de Galicia, lo que equivaldría al 55 % de la demanda. Es una tecnología muy importante.
—Entonces, ¿por qué hay esa oposición?
—Creemos que se debe a una falta de información. Hay mucho desconocimiento, por eso estamos preparando varias visitas al territorio, nos vamos a reunir con los vecinos sobre todo en aquellos lugares donde hay más reticencias, les vamos a contar cómo es la experiencia en los pueblos que ya tienen parques. Hay un montón de ejemplos que queremos que conozca la gente de municipios que han llegado a triplicar sus presupuestos anuales y cómo se han hecho mejoras sociales. Uno ha construido un centro de la tercera edad y ha dado empleo a 18 mujeres; otro ha llevado la fibra óptica de alta velocidad a todo el municipio. Es una mejora económica de los territorios, especialmente en la España despoblada, y una tecnología de innovación, de alto valor añadido. España es la segunda potencia europea y la quinta a nivel mundial, hay que motivar el sentido de orgullo y pertenencia, nos tenemos que fijar en países como Dinamarca, donde la gente está orgullosa de sus molinos de viento porque son conscientes de que son la solución. Algunos critican que la eólica transforma el territorio, pero lo que transforma es el paisaje. Los parques tienen que integrarse como lo hicieron las ciudades, los aeropuertos, las autovías... España es el país europeo con mayor biodiversidad y eso hay que preservarlo, ahí no hay discusión, pero el cambio climático avanza: hay 80 municipios gallegos que han visto incrementar su temperatura en más de dos grados. Eso sí que va a transformar el territorio y hay que intentar evitarlo y la única manera es con renovables.
—¿Hay que sacrificar el medio ambiente en aras de combatir el cambio climático?
—No necesariamente. Los parques van a tener que seguir superando las declaraciones de impacto ambiental...
—Bueno, ya no, hay una vía abierta para acelerar la tramitación ambiental de los parques de mayor tamaño... ¿Qué les parece?
—La protección del medio ambiente debe ser prioritaria, hay que tener cuidado con rebajar las protecciones ambientales, aunque las exigencias van a seguir siendo muy estrictas por más que se haya eliminado la declaración de impacto ambiental.
—¿Es Galicia la comunidad más hostil contra la eólica?
—Hay bastante movimiento, lo hay en otras comunidades, pero es normal que en una transformación tan brutal haya oposición, lo entendemos, pero parece que son más de los que son y la sensación es que hay pueblos enteros contra la eólica y eso no es así. La percepción que tenemos, por las encuestas y lo que nos cuentan las organizaciones que forman parte de nuestra plataforma, es que hay un consenso generalizado con que hay que luchar contra el cambio climático y potenciar las energías renovables.
—Claro, salvo que el molino esté pegado a la casa de uno...
—Pegado no puede estar, pero hace falta mucho diálogo social, implicar más a la sociedad, a los territorios. Si existimos es porque creemos que quedan muchas cosas por hacer y mejorar.
—¿Qué debería saber la gente sobre la eólica?
—Que ha evitado la emisión de 29 millones de toneladas de CO2 el año pasado, cuando el total nacional son 270 millones, es una reducción muy importante. Y que rebaja el precio de la electricidad. Hay una relación directa entre el aporte de energía renovable y la factura de la luz. El viento ahorró el año pasado 2.000 millones a los españoles. Va a aumentar la independencia energética: ya no vamos a depender de guerras en Ucrania, ni de gas argelino ni de la geopolítica de los combustibles fósiles. Vamos a depender de la energía que producimos nosotros mismos en nuestro propio territorio.